Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 18-02-2018 02:50

Ignacio Peña: “Vuelvo loco a Marcos con la innovación”

El hermano techie del jefe de Gabinete cuenta sus proyectos. El futuro y los problemas a solucionar. Apuesta a los jóvenes.

Los innovadores tienen un aura especial. Ven que se está produciendo una revolución y que de no subirse a la ola podría ser catastrófico: sin embargo no suelen parecer angustiados. Todo lo contrario: son pura sonrisa y amabilidad. Y, como un testigo de Jehová, van desperdigando su verdad café tras café, reunión tras reunión. Buscan convencer. Ignacio Peña, el hermano mayor de Marcos, el jefe de Gabinete, es uno de ellos.

Dejó su trabajo de estratega de empresas que hizo por más de una década en Brasil, donde aduce que le estaba yendo extremadamente bien, para volver a su país y tratar de encausarlo hacia donde él cree que está el futuro. Organiza encuentros, asesora compañías, emprende proyectos y convence gente: “Los cambios que enfrentamos dan mucho vértigo, pero lo que hay que hacer no es tratar de evitarlos, porque no se puede, sino subirse a la ola y tratar de surfearla”, argumenta.

Noticias: ¿Cómo explica su trabajo?

Ignacio Peña: Soy economista y tengo dos master. Trabajé 15 años en consultoría estratégica, 13 de ellos en Brasil, donde me fue muy bien. Con eso ahorré plata y como veía al país muy mal, me dediqué a devolver. Y básicamente trabajé gratis, viviendo de mis ahorros que bajaron considerablemente. El año pasado empecé a equilibrar, trabajando en iniciativas pagas: dando charlas, asesorando empresas y organizando cursos. Vengo de hacer un curso con el IAE en Israel, por ejemplo.

Noticias: ¿Cuándo volvió al país?

Peña: En el 2011. Y mi diagnóstico fue que faltaba una visión de largo plazo. Yo había desarrollado esa visión para Brasil con un proyecto grande. Desde el sector privado, le mostramos al Estado que Brasil se podía tornar un polo de inversión y de negocios para América Latina. Y allí vi como, inclusive en un momento de crisis, muchos empresarios y políticos abrían su agenda y pensaban en un proyecto de 20 años de plazo. Cuando volví a Argentina vi el país mal: nadie hablaba con nadie, todos pensaban a cortísimo plazo y no había rumbo. Apostar a materias primas y al viento de cola me parecía que no era seguro, porque creo que el mundo va a ser muy desafiante en los próximos 20 años.

Noticias: ¿Ser hermano de Marcos Peña suele abrir o cerrar puertas?

Peña: Es difícil decir. La realidad es que hice toda mi carrera en Brasil y me fue muy bien sin tener un apellido que me jugara ni a favor ni en contra. Y buena parte de mi trabajo actual es en el exterior. Es una combinación: seguramente abre algunas puertas y cierra otras. Y condiciona mucho. Te exige. El primer punto es que todos los hermanos y toda la familia estamos súper orgullosos del trabajo que está haciendo Marcos y cómo representa los valores familiares. A mí me condiciona de formas imprevisibles. A veces te llama gente que quiere usarte. Al que viene a buscar favores, se lo bloquea enseguida.

Futuro

La próxima meta de Ignacio Peña está puesta en un congreso que organiza para fines de febrero. Una academia para un conjunto de chicos, donde quiere sembrar la semilla de la innovación.

Noticias: ¿Qué es la Academia Exponencial?

Peña: Un programa nacional para chicos de 16 a 25 años y educadores, orientado a mostrarles a ellos las tecnologías que van a cambiar el mundo como biotecnología, nanotecnología, realidad virtual, impresoras 3d y energías renovables. Por otro lado, mostrarles cómo ellos pueden construir y mejorar el futuro. Tenemos oradores como Lino Barañao, Facundo Manes, Daniel Hourcade y Juan José Campanella. Gente que está haciendo cosas interesantes. Son tres días, totalmente gratuito y la idea es básicamente inspirar a los jóvenes. Vamos a tener el apoyo del BID que va a pagar algunos proveedores. Pero todo lo demás proviene de gente que quiere ayudar a los chicos. Es vital la generosidad de la gente: nadie me dijo que no. Cuando escuchaban la consigna, todos querían dar una mano.

Noticias: ¿Cómo ve a Argentina en materia de innovación en comparación con el resto del mundo?

Peña: Con gente muy buena, algunos destaques, sobre todo en economía digital, con los unicornios, por ejemplo. Pero con una economía y un entorno institucional que no favorece este tipo de innovación. En el Global Innovation Index, Argentina está en el puesto 71, en mitad de tabla. Si lo desglosás, vas a ver que en capital humano estamos muy bien y estamos mal en la parte de entorno económico e institucional. La peor calificación es en vínculos del ecosistema: por ejemplo, que los investigadores colaboren con las empresas. En ese sentido estamos entre los 10 peores del mundo. Básicamente en Argentina se resuelve bien lo individual y mal lo colectivo.

Noticias: El argentino es muy creativo, pero no un gran innovador. ¿Se debe a un problema cultural o gubernamental?

Peña: Tenemos definitivamente un pueblo muy creativo e innovador, pero no llegamos al nivel de unir nuestra capacidad de hacer ciencias y la de crear emprendimientos digitales. Argentina en el contexto de América Latina está muy bien ubicado. Tenemos cuatro unicornios, que colectivamente crearon más de 15.000 millones de dólares de valor. Tenemos tres premios Nobel de Ciencia. Esto es a pesar de que tenemos una economía súper adversa. Hicimos un curso con 40 emprendedores del exterior que vinieron a ver cómo es que estos unicornios crearon esas empresas a pesar de que todo les jugaba en contra.

Noticias: ¿En qué factores la economía es adversa?

Peña: En los últimos 15 años, en todo. Inflación y volatilidad cambiaría. La dificultad para crear una empresa y los incentivos para la innovación vienen mejorando. Hay mucho que se puede mejorar. Cuando lo hagamos, podemos dar un salto de valor fenomenal. Tenemos lo más difícil: el talento. Lo demás se soluciona.

Noticias: Usted, siendo un especialista en la materia ¿lo habla con Marcos?

Peña: Lo vuelvo loco a Marcos con la innovación. Me paso todo el día hablándole del tema. Este es un Gobierno que está haciendo lo fundamental y eso ya es mucho. Creo que se está haciendo un salto enorme. Me gustaría que se haga más, que se dé un salto cuántico en algunas dimensiones. Por ejemplo, en cuánto ponemos la innovación en el centro de la agenda. Por ejemplo, se avanzó muchísimo en energía renovable, pero el salto debería ser más ambicioso. Deberíamos estar abriendo los ojos para el potencial que tiene Argentina. Lo mismo en Educación, donde deberíamos producir una revolución, por ejemplo en el porcentaje de gente que termina la Universidad.

Noticias: Sin embargo, los funcionarios le deben contestar que tienen problemas más urgentes.

Peña: Hoy las energías renovables, por ejemplo, son más baratas, generan más empleo, se despliegan más rápido que las energías convencionales. Entonces si pusiéramos más énfasis en electrificar nuestra matriz energética estaríamos generando más empleo, gastando menos plata, corriendo menos riesgo y con menos impacto ambiental. En Australia tenían una crisis por cortes de luz y la resolvieron con baterías de litio. En esta revolución que se viene, todos de alguna manera somos Kodak: somos obsoletos. Lo único que es inhabilitante es la incapacidad de escuchar y de estar abierto a nuevas ideas. Cambiemos tiene una capacidad de escuchar fuera de lo común. Hay que seguir insistiendo con propuestas: algunas ya las han incorporado.

Noticias: Cuando le habla de futuro a un empresario ¿no siente que lo ven como a un loco?

Peña: Absolutamente. Pero cada vez más la gente se da cuenta de que no es tan loco. En el mundo, cada vez más se está hablando de innovación. Las empresas se tornan obsoletas en la medida que los empresarios no hacen nada. Y ven que los otros se están moviendo, de modo que si no te movés estás frito. Te diría que sí voy al extremo, digo las cosas tal cual como las veo, pienso en el largo plazo que es algo que no estamos acostumbrados y eso de alguna forma te pone en el borde de la locura, pero cada vez menos. Vamos a necesitar de todos para hacer los cambios. Necesitamos de una masa crítica de gente y la edad no es un condicionante.

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