Friday 29 de March, 2024

SALUD | 12-12-2017 15:06

Polémica por la píldora espía

Un remedio contiene un chip e informa al médico cuándo fue ingerido por el paciente.

La era de la píldora digital ha llegado. La agencia reguladora de medicamentos de los Estados Unidos, la FDA, acaba de aprobar un comprimido que lleva en su interior un sensor capaz de informar a los médicos si el paciente tomó el remedio, y cuándo. El chip tiene el tamaño de un grano de arena. Está hecho de magnesio, cobre y silicio, minerales comunes en los alimentos. Comienza a funcionar entre los treinta minutos y las dos horas de haber sido ingerido y, después de eso, es naturalmente absorbido por el organismo.

Desarrollado por la empresa especializada en productos tecnológicos para el área de la salud Proteus Digital Health, en conjunto con el laboratorio japonés Otsuka, la píldora con aires de ciencia ficción es la versión moderna de uno de los antipsicóticos más consumidos del mundo, el aripiprazol. Los psiquiatras lo indican para tratar la esquizofrenia, aunque también es utilizado en casos de depresión severa y trastorno bipolar.

El mecanismo del Abilify MyCite (tanto nombre para algo tan minúsculo) es simple e ingenioso a la vez, y permite a los médicos controlar los horarios exactos en los que fue tomado el medicamento y la dosis administrada. Quienes están a favor de la píldora inteligente aducen que en el caso de los trastornos mentales el control de la medicación es fundamental y que los pacientes suelen tener poca adherencia a los tratamientos. De los 21 millones de personas que tienen esquizofrenia en el mundo, solo tres de cada diez adhieren a los tratamientos.

Funcionamiento

El aripiprazol digitalizado transporta un sensor que mide 1 milímetro por 1 milímetro por 0,3 milímetros (como el grano de arena mencionado antes). Apenas entra en contacto con el líquido estomacal, el chip comienza a funcionar y emite pulsos eléctricos hacia un parche que va colocado en el lado izquierdo del tórax del paciente.

Las señales emitidas informa los horarios exactos en los que fue tomado el remedio y luego el parche transmite esa información por medio de radiofrecuencia a un aplicativo que se instala en un smartphone.

Los optimistas argumentan que si los médicos tuviesen acceso a la información de todos los enfermos del planeta, sería posible reducir la mortalidad mundial en un 20%. Y que además bajaría el desperdicio de medicamentos.

Pero el uso de un recurso que rastrea el cuerpo humano de manera interna también plantea dudas de tipo moral. Aún cuando el uso de la píldora inteligente solo puede emplearse con el consentimiento del enfermo, la realidad es que en la era de internet la circulación de esa información no siempre puede estar completamente asegurada. ¿Hasta dónde llega el derecho de un tercero, sea un médico o un familiar, de tener acceso a información tan íntima de una persona?

La aprobación estipula que la píldora tenga una venta controlada: no está permitida para ser usada en niños y ancianos, dado que son los pacientes más vulnerables. En principio, su lanzamiento está previsto para mediados del año 2018.

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