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SOCIEDAD | 15-02-2018 10:27

Caso Pérez Volpin: minuto a minuto de una práxis fatídica

Cómo fueron los últimos minutos de la periodista en la endoscopía. Los médicos a cargo y la desconfianza de los familiares. Claves de la autopsia.

El martes 6 de febrero a las 17.15, Débora Pérez Volpin ingresó al quirófano para hacerse una endoscopía. Se había internado el día anterior en el Sanatorio de la Trinidad por un fuerte dolor abdominal. La dolencia, al parecer, no era nada grave. Menos grave todavía era el procedimiento al que se estaba a punto de someter. El objetivo era simplemente dar con un diagnóstico. Sin embargo, algo falló. Y, una hora después de su ingreso a la sala de operaciones, a las 18.15, los médicos firmaron su acta de defunción. Nadie lo pudo creer. Sus familiares, que aguardaban en la sala de espera, escucharon incrédulos las explicaciones y en la madrugada del día siguiente decidieron presentar una denuncia judicial por homicidio culposo. ¿Qué fue lo que salió mal?, ¿quiénes son los responsables de esta muerte absurda?, ¿se trató de una muerte por causas médicas inevitables o fue consecuencia de una mala praxis? La investigación judicial ya comenzó y la mirada está puesta sobre los dos profesionales médicos que participaron del procedimiento: la anestesista Nélida Inés Puente y el endoscopista Diego Bialolenkier.

NOTICIAS pudo reconstruir el minuto a minuto de esta tarde trágica. Ni bien se hizo pública la noticia del fallecimiento de Pérez Volpin, todo el arco mediático comenzó a preguntarse qué había pasado. Frente a los cuestionamientos de la prensa, las autoridades del Sanatorio de la Trinidad emitieron un brevísimo comunicado que dejó más dudas que certezas. “Durante la realización de dicho procedimiento (una endoscopía digestiva alta) padeció un paro cardiorrespiratorio, que no respondió a las maniobras habituales de reanimación”, decía el texto. Nada explicaba por qué un estudio sencillo resultó mortal. Y, mientras la prensa avanzaba con preguntas, su familia, asesorada por el médico de cabecera de la periodista y legisladora porteña, decidía llevar el asunto a la Justicia.

Minuto a minuto. Todos los amigos y compañeros de trabajo de Pérez Volpin coinciden en un punto: en términos generales y a simple vista, estaba bien de salud. De hecho, en los días previos a la internación, ella y su pareja, el periodista Enrique Sacco, se habían juntado a cenar con un matrimonio amigo. En el último tiempo, incluso, había dado entrevistas a la prensa. Estaba disfrutando de una nueva etapa: después de más de veinte años de periodista, en el 2017 había decidido dar un salto a la política de la mano de Martín Lousteau, con quien ganó una banca en la Legislatura Porteña. “Era pura vitalidad”, cuentan en su entorno.

Por esa razón, nadie se preocupó demasiado cuando contó que se debía someter a una endoscopía. Un día antes del procedimiento había hablado sobre el tema con su amigo Guillermo Lobo, periodista especializado en temas de salud. Nada fuera de lo común.

El martes por la tarde sus familiares fueron a acompañarla. Cuando ingresó al quirófano, quedaron en la sala de espera su marido, su hermana, su madre y sus dos hijos Agustín (19) y Luna (16), producto de su primer matrimonio con Marcelo Funes, un histórico camarógrafo de El Trece. Habían ido hasta La Trinidad para acompañarla.

Sin embargo, una hora más tarde, la anestesista que la había atendido llamó a Sacco y a la hermana de Pérez Volpin para hablar a solas. Estaba junto al endoscopista que había practicado el procedimiento. Los cuatro se encerraron en una habitación y allí los sorprendió la noticia: los médicos contaron que ni bien comenzó el procedimiento, que consiste en inyectar aire para abrir las paredes del esófago para ver qué sucedía, Pérez Volpin de repente dejó de respirar. En términos técnicos, según contaron a NOTICIAS fuentes de la causa, les dijeron que “se produjo una brusca caída en la desaturación de oxígeno”. Y que, además, que fue imposible revertir el cuadro que terminó evolucionando hacia un paro cardíaco.

Según los profesionales, ni bien sonaron las alarmas que indicaron la caída en los niveles de oxígeno, se suspendió la endoscopía y pidieron refuerzos. Las maniobras de reanimación las llevaron adelante médicos de la Unidad de Terapia Intensiva y cardiólogos durante aproximadamente veinte minutos, el tiempo indicado por el protocolo. Nada alcanzó, dijeron los expertos.

Sacco no lo podía creer. La hermana de Pérez Volpin se quebró y durante más de media hora se quedaron en esa habitación sin poder salir de su asombro y dolor. Recién cuando lograron calmarse, fueron a hablar con el resto de la familia. El golpe fue durísimo, sobre todo para la madre, que se descompensó y tuvo que ser internada durante la noche. La noticia fue, sin dudas, un baldazo de agua fría.

La reciente noticia se comenzó a esparcir en menos de una hora. A las 18.25, apenas diez minutos después de que se firmara el acta de defunción, el novio de una empleada de La Trinidad publicó la primera información en Twitter: “Murió Débora Pérez Volpin”, escribió y acompañó el mensaje con un emoticón llorando. La prensa comenzó a intentar chequear la información pero los familiares no atendían los teléfonos: estaban en el sanatorio esperando la llegada de otro hermano de Pérez Volpin y de su ex marido y padre de sus hijos, Marcelo Funes, un histórico camarógrafo de El Trece que se encontraba veraneando en Punta del Este con su actual mujer y que logró llegar de inmediato a Buenos Aires, gracias a que el Grupo Clarín le puso a disposición un avión privado.

Cuando estuvieron todos, los familiares decidieron llamar al médico de cabecera de Pérez Volpin y a dos médicos más. Querían escuchar junto a ellos la versión de la doctora Puente y de Bialolenkier. La reunión transcurrió con calma. Todos escucharon las explicaciones del personal médico. Pero hubo algo que no cerró en esa versión y fue por eso que, a las 4 de la mañana del miércoles 7, la familia decidió hacer la denuncia.

La causa fue caratulada como “Homicidio culposo” y recayó en el Juzgado Criminal y Correccional N° 57, a cargo del juez Gabriel Ghirlanda. La fiscal encargada de la investigación es Nancy Olivieri. En el plano judicial, las acciones comenzaron de inmediato: por orden del magistrado, se le requirió a La Trinidad que entregara la historia clínica de Pérez Volpin, los libros de enfermería, las hojas de guardia y el listado de empleados.

El director y el subdirector del Sanatorio, Eduardo Cavallo y Roberto García Eleisequi, se hicieron cargo de forma personal del asunto ni bien conocieron la noticia. Pusieron a disposición de los familiares una sala para que pudieran estar reunidos y tener privacidad y se juntaron con ellos en varias oportunidades a lo largo de la tarde. De todas maneras, la posición del sanatorio fue fuertemente criticada debido a que sacaron un comunicado corto e inespecífico (ver recuadro).

Sin embargo, no sólo la familia avanzó en la Justicia. Pocos minutos después de que hicieran la denuncia, la anestesista se presentó en la comisaría acompañada de su abogado, Eduardo Gerome, quien trabaja para la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires.

La doctora Puente, que había sido la encargada de comunicarle a la familia lo sucedido y, según le contó a su entorno, se encargó de consolar a la hermana de la periodista, quería ponerse a disposición de la Justicia. Por recomendación de su abogado, se quedó toda la tarde en el Sanatorio a la espera de lo que resolvieran los familiares. “La presentación fue a los efectos de poder demostrar su total ajenidad con el hecho. Se presentó para poder tomar intervención en la autopsia por medio de sus peritos”, explicó el abogado.

Puente, cuentan, estaba destrozada por el fallecimiento de su paciente pero convencida, según su abogado, de que su accionar había sido impecable. Para que estuviera presente en la autopsia designó al perito Carlos Salgueiro.

Su compañero, Bialolenkier, no había designado abogado propio y tampoco había formado parte de la autopsia. Además, en las últimas horas “desapareció” de las redes sociales. Su actitud fue completamente diferente de la de Puente, que si bien prefirió no hablar con la prensa por respeto a la familia, sí hizo llegar su versión de lo sucedido a través de su abogado. Bialolenkier, en cambio, borró todos sus perfiles en Internet, el de Facebook y Linkedin. Su hermetismo aumentaba a medida que crecían las versiones en su contra.

Claves de la autopsia. La información que se dio a conocer en las horas que siguieron a la muerte de Pérez Volpin no conformó a los familiares. La autopsia apuntaba a encontrar la causa concreta de muerte. La observación por parte de los peritos médicos en la Morgue Judicial y los resultados posteriores de los exámenes de laboratorio serán fundamentales para comprender por qué una mujer sana murió en medio de una endoscopía, un procedimiento sencillo.

La anestesista fue la primera en quedar bajo la mira. Sin embargo, su abogado insistió en que la doctora Puente no sale de su asombro. “No se explica qué sucedió”, afirmó Gerome. El hombre descartó de cuajo una de las primeras versiones de lo sucedido, que indicaba que se podría haber cometido un error en el suministro de la anestesia o que hubiera habido una reacción alérgica al producto suministrado. Sin embargo, el abogado explicó a NOTICIAS que en las endoscopías no se utiliza anestesia general sino una sedación fuerte con Propofol, cuyos riesgos -dice- son mínimos. El abogado Gerome confirmó que "no hay elementos que acrediten una mala praxis desde el punto de vista anestesiológico". El 16 se realizarán los estudios de las vísceras.

Otra de las pistas que se buscaban en la autopsia era si el endoscopista había utilizado mal el endoscopio y que el aparato pudiera haber perforado el esófago de la ex periodista. Esto podría haber producido un neumotórax y haber derivado en un paro. Estas versiones surgieron de fuentes allegadas al área de gastroenterología de La Trinidad. Mientras algunos señalaban una interna entre anestesistas y gastroenteorólogos, para otros fue directamente una mala praxis de Bialolenkier. La simple observación de los peritos durante la autopsia resuelve este aspecto.

Además se especuló sobre otras posibles causales de muerte que podrían haber estado relacionadas con un mal diagnóstico original que podrían haber confundido un problema del corazón con un fuerte dolor de estómago. En todo caso, este también habría sido un error del personal médico. Fuentes cercanas a los profesionales que intervinieron en la endoscopía negaron esta posibilidad y dijeron que en la reunión que tuvieron con los familiares les aclararon que Pérez Volpin no tenía ningún problema cardíaco y que lo sabían porque se le había hecho el electrocardiograma correspondiente y previo a una intervención como la que se le iba a practicar.

La versión que recibieron los familiares, que dio cuenta de una brusca caída en la desaturación de oxígeno y que derivó en un paro cardíaco, es también un escenario posible según los expertos consultados. Sin embargo, eso debe probarse. Ese cuadro puede presentarse por problemas respiratorios, cardiovasculares o porque falten en la sangre elementos que transportan el oxígeno. Se llama “hipoxia” y se da cuando el oxígeno baja mucho.

La familia de Pérez Volpin desconfía de lo que sucedió en el quirófano. El periodista y amigo de la víctima Luis Otero, que había estado cerca de ella durante la internación en las horas previas a la endoscopía, manifestó esta sensación: “Las explicaciones que dieron en la clínica no conformaron a los familiares y es probable que esto no termine en una partida de defunción. Van a hacer todas las averiguaciones que tengan que hacer y nosotros los vamos a acompañar. No hay un dato que diga lo que pasó. Fue un paro cardiorrespiratorio. ¿Pero cuál fue la causa? ¿No se puede explicar? Es inaceptable. Al no haber explicaciones, te empezás a hacer preguntas”, expresó. Esas mismas preguntas se hace la Justicia.

Bajo riesgo. Una endoscopía digestiva alta es una técnica que permite visualizar el interior de la porción alta del tubo digestivo (esófago, estómago y duodeno) de una forma directa mediante la introducción de un endoscopio flexible por la boca. El aparato tiene una camarita que obtiene una imagen en tiempo real sobre lo que sucede en el interior del cuerpo. Según los gastroenterólogos consultados por NOTICIAS, es un procedimiento sin altos riesgos. De hecho, las complicaciones son poco frecuentes: menos de 1 cada 1.000 casos. La mortalidad relacionada con estos procedimientos es también muy baja, de aproximadamente el 0,0004%, aumentando con la edad y comorbilidades (las otras enfermedades que pueda tener el paciente).

Estos datos hicieron todavía más increíble la noticia de la muerte de Débora Pérez Volpin. Que una mujer joven, en buen estado general de salud se someta a un estudio simple y que muera generó un altísimo impacto en la opinión pública. No sólo sus colegas de la etapa como periodista y sus nuevos compañeros de la política manifestaron su tristeza sino que en las redes sociales los televidentes publicaron mensajes de lamento por la pérdida de quien condujo, durante doce años, “Arriba argentinos”, el matutino que la hizo conocida para el gran público.

El 2017 había sido un año bisagra para Débora Pérez Volpin: falleció su padre, un médico que había llegado a dirigir el Hospital Fernández y con quien tenía un vínculo especial y, al poco tiempo, decidió abandonar su carrera de periodista para meterse en la política. Esta última decisión, motivada por la pérdida y la necesidad de un cambio, la llevó a ser entrevistada por sus colegas sobre el pasado. En una entrevista le preguntaron sobre la muerte: “Quiero que me recuerden como una buena persona”, respondió.

por Andrea Gentil, Giselle Leclercq

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