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POLíTICA | 17-07-2018 12:17

Los miedos oficiales tras dos meses turbulentos

El Gobierno teme la reacción social y del peronismo. La mirada de un ministro desahuciado en un off sin frenos. El recurso de reflotar a CFK.

Un influyente ministro recibe a NOTICIAS fuera de la Casa Rosada para un off the record. Está cansado. Su papel fue muy importante en la administración del cimbronazo político que sobrevino en el Gobierno tras la tormenta financiera. Y si bien el discurso oficial se basa en que “lo peor ya pasó”, las horas tensas continúan. En el momento del encuentro, el martes 29, ocupa la agenda la fallida negociación con el peronismo para frenar la ley anti tarifas, que Macri terminaría por vetar.

El ministro habla con inesperada y alarmante franqueza, y explicita el mar de fondo que sacude al macrismo: “Tengo la responsabilidad de seguir. Es el deber. Pero te juro que me iría. Es desgastante haber perdido tanto tiempo en imponer visiones erradas”.

El cúmulo de pifias los llevó de pensar en el lejano horizonte del 2023 a replantearse si Mauricio Macri sería el mejor candidato para el 2019. El cielo de Cambiemos se cerró de repente y una tormenta, llamada peronismo, amenaza con hacerlos naufragar. “Un paro general de la CGT en época de ajuste es la voz de aura”, dice el ministro que hace catarsis.

“Somos el Gobierno más débil de la historia argentina”, se sincera el funcionario. Y completa: “Con el Fondo Monetario se apuraron, hubo miedo. Pero ese no fue el principal error. El gran error fue avisar antes de tiempo que se iba a vetar la ley”. Con esa insólita movida liberaron a la oposición. Los dejaron jugar gratis sabiendo que no perjudicarían al país votando una ley a todas luces dañina, pero que le harían pagar un alto costo político al Presidente. Antes de que comenzara la sesión del Senado ya se había filtrado el dato de que el secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, tenía confeccionado el veto.

Tanto se había corrido el eje de la discusión, que ya no se trataba de retrotraer las tarifas para aliviar el bolsillo de los usuarios. El miércoles 30, en una sesión que terminó por la madrugada, en el Senado hablaban sólo de poder: “Esto es un mensaje político al Gobierno”, avisó el jefe de bloque peronista, Miguel Ángel Pichetto.

Cinco horas después de la sanción de la ley, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, oficializaba el ya anunciado veto.

“Marcos quedó golpeado, pero se va a reponer”, dicen adentro de la Casa Rosada. Y luego se refieren al otro señalado: el recientemente ascendido a coordinador, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne: “Su rol es una señal para el Fondo, pero en verdad no conduce a nadie. Mirá si los ministros se van a subordinar a este pibe que... todo bien, pero la única autoridad que tiene es que el Presidente lo puso ahí por las presiones”, dicen en la Casa Rosada.

El ministro consultado por NOTICIAS responde: "Todos estamos a tiro de renuncia. Macri se resistió pero entendió que nosotros somos fusibles o el fusible es él. Ahora definen los resultados. El que no anda se va”.

La presión que recibió Macri hizo que diera muestras de apertura. Haber extendido a radicales y peronistas de Cambiemos la mesa chica es un intento desesperado de abrir el abanico que siempre fue puro PRO. Pero hasta sus integrantes saben que es más una pantomima que una realidad. Se dejan usar por el bien de la República. Para llegar sanos y salvos a las próximas elecciones.

Por suerte para el Gobierno empieza el Mundial de Rusia. En la Casa Rosada cuentan los días como los presos para que la opinión pública cambie el eje y se dedique a hablar de Lionel Messi y compañía. “Los mundiales no sirven para ganar elecciones”, aseguran en el entorno del gurú presidencial Jaime Durán Barba. Pero es un recreo. Sonarán las campanas cuando el Gobierno se siente contra las cuerdas. Por eso cuentan los segundos para que termine el round.

Mientras tanto, el ministro concluye: “El Gobierno queda débil ante el Fondo y débil e injusto ante la sociedad. Si esto sale mal, se vienen tiempos peligrosísimos”.

Agrandados. “La política tiene estas cosas. Y en Argentina es fácil reinventarse”, se queja un funcionario tras la rutilante reaparición de Miguel Ángel Pichetto en el centro de la escena. Aún con problemas en su propia provincia, donde no sabe si tendrá lugar para ser reelegido como senador en el 2019, el jefe de bloque del PJ se transformó en un protagonista fundamental. Se reúne con todo el arco opositor y es clave en cada negociación. “Le dimos tanto protagonismo que se da el lujo de cortarnos el teléfono”, dicen en la Casa Rosada. Pichetto se sacó ante su gente: “Estos me llaman, pero después negocian con los gobernadores y hablan directamente con los senadores de mi bloque”. El puenteo lo ofendió.

Tras haber creado la figura de Pichetto, en el Gobierno se avivaron de que habían descuidado su mejor negocio: a Cristina Kirchner. Y, con una frase, Macri la trajo de nuevo al ring: “No se dejen conducir por las locuras que impulsa Cristina”, dijo el Presidente y la ex primera mandataria aceptó la invitación y devolvió gentilezas: “Típico de machirulo”.

“Buscan polarizar, pero están haciendo bastante kirchnerismo”, dicen desde el peronismo dialoguista, donde cada vez se dan más ánimos. Fuera de la polarización juegan a buscar coincidencias entre quienes se ven a sí mismo como dos extremos: Cristina había hecho el plan de luces de bajo consumo, como ahora Macri lanzó el de luces LED. Los precios cuidados siguen. El veto del Presidente, asegurando que si retrotrae las tarifas provocaría un cimbronazo en la economía, usa argumentos similares a los de la ex presidenta cuando frenó el 82% móvil.

Ellos, por lo pronto, se siguen viendo muy distintos. Pero se necesitan mutuamente.

Por lo pronto, Juan Manuel Urtubey ya no oculta sus intenciones presidenciales. Y Sergio Massa, en silencio, se prepara, sobre todo en Economía. El ex intendente de Tigre va, con disciplina de buen alumno, a estudiar a lo de Roberto Lavagna.

Hasta el socialismo santafesino se animó a entrar en la conversación. Un enviado a Capital Federal se reúne con diferentes actores políticos para comenzar a gestar un frente opositor.

Todos tienen la caña de pescar preparada, porque saben que el río está revuelto.

Mientras tanto, la CGT se unía a la Marcha Federal del viernes 1 de junio. La firma de los tres secretarios generales pesó como un yunque para el Gobierno que le teme a la reacción social. El peronismo amenaza. Arrincona con cinismo, con burla, con presiones. Como sabe hacer.

El temor oficial se vuelve más latente y, en la oposición, el miedo se huele.

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