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CULTURA | 05-10-2018 17:09

James Rhodes: el pianista que ama la Argentina

Es el novio de Micaela Breque, ama el choripán y el fútbol de Messi y Maradona, pero es también uno de los grandes pianistas ingleses, que se volvió célebre por su memorias. Allí contaba cómo sobrevivió a un abismo de locura y drogas. Y se salvó.

James Rhodes no es un artista convencional y sus respuestas tienen que ver con eso. Judío, de clase alta, nacido en Londres hace 43 años, se formó como pianista sin seguir los cánones habituales; y buena parte de su aprendizaje lo realizó como autodidacta. Se metió a fuerza de capacidad en el mundo habitualmente estricto de la música clásica, pero sus conciertos rompen también con varias reglas y, en lo formal, por su modo de vestir, por su relación con el público, se parecen mucho más a las de la música popular. “A la hora de armar repertorios, sin dudas pienso solamente en el público y en nadie más. Yo toco lo que amo. Eso es lo que hace divertido todo esto para mí. Cuando me siento a armar un programa, trato de buscar una historia unificadora y adaptar todo a eso: el amor, la felicidad, el dolor o lo que sea. Las obras que elijo son una consecuencia de eso”.

Noticias: ¿Cómo tenemos que llamar a su estilo musical?

James Rhodes: La respuesta puede sonar evasiva, pero la verdad es que yo prefiero que hablemos sencillamente de “música”. Tampoco importa si el autor es Calamaro, Charly García, Mozart o Ginastera. En definitiva, todo el mundo compone con las mismas doce notas.

Noticias: ¿Es antigua entonces la habitual división entre pop, rock, jazz, clásico o tantos otros géneros?

Rhodes: Odio la segregación o las divisiones en la música. Decime vos para qué necesitamos clasificar en tantos géneros diferentes. El único sentido, en definitiva, parece ser el de alentar justamente esa división. Y si vamos particularmente al ambiente de “los clásicos”, es para que parezca un arte elevado; lo que como concepto es una mierda.

Noticias: ¿Por qué las audiencias de la música clásica, mayoritariamente, se rehúsen a aceptar la música creada después de la mitad del siglo XX?

Rhodes: Creo que es muy difícil mejorar lo que ocurrió antes de la década de 1940. De Johann Sebastian Bach a Serguéi Rajmáninov tenemos encapsulada la perfección musical. Entonces, cuando se trabaja sobre los doce sonidos de nuestra escala en igualdad de jerarquías, como en el dodecafonismo, o cuando vamos a lo realizado por Edgar Varese o Arvo Pärt, por citar sólo a un par de compositores, vemos que es muy difícil encontrar el mismo tipo de atractivo. En algún sentido, quizá debería decir que yo también soy culpable de eso porque no los elijo para mis conciertos; tal vez simplemente porque no los entiendo. Pero la verdad es que siempre preferiré a Bach, Beethoven o Brahms por sobre Schönberg o John Cage.

Noticias: ¿Le pasa lo mismo a la hora de elegir qué música escuchar?

Rhodes. Claro. Te repetiría los mismos nombres. Me gustan todos los grandes, de la música clásica pero también de otros géneros: Ben Folds, Charly García (al que conocí gracias a mi novia argentina), Rufus Wainwright, Kendrick Lamar y muchísimos otros.

Presente y pasado. La chica de la que habla es Micaela Breque (29), que fuera antes novia de Andrés Calamaro, a quien conoció el año pasado en Europa y con quien rápidamente se instaló a vivir en su casa de Madrid. Curioso, con un espíritu creativo amplio, Rhodes viaja dando conciertos, tiene varios discos editados y ha incursionado en la televisión a través de la realización de documentales y en la escritura. Sus trabajos más recientes son “Toca el piano: interpreta a Bach en seis semanas” (2016) y “Fugas o la ansiedad de sentirse vivo” (2017), sobre estilo y técnica pianística y musical. Pero fue sin dudas con “Instrumental. Memorias de música, medicina y locura” (2015) que su nombre mereció la atención aún de quienes no sabían nada sobre su carrera. Allí también habla mucho de música, pero lo que sorprendió a todos fueron sus relatos personales sobre abusos que sufrió en la infancia, sus adicciones al alcohol y las drogas, sus intentos de suicidio, la decadencia personal que hasta lo llevó a perder la tenencia de su hijo y su largo y doloroso proceso de recuperación y salida del infierno.

Noticias: ¿Cree que quienes leyeron “Instrumental” están condicionados para escucharlo tocar el piano?

Rhodes: No, no lo creo. Cuando escuchamos música, aumenta el volumen de los sentimientos del oyente y no proyecta el del intérprete. Además, todos han tenido problemas en sus vidas, todos hemos tenido traumas de un tipo u otro, es la condición humana. La diferencia, a lo mejor, es que yo sencillamente lo he contado y eso hace que ahora vos puedas mencionármelo. Pero cuando toco, para el público, soy un pianista como cualquier otro.

Noticias: Lo que parece seguro es que entre la publicación de ese libro y el presente han pasado cosas importantes en su vida.

Rhodes: Claro, pasó muchísimo. Me mudé a otros países. Encontré una novia increíble que es de Lanús. Descubrí un poco más de paz. E incluso dejé de fumar. Estoy tocando mejor, sintiéndome mejor. Aún sigo siendo un poco demasiado mental pero, finalmente y con suerte, daría la sensación de que voy en el camino correcto.

Noticias: ¿Cómo lo ve el “establishment” de la llamada “música clásica”?

Rhodes: No lo sé, pero realmente tampoco me importa. Ese ambiente está lleno de idiotas a los que es muy difícil tomarlos en serio. En tal caso, preferiría que me vieran como alguien que no pertenece a su mundo más cerrado pero que está haciendo lo mejor que puede para compartir esta música increíble. De todos modos, sin eludir a tu pregunta, es probable que sean unos cuantos los que piensen que el idiota soy yo y que no tengo talento.

Noticias: ¿Es un hombre de rutinas?

Rhodes: La verdad es que es todo un poco caótico. Viajo mucho; una cantidad estúpida, casi te diría. Tengo un programa de radio, escribo libros, hago televisión, grabo álbumes y hago conciertos. Entonces, la verdad es que estoy muy ocupado. Y si no tengo ninguna otra ocupación, cuando estoy en mi casa en Madrid, paso 3 o 4 horas al día en el piano, otro gran placer. Mi premisa inicial es cómo puedo hacer para llevar la música a la mayor cantidad de gente posible. Tal vez eso suene un poco evangélico, pero creo que debería ser una buena pregunta para cualquier artista. Me encanta hacer algo creativo y me parece que también es una herramienta útil para tratar varios problemas mentales. En todo eso estoy.

Noticias: Ya que está tan ligado a nuestro país, ¿le interesa particularmente lo que pasa con la música en Argentina?

Rhodes: Pero por supuesto. El tango, sin dudarlo. Carlos Gardel, Alberto Ginastera, Ástor Piazzolla, todos ellos. Amo el talento de pianistas maravillosos como Sergio Tiempo, Martha Argerich o Daniel Barenboim; y eso desde que era muy pequeño.

Noticias: En el sentimiento de algunos argentinos e ingleses sigue habiendo una rivalidad que abarca desde la guerra de Malvinas al gol con la mano de Maradona en el ’86. ¿Cómo se ubica usted frente a eso?

Rhodes: ¿Me estás jodiendo? A lo mejor no soy un inglés como cualquiera. Pero no tengo nada muy interesante para decir sobre todo eso, salvo un “fuck” para Mrs. Thatcher. Sigo considerando como tiempos muy felices los que he pasado en Argentina cada vez que estuve por ahí. Y creeme que el choripán es mucho más agradable que ese “fish and chips” (el pescado con papas fritas) que tenemos nosotros. Y aquello del “handball” de 1986, ya fue, aunque para muchos siga teniendo plena vigencia.

Noticias: Como buen inglés, ¿es futbolero?

Rhodes: Sí sí sí, muchísimo. Veo todos los partidos que puedo y el Mundial me interesa especialmente. Con honestidad, antes de empezar el campeonato suponía que la posibilidad de que el equipo inglés estuviera entre los ocho primeros era imposible. En tal caso, le asignaba a nuestro seleccionado el papel de árbitro triste que venía haciendo últimamente. Por la contraria, suponía que sería un buen mundial para Argentina y que Messi tendría finalmente su gran momento. Pero así es el fútbol.

por Ricardo Salton

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