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MUNDO | 06-12-2017 15:46

Evento inaugural: camino al G-20

NOTICIAS abrió con un desayuno el ciclo de charlas donde se analizará la agenda del G20, el grupo de países que definen el futuro del mundo.

El gobierno argentino se propuso, al asumir la presidencia del G20, una “inserción inteligente” del país en el grupo de Estados más poderosos del mundo. Procurará ser “una nación constructora de puentes”, negociadora de consensos. Tendrá una clara “visión desde el Sur”, pero hará foco en dos temas que hoy quitan el sueño a ese concierto de 19 países desarrollados y emergentes más la Unión Europea (UE): Trabajo y Educación.

“Esta manera de emplear la agenda del G20 muestra a una Argentina integrándose al mundo. Y que pone su agenda a tono con la agenda internacional”, explicó la ex Canciller argentina Susana Malcorra durante la inauguración del ciclo de encuentros “Camino al G20”, el último 28 de noviembre, cuando esbozó la estrategia del país durante el próximo año en ese foro mundial. Organizado por NOTICIAS, Embajada Abierta y UADE, con el apoyo de Corporación América, Telefónica, TNG y Fundación Banco Ciudad, el ciclo se extenderá hasta noviembre de 2018.

Hito. "Será un antes y un después para nuestro país", festejó el presidente Mauricio Macri en el Centro Cultural Kirchner el viernes, al dar por inaugurado el año argentino en el G20. La importancia y magnitud del evento son contundentes. En conjunto, los miembros del Grupo representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75% del comercio internacional.

De las reuniones también participarán dos países invitados por la Argentina: Chile y Países Bajos. Y organizaciones internacionales socias como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la Comunidad del Caribe (Caricom) y la Unión Africana. Además, funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional (FMI), de Naciones Unidas (NU), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África.

“Es una buena oportunidad para la Argentina, aun más que para otros países que organizaron esta Cumbre luego de la cual siempre tuvieron un impulso en su comercio. Estamos encantados de promover esta serie de eventos”, destacó Jorge Fontevecchia, CEO de Perfil Network, al abrir la mesa de debate.

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Workshop. El encuentro inicial del programa anual de reuniones se desarrolló en el Alvear Icon Hotel, en Puerto Madero, bajo la consigna “La pulseada comercial: Argentina recibe a la Organización Mundial del Comercio (OMC)”. El desayuno, que comenzó en forma puntual a las 9.30, se extendió durante dos horas y contó con la presencia de políticos, embajadores, economistas, funcionarios y analistas internacionales, que tuvieron la oportunidad de hacer preguntas a la ex ministra de Relaciones Exteriores de Macri y organizadora de la próxima cumbre de la OMC.

Precisamente, la agenda argentina en el G20 tendrá un desafío adicional para la administración nacional, ya que desde el 10 de diciembre el país liderará también la XI Conferencia de la OMC, una situación inédita en la historia de estos dos organismos internacionales.

Acompañaron a Malcorra durante la exposición, además de Fontevecchia, los presidentes de la Fundación Embajada Abierta, Jorge Arguello, y de la UADE, Héctor Masoero. Bajo el techo vidriado del salón restaurante del Alvear Icon, donde el desayuno primaveral incluyó arándanos, sandías y mini croissants, escucharon con atención, entre otros, los embajadores de Chile (José Viera Gallo), Alemania (Jurgen Mertens), Brasil (Sergio Danese), Reino Unido (Mark Kent), Japón (Noriteru Fukushima)y México (Mabel Gómez Oliver), el encargado de Negocios de la Embajada de EE.UU (Thomas Cooney), y la representante de la embajada de Finlandia (Lise Jacobsen). Además, el empresario Santiago Soldati –que compartió la mesa con el sacerdote Guillermo Marcó–, el ex presidente del Bank Boston Manuel Sacerdote y el senador Juan Manuel Abal Medina. En la mesa frente a Malcorra, se ubicaron el sherpa Pedro Raúl Villagra –sherpa de Argentina en el G20 (ver recuadro)-, el titular del Banco Nación, Javier González Fraga, el diputado de Cambiemos Eduardo Amadeo, y Félix Peña, del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC y padre de Marcos, jefe de Gabinete de Ministros de la Nación.

“Realmente me agrada ser parte de este desayuno en el cual se lanza una asociatividad basada en algo que no siempre es carácterístico de los argentinos, que es el de sumarnos o asociarnos. Y me parece que este es el momento del cambio que estamos intentando introducir. En muchos aspectos, debería tener esta calidad, esta actualidad. Sobre todo, por lo que tenemos por delante y por lo que hace al G20 y a la OMC”, introdujo Malcorra al referirse al rol de la Argentina en el principal foro mundial para la cooperación económica, financiera y política, y al organismo que reglamenta el comercio global.

Instancias. La agenda argentina del G20 en 2018 será amplia. Incluirá más de 50 reuniones de funcionarios de distintos rangos que tratarán temas como economía, finanzas, empleo, educación, energía y agricultura, entre otros. Esas reuniones, en las que participarán alrededor de 20.000 funcionarios, se realizarán en diez provincias a partir del 1° de diciembre. A fines de 2018, se realizará la Cumbre de Líderes: los jefes de Estado y Gobierno más importantes del mundo firmarán en la ciudad de Buenos Aires un documento de trabajo final.

Como ejemplo de ese espítiru asociativista y multilateral que la Argentina pregona para el G20, Malcorra destacó la cooperación de las diversas naciones en la búsqueda del submarino ARA San Juan, perdido desde mediados de noviembre con 44 tripulantes. Pero principalmente de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, que detectó la explosión hidroacústica que podría ayudar a encontrar el submarino.

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“Tengámoslo presente cuando se rechaza el multilateralismo, con todas sus imperfecciones. Se pierde de vista que hay muchas cosas que sólo se pueden hacer si todos nos sumamos”, consideró la ex jefa de Gabinete del Secretario General de la ONU.

Malcorra contó que, a inicios del 2016, comenzó a diseñar junto con el presidente Macri, la concepción de la inserción inteligente de la Argentina de hoy. “No es trivial el haber hablado de una inserción inteligente, siempre creímos que era muy importante hacer un esfuerzo y hacer una inversión para reinsertarnos, pero también creímos que no era la idea de insertarnos a cualquier manera y a cualquier costo. Teníamos que hacerlo de manera inteligente desde la perspectiva de lo que nuestras fortalezas y nuestras debilidades, porque a partir de ello uno puede sentarse a negociar un diálogo con todos, siendo muy realistas y muy conscientes de qué se puede ganar, y qué se puede perder en cada uno de estos intercambios que existen”.

Y agregó que esa idea de inserción inteligente en el mundo llevó al Gobierno a desarrollar un programa muy agresivo de comunicación con todos los países, con todas las regiones. Y como parte de eso, a jugar con la idea de proponer a la Argentina como sede de la Conferencia de la OMC y para la presidencia del G20. “Jamás en nuestros sueños más ambiciosos se me ocurrió que se dieran las dos responsabilidades”, expresó.

Negocios. Malcorra destacó que la primera cuestión de valor que tiene este doble desafío del Gobierno es que puede trabajar en la agenda del G20 teniendo el privilegio de intervenir en las negociaciones de comercio desde bien adentro, desde la responsabilidad de la presidencia, lo cual da la oportunidad de vincular temas que de otra manera serían muy difícil de vincular.

“El poder hilvanar un hilo conductor entre la responsabilidad que tenemos en la OMC y la que tenemos en el G20, el poder hilvanar estas dos agendas, el poder conectar lo que hacemos, lo que decimos, cómo lo hacemos y cómo lo decimos, es un elemento muy importante que la Argentina tiene que maximizar en su propio rédito. Pero sobre todo tiene que maximizar en lo que yo creo y siempre lo digo, que es una de las grandes oportunidades que tenemos, que es la de volver a esa Argentina gran constructora de puentes”, se entusiasmó. La ex Canciller reconoció que Argentina no es un país en el peso relativo del mundo que pueda imponer cosas. Pero recordó que ha tenido históricamente un enorme valor agregado por esa capacidad de conectar a las visiones y de establecer puentes hacia soluciones.

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Malcorra indicó que la OMC vive momentos de riesgo como asociación. “Uno de los posibles riesgos que tiene es la implosión. Pero yo tengo que serles muy sincera, no creo que la situación llegue a eso”, vaticinó. La ex funcionaria remarcó el rol de la OMC como ente repositorio de reglas que permiten mecanismos de comercio, y a partir de estos, llegar a acuerdos como el que llevan adelante la UE y el Mercosur. “Nuestra primera responsabilidad como Argentina es que esta conferencia termine con una OMC fortalecida, estamos trabajando mucho en eso y estoy convencida que así va a ser”, agregó.

En relación con el G20, consideró que también la Argentina asume la presidencia del bloque en una situación compleja, pero que el primer logro del Gobierno fue la forma en que estableció la agenda. “En lugar de girar alrededor de la globalización, decidió que se centrará en lo que a todos nos preocupa, que es el Trabajo. Es un tema que une mucho más de lo que desune, porque los países más desarrollados y los menos están ocupados por el mismo tema. Es decir, entramos a la globalización por la puerta de atrás, la puerta del Trabajo”, resumió.

Completó que el segundo tema clave de la agenda argentina en el G20 será la cuestión de la Educación. “No sólo es un tema que es importante para nosotros. Es importante para casi todos los países del mundo, porque no tienen desarrolladas políticas para hacer un reequipamiento educativo de la gente, cuyo trabajo de hoy empieza a no existir más. Esto muestra a una Argentina posicionándose con la idea de construir puentes complejos, difíciles, tratando de evitar la confrontación. Para pensar en aquellos que están afuera del sistema y que si no logramos integrarlos, no solamente vamos a tener enormes divisiones sociales, vamos a tener sin lugar a dudas grandes problemas de seguridad en el mundo. Y por último, muestra una Argentina que va a tener una visión desde el Sur, que es muy importante”, dijo al finalizar su exposición.

Debate. En la ronda de preguntas por parte de los invitados, Arguello hizo hincapié en ese “salto al Sur” que puede significar para el G20 la presidencia argentina. Y destacó la presencia en la primera edición del Ciclo de Encuentros “Camino al G20” de la embajadora de México, Mabel Gómez Oliver, y de Brasil, Sérgio Danese. “Me gustaría pedirte Susana, alguna reflexión sobre la agenda que América latina puede proponerse o agregar la agenda global del G20”, dijo.

Al respecto, Malcorra mencionó tres temas que sopesa relevantes: la inclusión de la subregión Caribe a la discusión, la problemática de la migración interna en América latina que tiene a México como país receptor intermedio y la baja integración comercial de la región. “Que la excusa del G20 nos sirva también para poner el foco en estas cuestiones”, alentó.

A su turno, González Fraga, preguntó si en el G20 abarcará las cuestiones de la inclusión social y financiera. “¿Hay espacio en el G20 para cubrir estos temas?”, interrogó el presidente de Banco Nación.

“El G20 por suerte no está tan pautado en su puerta de discusión. Entonces uno puede empujar y probar hasta dónde llegan los límites. Obviamente nadie quiere romper las cosas, pero hasta dónde podemos lograr avanzar en esta cuestión, es algo que hay que poner sobre la mesa. Esto también incluye la cuestión de los bancos en los paraísos fiscales”, respondió Malcorra.

El sacerdote Marcó planteó el problema de falta de diálogo, en particular interreligioso, que existe en el mundo. “Soy una convencida de que el tema de la convivencia y el diálogo interreligioso en Argentina es un ejemplo. Quizás es un modelo que puede servir en el mundo. Nuestra visión del otro en cuanto a la diferencia cultural es muy especial”, respondió Malcorra.

Ante una consulta del embajador de Japón, Noriteru Fukushima, Malcorra ponderó el rol de la discusión política en las negociaciones, por encima de los tecnicismos. “Muchas veces los representantes terminan enredados en discusiones puramente técnicas, en cuestiones que son 100 por ciento políticas. Y cuánto eso hace que se pierda la riqueza y la capacidad de llegar a un resultado en la negociación”, planteó la ex Canciller.

Por su parte, Peña planteó hasta qué punto es posible imaginar a la OMC como una empresa del G20, en el tema particularmente de la redefinición de algunas reglas de juego. Malcorra consideró que habrá que observar el espíritu en que se desarrolla la conferencia del G20 para ver si es factible una apertura hacia integrar elementos que surjan de la OMC.

Malcorra agregó sobre el final un aspecto que considera “muy serio” en la OMC: la falta de narrativa del organismo. “Es parte responsabilidad de la OMC, porque no tener esa visión política no le permite generar una historia de lo que OMC hace. Ha generado un crecimiento de la economía del mundo, y una potenciación. Una de las aspiraciones es iniciar una narrativa en Buenos Aires”, dijo.

El primer Ciclo de encuentros fue cerrado por Masoero, presidente de la UADE, quien destacó la organización de los debates y ponderó el problema de la Educación, la Tecnología y los trabajos del futuro.

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por Juan Manuel Cocco

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