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CULTURA | 08-02-2018 10:54

Juan Forn, el "Newman boy" rebelde

El escritor recuerda sus años de dura convivencia escolar con el actual Presidente y su entorno. “Macri siempre me pareció un bobi”, dice.

Son las siete y media de una mañana porteña, y el sol de marzo irrumpe sin pedir permiso en el patio del colegio donde se educa la elite. Juan Forn, como todos los amaneceres, entra al instituto media hora antes del inicio de las clases para gastar las suelas de sus zapatos pateando una pelota de trapo. Forn aún no es un reconocido escritor, no revolucionó todavía el mundo editorial desde adentro, y ni siquiera fundó el prestigioso suplemento Radar en Página 12, sino que apenas es un chico ruludo que arranca cuarto grado en el Cardenal Newman y que se sorprende, como la mayoría de sus compañeros, al ver cinco bolsos de la compañía de vuelos Alitalia contra una pared. “Son de un pibe nuevo, se llama Macri”, lo despabila un amigo. Desde entonces y durante casi una década, el responsable de Rara Avis, la nueva apuesta de Tusquets –una colección de libros inéditos y con futuro prometedor- crecerá, se codeará y, desencantado, quemará puentes con parte del jet set que hoy gobierna la Argentina, desde el Presidente hasta Nicolás Caputo, José Torello o Pablo Clusellas. “Kurt Vonnegut escribió que es la peor pesadilla: despertarte una mañana y descubrir que tus compañeros de escuela manejan el país” dice Forn, autor de “La balada de Mauri y los Newman boys”, el texto crítico escrito por uno de sus alumnos más duro, desde su refugio en Villa Gesell.

Noticias: Macri, en el libro de Laura Di Marco, le contesta a tu nota, dice que “viviste mal todos esos años”.

Juan Forn: Mentira (risas), pero lo que sí les parecía era que era un raro, rebelde. ¡Si jugaba en el equipo de fútbol de Macri! Macri era suplente, entraba cuando los partidos estaban definidos. Hasta que salí del Newman vivía en una burbuja. A los 15 me gustaba el rock, empezaba a escribir poesía, quería rebelarme.

Noticias: ¿Cómo era ese joven Macri?

Forn: Era lo más parecido a un Newman boy, como Larreta, que parece un Newman boy nabo. Uno de los compañeros de Macri decía “Mauricio es un pelotudo, pero siempre logra lo que se propone”. Es verdad: cuando quiso ser amigo de los chetos, cuando se quiso casar con Ivonne Bordeau… todos los movimientos de aceptación que se propuso los logró. Responde más al mundo Newman que a su padre. A mí siempre me pareció un bobi Macri. Fabián Rodríguez Simón, hoy abogado de Macri, fue el que más máquina me dio para que publique la nota. “Pepín” se burlaba de los Newman boys, era muy crítico de la incultura de la clase alta, aunque uego cambió.

Noticias: Usted fue el único ex alumno que se animó a hacer públicas sus críticas.

Forn: Igual no caigo tan mal en el Newman dentro de todo, saben que soy un fumón de playa (risas). El mismo día que salió publicada la nota me llama Torello (NdR: jefe de asesores del Gobierno), y me dice “estoy en un 70% de acuerdo con tu nota”. A mí no me parecía mal tipo, solo híper básico, pero desde los 18 no lo vi más. Le digo “si estuvieras 70% de acuerdo serías otra persona”. Ese día me dijeron que Mauricio quería tener una reunión con gente de la cultura, y les dije que “si Mauricio quiere hablar decile que voy con un grabador prendido”. Nunca se hizo.

Noticias: Y hoy es Presidente.

Forn: Es bravo eso (risas). A lo mejor a todos le pasa: el tipo que fue compañero de Clinton dice “como va a ser Presidente si cuando cursaba conmigo se comía los mocos”. Para mí, a la distancia, el Newman se fue convirtiendo cada vez más en sinónimo de mediocridad. Ningún Newman boy cree que es un Newman boy: nadie cree que es tan boludo como el estereotipo. Una de las cosas de las que más me burlaba era que para ellos alguien que no fue al Newman es un extraño. Un día me llama el mejor amigo de la primaria de Macri, Enrique Monpelat, y me dice (exagera la voz) “quería decirte que voy a publicar un libro y me gustaría que lo prologaras”. “Pasaron treinta y tres años de la última vez que te vi, para mí sos un extraño. ¿A vos no te parezco un extraño?”, le contesto. Y me dice: “No, si fuimos juntos al colegio”.

Presente

Forn se mudó a Gesell a principios del milenio, aquejado por una pancreatitis que casi lo manda bajo tierra. “Me sacaron todo lo que me gustaba: el diario, escribir de noche, fumar cuarenta cigarrillos, tomar la droga que ande por ahí. Aunque nada me costó tanto como dejar el fútbol”, dice el fundador de Radar, el suplemento que revolucionó el mercado cultural desde un recién nacido Página 12. “Se acaba ese diario y quedo como un dinosaurio”, dice quien estuvo gran parte de los noventa como uno de los líderes de Editorial Planeta.

Noticias: Ahora volvió al mundo editorial.

Forn: Ahí también soy un dinosaurio (risas). Volví porque Planeta me ofreció un paraguas protector: publicar cinco o seis libros al año -todos me encantan-, los prologo y salgo a defenderlos en los medios. Yo no daba notas por mis libros, tenía los huevos al plato. Son todos libros diversos, raros, están buenos: con los años aprendí a hacer productos de buena factura. Son libros que se leen fácil, emocionantes, que por H o por B no se publicaban.

Noticias: Su última novela es del 2007. ¿Este trabajo no le da ganas de volver a escribir?

Forn: Todos los días estoy esperando que me caiga algo de arriba.

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