Friday 29 de March, 2024

EMPRESAS Y PROTAGONISTAS | 27-07-2018 18:47

La comida no es basura: una reflexión sobre los hábitos de consumo

En el marco de la activación Misión al Plato, se busca concientizar sobre el desperdicio de los alimentos en las casas.

En los hogares de la ciudad de Buenos Aires se desperdician 9500 toneladas de alimentos por año, según un estudio realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Universidad de Bologna; estadística que equivale a 2,9 kilogramos por habitante. En líneas generales, el mayor desperdicio se da en las frutas, seguido por los lácteos, los panificados y las comidas preparadas.

El número es aún más alarmante en proporción mundial, ya que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) estima que un tercio de los alimentos producidos se desperdician y que un 10% de dicho desperdicio tiene lugar en América Latina.

Bajo el compromiso por reducir la cantidad de ingredientes desechados al cocinar, los chefs Juliana López May y Santiago Macías junto al comediante Agustín Radagast formaron parte de una activación en el foodtruck Misión al Plato montado en la Feria Rural que se podrá visitar hasta el domingo. El objetivo de la acción es comprometer a los visitantes en una cocina responsable mediante a recetas que incluyen ingredientes que usualmente se cree que no son utilizables para la preparación de alimentos. Estos ingredientes se suelen descartar debido a su apariencia, a la poca planificación al hacer las compras, al vencimiento de los alimentos, su deterioro por mala conservación o una preparación inapropiada.

¿Cuáles son las consecuencias para el medioambiente? Por un lado, se producen más residuos dirigidos al relleno sanitario, hecho que libera gas metano, componente de alto grado de contaminación. Pero a su vez, se trata de una cadena de desperdicio que va desde el agua que se utilizó para la extracción de los alimentos -concepto conocido como huella hídrica-, hasta el tiempo, el trabajo y los recursos necesarios para su posterior consumo.

Los visitantes de la exposición se mostraron interesados en aprender e inculcar en su hogar los nuevos hábitos de consumo bajo la premisa de que el desperdicio de alimentos es evitable. Así lo afirman los protagonistas de la proyección, quienes además de interesarse en la temática, buscan incorporar comidas saludables a los platos diarios como frutas y verduras. Algunos de los patrones que se invitan a modificar son el desperdicio en el consumo, la incorrecta conservación de los alimentos, la mala preparación de las comidas e incluso los sobrantes de los platos de restaurantes que no se llevan y son desechados. La propuesta fue de alto impacto y atrajo a múltiples visitantes que aseguran su futura implementación en los hogares.

por Lucila de Hoyos

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