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SOCIEDAD | 07-05-2018 01:14

Polémica dieta 2.0: adelgazar por whatsapp

La periodista Fernanda Iglesias bajó 10 kilos con una coach vitual. Riesgos y beneficios de tener la balanza en el teléfono celular.

Ya sea por motivos estéticos o de salud, la búsqueda de soluciones o métodos que ayuden a bajar de peso, puede convertirse para algunos en una obsesión. En este viaje hacia el “cuerpo perfecto” o hacia un cambio de estilo de vida, aparecen muchas opciones, algunas peligrosas, otras saludables, algunas que dan resultados, y muchas que no y con la tecnología, el menú para aquellos hambrientos de ayuda, se amplía. La periodista Fernanda Iglesias compartió orgullosa en su Twitter una foto luciendo su cuerpo y decía: “¡¡¡Bajé diez kilos!!! Si, estoy gritandooo”. Lo que llamó la atención fue su historia: bajó de peso a través de un grupo de whatsapp coordinado por una coach motivacional. Un método polémico que los profesionales desaconsejan. “El mayor riesgo no es el vehículo, sino el método”, dice el médico especialista en nutrición y obesidad, Alberto Cormillot, respecto de una dieta tan estricta en calorías.

En línea. Tras haber pasado un año fuera de la televisión, Fernanda Iglesias aumentó 10 kilos y, cuando quiso volver a su peso, no lo logró. En diciembre compartió en Facebook su frustración y sus ganas de bajar los kilos de más, y le respondió Nora Vera, una periodista de viajes que también es coach. Así se sumó a “Adelguatsapp”, un grupo de Whatsapp que tiene como propósito ayudar a adelgazar y acompañar en el proceso de la dieta. “No soy nutricionista ni psicoanalista, soy una coach natural”, cuenta Nora, que está por certificarse como coach ontológica. Se le ocurrió esta idea, en agosto del 2017, cuando quiso bajar 10 kilos y reunió a un grupo de amigas con el mismo objetivo: “Yo ya había ido a otras clínicas con enfoques interesantes y había logrado bajar de peso, pero luego volví a engordar”, contó. Cuando el método le resultó a ella y a sus amigas, empezaron a compartirlo. Ahora, usa esos conceptos de corte, medida y distancia que adquirió en las clínicas de Máximo Ravenna y Sergio Iribarren y las comparte con las 25 mujeres que tiene divididas en varios grupos de Whatsapp. Son un máximo de 10 personas por grupo y ella se conecta cuatro veces en el día para leer las consultas y conflictos y contestar: “No lo puede hacer cualquiera, los conocimientos que tengo es por haber pasado esta experiencia, necesitas una dedicación, tenes que saber motivar, contener y tener las respuestas para cada situación”, explica la coach. Además de enviar los pesos, fotos de la comida, busca acompañarlas en otros excesos que también se desprenden de la comida.

En un momento en el cada vez hay menos tiempo disponible y se prioriza más lo cómodo, tener una contención antes de romper la dieta al alcance de la mano, parece una opción tentadora. Pero no todos coinciden con eso. “Como nutricionista me parece una irresponsabilidad tratar a pacientes por whatsapp. Es poco ético”, indica la nutricionista Agustina Murcho. Y agrega: “Al paciente se lo atiende en el consultorio. Ahí podés contenerlo. Y si querés hacer grupos, los hacés presenciales, dividiendo a la gente por patología”.

En el caso del grupo al que recurrió Iglesias hay una licenciada en nutrición llamada Florencia Barreiro, convocada por Nora, que arma la dieta y controla mensualmente a los pacientes. Pero la dieta recibió críticas por parte de otros profesionales de la nutrición por ser demasiado restrictiva: son 1.000 calorías por día. Además, se le señaló a Fernanda que era un mensaje peligroso exponer su caso como una “solución milagrosa”. “Mil calorías es una dieta de hambre. Si vos le das al cuerpo mucho menos de lo que necesita, entra en un estado de ahorro. Y un consejo que vi en este método es que si vas a tomar algo con alguien y hay comida que te tienta, tenés que mirar la decoración y no comer. Esos son los consejos que dan los que hacen blogs de anorexia y de bulimia”, explica Murcho.

Para Iglesias “cualquier método sirve si uno tiene decisión” y cuenta que al principio le costó porque tuvo que eliminar las harinas. Luego de los tres meses de dieta estricta, sólo cumpliendo con las cuatro comidas y las cantidades indicadas, ahora se encuentra en un grupo de mantenimiento que consiste en enviar el peso diario.

Nuevas redes. Con la viralización del caso de Fernanda, lo que empezó como un método casero, se está convirtiendo para Nora Vera en un gran emprendimiento. Recibe mails y mensajes de todo el país y ya hay lista de espera para integrar el grupo, lo que la llevó a crear un Instagram: “Hay mucha gente que está sola y se posterga, algunos atacan este método porque lo creen superficial pero no se trata sólo de transformaciones físicas sino de carácter”. Si bien en la potencial masividad que puede adquirir una cuenta de Instagram se pierde el espíritu original de su “adelguatsapp”, porque ya no puede realizar un seguimiento personalizado de tantos casos, piensa hacer talleres de capacitación con el propósito de transmitir esos conocimientos para colaborar con otros que estén en ese camino.

“Estos métodos no pueden reemplazar a un psicólogo y a un nutricionista. El Estado debería tener un rol activo y comunicar lo que es una buena alimentación”, insiste Cormillot.

La presión por encajar con el estereotipo de cuerpo ideal y la necesidad de bajar de peso para llevar una vida saludable convierte a cualquier novedad y posibilidad de mejora en terreno fértil para las personas que buscan ayuda. Como siempre, cada profesional defiende su manual y en el medio quedan aquellas personas que encuentran en la balanza un enemigo íntimo a vencer.

por Mariana Haramburu

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