Friday 29 de March, 2024

NOTICIAS URUGUAY | 02-11-2018 21:00

Danilo Astori: saliendo de escena

El hombre fuerte que no llegará a presidente será recordado, para muchos, como el más importante de la tríada que lideró los tres primeros gobiernos del FA.

Cuando la historia juzgue los primeros 15 años de administración de izquierda en la historia de la política uruguaya dirá que hubo dos presidentes en tres períodos, pero un hombre clave por detrás, sosteniendo todo: Danilo Astori. El razonamiento es del politólogo Daniel Chasquetti e ilustra la relevancia del líder de la política económica del país desde 2005, a poco más de un mes de haberse despedido de una aspiración personal que no pudo sumar a su currículum: calzarse la banda presidencial.

Danilo Astori modeló estos 15 años. No se puede pensar en el Uruguay progresista, de izquierda, en el Uruguay de los derechos, sin la economía que sustenta las políticas sociales. Y cuando uno habla de economía y del equipo económico, la figura más importante es Astori”, dijo el senador del Nuevo Espacio, Rafael Michelini, a revista NOTICIAS.

Luego, a la hora de analizar lanzarse a una contienda electoral, el contador evaluó apoyos y “no estaban en la magnitud que se precisaban”, por lo que Michelini compartió la decisión del líder de Asamblea Uruguay y la alianza Frente Líber Seregni (FLS). No fue el caso del diputado Jorge Pozzi, que no compartió la decisión de Astori y se lo hizo saber. “No estuve de acuerdo. Me parecía que él debía presentarse y ser precandidato del FA. Era una cosa necesaria para la fuerza política. Pero la persona tiene que estar decidida, y si no está decidida, no se puede contra eso”, agregó el diputado nuevoespacista.

Por su parte, la senadora Daniela Paysée, que era independiente como Astori hasta que éste formó Asamblea Uruguay (AU) en el 94, tiene un matiz: Astori “no se bajó de su precandidatura” porque ésta nunca llegó a concretarse, sino que desistió de la idea de lanzarla. Y tampoco cree que llegar a presidente haya sido “la gran ambición” de Astori. “Su gran aspiración política fue siempre la enorme vocación de servicio dedicada al país. Para mí, ese es el fundamento de su vida”, agregó Paysée en su despacho. De inmediato replicó las prioridades de Danilo Astori (y lo repetiría tres veces en la charla para que quede claro): primero el país, después el Frente Amplio, tercero su sector, cuarto, sus aspiraciones personales. “Así piensa siempre Danilo”.

En algo coincidieron todos los entrevistados para esta nota. Su principal virtud es también su principal defecto, o por lo menos su talón de Aquiles del que se han aprovechado otros oportunistas: Astori es el más frenteamplista de todos. Y a veces le ha jugado en contra, cuando ha tenido que ceder en pos de la unidad partidaria.

De “tupita” a moderado. Wilson Ferreira Aldunate le decía, con sorna, “el tupita” a Danilo Astori, recuerda Esteban Valenti. El caudillo blanco lo convocó a trabajar junto a él en el Ministerio de Ganadería cuando Astori era un imberbe con aires de intelectual de izquierda. De izquierda radical, o como el propio Astori dice: “de posiciones maximalistas”.

El joven contador trabajó con Wilson de los 23 a los 27 años, cuando integró la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (Cide) y también dirigió la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa). Luego realizó un posgrado en Planificación Agropecuaria, y estudió en la Cepal de Chile junto al líder de la corriente estructuralista en América Latina, Raúl Prebisch, quien pretendía recuperar el equilibrio estructural del continente para que sorteara las carencias del subdesarrollo.

Con 32 años Astori llegó a dirigir la Facultad de Ciencias Económicas como el decano más joven de la historia de la Udelar, y llegó apuntalado con los votos del 26 de Marzo, otrora movimiento del MLN. “Era radical, filo tupa por así decirlo”, dijo alguna vez Leonardo Nicolini, exintegrante de Asamblea Uruguay hasta 1997. Astori había integrado la Izquierda Democrática Independiente (IDI), un conglomerado que sucedió a la GAU (Grupo de Acción Unificadora).

Pero se cayó el Muro de Berlín en noviembre de 1989 y con él se derrumbó el socialismo real. “Danilo había viajado a la Unión Soviética antes de la caída del Muro, y a la vuelta se fue a ver a La Falta. Estábamos terminando de ensayar antes de subir al escenario, y me dice: ‘Flaco, está bravo allá; está bravo en serio’, como diciendo ‘esto no va por acá’”, recordó Raúl Castro, director de Falta y Resto, en diálogo con este cronista para el suplemento Qué Pasa de El País en agosto de 2008.

El propio Astori confesó que el hecho simbólico de la caída del Muro de Berlín tuvo mucho que ver en su viraje político. “Soy un hombre de izquierda que quiere cambiar el mundo, pero que ha aprendido que para cambiar el mundo hay que dejar que el mundo entre en nosotros”, dijo. La frase remite a la película “Nos habíamos amado tanto” de Ettore Scola, la historia de un conjunto de personajes de izquierda. En el film, Vittorio De Sicca, cineasta del neorrealismo italiano que Astori admira, pronuncia la frase: “Queríamos cambiar el mundo, y el mundo nos cambió a nosotros”. Astori, que sabe que el enunciado tiene algo de Marx, recuerda esa cita con cierta frecuencia.

El mundo lo cambió, justo cuando llegaba al Parlamento como senador, a caballo de la 1001, la lista comunista que amplificó el Profesor Paradoja, la más votada del FA en las elecciones de 1989 con casi 200.000 votos (196.046, en rigor).

Si trabajar junto a Wilson Ferreira fue fermental, acompañar al general Líber Seregni lo definió para el resto de su carrera política. Aunque el diputado del Partido Independiente Iván Posada, entiende que no haber apoyado a Seregni cuando se definía la reforma constitucional del 96 en la pulseada que éste tuvo con Tabaré Vázquez lo marcó de cara a su futuro electoral. “Astori perdió una oportunidad histórica en ese momento”, opina Posada. En 1995 se negoció una reforma constitucional que incluía el balotaje, agregaba las internas e introducía los candidatos únicos por partido. “Habíamos participado todos los partidos, inclusive el FA, con Seregni a la cabeza. Vázquez a último momento cambia su postura y se declara en contra, por lo que se da un enfrentamiento con Seregni, que era el presidente del FA. Ahí Astori perdió la batalla política, porque él tendría que haberle dado un respaldo a Seregni. Tendría que haber dicho claramente: ‘Seregni no se puede ir, en todo caso el que se tiene que ir es Vázquez’. Esa jugada política entrona a Vázquez y creo que sepulta definitivamente a Astori para el resto de las oportunidades en materia política”, sentencia el diputado del PI, analizando aquella maniobra en perspectiva.

El cortocircuito de Astori con Vázquez se ampliaría en las internas de 1999, cuando el economista decidió desafiar la candidatura oficial en las elecciones internas.

Vos sos de los míos. En ese mismo 99 Vázquez y Astori zurcieron sus diferencias de cara al balotaje con Jorge Batlle. Valenti recuerda que en un enorme club de la peatonal Bacacay en Ciudad Vieja, Vázquez anunció que Astori sería su ministro de Economía en caso de ganar las elecciones. “Se había lanzado una ofensiva contra nosotros por el Impuesto a la Renta que había pergeñado (Daniel) Olesker”, comenta Valenti. Ya en ese 1999, Vázquez apelaba a Danilo Astori para dar una señal. “Daba tranquilidad, había demostrado una actitud y un discurso en temas económicos que calmaba a la gente”, analizó Valenti en su oficina de Uypress de Ciudad Vieja.

Ganó Batlle y se sabe lo que vino después. A fines de 2003, cuando Vázquez y gran parte del FA pedían que el país declarara el “default” y querían quemar la pradera, fue Astori quien se opuso y apoyó la salida que Batlle y Alejandro Atchugarry le habían encontrado a la crisis: pedirle ayuda económica a los Estados Unidos de George Walker Bush. “Hay que reconocerle a Astori su apego a la República y su rol en ese momento durante la crisis”, marcaron los diputados Iván Posada (PI) y el nacionalista Pablo Abdala.

En julio de 2004 el entonces presidenciable Tabaré Vázquez realizó una gira por España, Alemania y Estados Unidos. Tenía una finalidad: tranquilizar a los organismos internacionales de crédito ante un eventual (e inminente) triunfo de la izquierda en Uruguay. Astori fue invitado a esa delegación viajera a último momento. Es sabido que el viernes 9 y en pleno avión de Frankfurt a Washington, Vázquez se acercó al asiento de Astori y le dijo dos cosas: le anunció que él sería su ministro de Economía y Finanzas en caso de ganar, pero fue más lejos, Vázquez le auguró que si ganaba las elecciones, le encantaría que fuese él quien lo sucediera en 2010.

En julio de 2009, nuevamente en gira por el exterior, el presidente Vázquez -terminando su primer mandato- exteriorizó una expresión de deseo: quería una fórmula Astori-Mujica, en ese orden, para el Frente Amplio.

Pero una neumonía tuvo a maltraer a Astori en las semanas previas a las internas -”tuvimos que hacer la campaña solos, afuera, sin él, incluso otros leían discursos que él escribía en cama”, repasa Valenti- y es sabido que Mujica fue quien sucedió a Vázquez.

Astori, quien había dicho que competía para ganar y no aceptaría ser vice de Mujica, demostró que sí tenía marcha atrás y posó para una foto con el Pepe con una sonrisa tipo Mona Lisa. Fue su vicepresidente, mientras en Economía y el Banco Central estaban sus apadrinados, Fernando Lorenzo y Mario Bergara, curiosamente ninguno afiliado a Asamblea Uruguay. “Durante el mandato de Mujica no sólo hubo dos equipos económicos, hubo dos cajas, que es peor”, afirma Valenti.

Con la nueva victoria de Vázquez en 2014, Astori volvió a ocupar el timonel de la economía. Hoy no las tiene todas consigo. La calificadora Fitch le sacó tarjeta amarilla -modificó de “estable” a “negativa” la perspectiva de Uruguay- a riesgo de perder el grado inversor, el déficit fiscal trepó al 4% y se perdieron 55.000 puestos de trabajo. Con este panorama y cuando ya se siente olor a campaña electoral, el 20 de setiembre Astori anunció que no sería precandidato del FA en 2019 porque se sentía más útil en el Ministerio de Economía y porque “no tenía los apoyos” necesarios para lanzarse.

Por razones “de la biología”, al decir de Vázquez, da la impresión de que Astori se despidió para siempre de su anhelo de llegar a ser presidente. Pero le queda un año para mejorar los preocupantes indicadores económicos del país.

El politólogo Chasquetti está convencido que la historia lo juzgará muy bien a Astori. “Será recordado muy bien, sobre todo como muy frenteamplista. Su perfil se va a ir ajustando al del traicionado, al de un perdedor al que siempre le hicieron algo para que no llegue a presidente. Mujica, que hoy vive un esplendor, en cambio, no será bien recordado con el tiempo. Con el tiempo la imagen de Mujica se va achicar, y la de Astori va a crecer. Ya vas a ver”.

por César Bianchi

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