La proximidad de la temporada veraniega acelera el pulso de los balnearios. Los pueblos y ciudades florecen abruptamente con la canícula propia del ocaso anual para darnos lo mejor de sí. El sol luce generoso, el oleaje del mar llega para llevarse las rutinas y los locales gastronómicos reciben los productos de temporada para renovar sus cartas y amenizar paladares ávidos de disfrutar -un año más- de los placeres de la buena mesa. De entre la generosa, amplia y variada oferta gastronómica de Punta del Este y sus alrededores, NOTICIAS ha confeccionado una acotada selección que por su extensión no incluye una cantidad de locales de calidad y nivel que sin lugar a dudas merecen la pena visitar.
Macachín: Cocina nativa y experimental. Adrián Orio y Mariela Risotto -cocinero él, sommelier ella- conforman el equipo al gobierno de Macachín, un pequeño restaurante de modesta apariencia y gran personalidad que alberga apenas 18 cubiertos en el centro de Maldonado. Orio, cocinero autodidacta, utiliza productos de proximidad: los que ofrece el territorio cada estación y los que él mismo recolecta en sus habituales expediciones campestres. Investigador nato, experimenta con los tesoros de tierra y mar hasta crear platos en los que sobresale el acento local y una medida combinación de texturas y sabores. El resultado: platos sorprendentes para comensales inclinados hacia las nuevas experiencias sensoriales.
El cliente puede optar por un menú de dos o tres pasos. Los platos disponibles varían en función de los productos y la inspiración del día, disponiendo de tres entradas, tres principales y tres postres en carta. En Macachín se pueden encontrar joyas como el cardo con yema curada y jamón de borrego -curado por el propio cocinero- o la tambera a la plancha con remolacha a la sal, budín de puerro, tallos de remolacha rebozados y salsa macachín. El restaurante cuenta con una selección de vinos tan interesante como asequible. El ambiente es familiar, atento y cercano.
Solera: Alegría, vinos y tapas. A escasos metros de la estación de ANCAP en la rotonda de entrada al cotizado balneario de José Ignacio, Soledad Bassini y Fernando Rodríguez han levantado a pulmón su pequeño fortín con un lego de containers. Él, con experiencia en el aluminio, se ocupó de la ingeniería; ella, sommelier, fue la encargada de confeccionar la amplia selección de caldos que compone este almacén de vinos y tapas-bar que incluye servicio a domicilio. El espacio y los dueños invitan a la distensión y al cruce de conversaciones.
El local con barra y un sorteo de mesas -tanto en el interior como en el “deck”- ofrece vinos a precios de vinería y un surtido notable de tapas entre las que destacan la tortilla de papas, la pesca del día, los pimientos del piquillo rellenos con queso de cabra -y un toque de almíbar de quinotos- y la tosta de morcilla con huevo frito de codorniz.
El lugar es ideal para un almuerzo o una cena informal, ir a comprar ese vino que se precisa o dejarse seducir por las sugerencias de la simpática Sole sobre los caldos disponibles para cata.
I´marangatú: Tragos de autor y cocina moderna a pie de playa. El icónico parador ubicado en la parada 7 de La Mansa fue íntegramente restaurado en el año 2017. I´marangatú es hoy un local moderno y chic, que cuenta con espacios y ambientes diferenciados. Con la ubicación perfecta para disfrutar de la puesta de sol, el establecimiento ofrece una amplia carta que abarca desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, con una interesante selección de tragos.
El chef Matías Sanjurjo propone una carta moderna y personal. Versiones revisadas del steak tartar y el pulpo a la gallega conviven con delicias como las mollejas crocantes con paté de morcilla especiada al estilo thai. La pesca del día -fresca y bien tratada- se ofrece en dos versiones. No faltan las pastas ni las carnes, como las sorprendentes “costillitas locas” de cordero, apanadas en mostaza de Dijón, menta, tomillo y limón con puré y tres salsas.
La Bourgogne: Clásica y refinada exquisitez francesa. El restaurante de la familia Bondoux es un chalet de estilo rodeado por un bucólico y floreado jardín. Junto con Narbona -en Carmelo-, son los únicos establecimientos uruguayos integrados en la prestigiosa marca de origen francés Relais & Chateaux, caracterizada por combinar lujo y encanto en contextos “boutique” con elevados estándares gastronómicos.
La propuesta hace honor a los clásicos y a la excelencia culinaria francesa. Productos de primer nivel elevados a manjar con platos como el foie gras de Las Landas con chutney de frutas de estación, los caracoles a la manteca de ajo y perejil, el chateubriand con salsa bearnesa o la pesca del día -fresquísima- con salsa holandesa con lima y jengibre. Cabe destacar el carro de quesos artesanales y los postres que ensalzan la tradición como el coulant de chocolate o el saint honoré de frutos rojos. El broche de oro lo ponen las “mignardises” que acompañan el café.
Lo de Tere: de estación, local, refinado y familiar. En plena marina, la familia Marfetán gobierna, desde el año 2001, la cocina heredada de Teresa Jung de Resgusci. Ya son muchos años de tesón y sazón contra viento y marea. Lalo -el padre- está al frente de la sala y Maria Elena Marfetán -la hija-, al timón de los fuegos, y la orquesta al completo bajo la atenta mirada de Elsa Curbelo, madre de M. Elena, esposa de Lalo y alma mater de la casa.
La cocina del restaurante es un permanente y vivo homenaje a los productos del este. Los pescados y mariscos son traídos directamente de Rocha. El cangrejo sirí, seña de identidad de la casa, solo está presente en carta cuando las condiciones de tamaño permiten una pesca sostenible -como asegura la chef. La cocina, de producto y mercado, respeta con responsabilidad la generosidad del medio. La carta de temporada -en pleno proceso de creación-, promete acercar una estación más, los sabores de la región con el permanente sello de la casa: elaboración impecable, respeto por el producto, la mejor materia prima, una excelente presentación y un servicio atento que respeta las tradiciones del buen servir. Raíz clásica y evolución creativa en una cocina que deleita y no defrauda.
Cuatro Mares: Cocina honesta. La honestidad de Gastón Yelicich se traduce en la rotundidad de unos platos que huyen del artificio y del discurso forzado para dar protagonismo a un producto tratado con el mimo que su nobleza merece. La búsqueda de la excelencia en la materia prima es una de las máximas de Cuatro Mares. Para esta temporada Gastón recibe al comensal con algunas novedades como el ojo de bife de pastura “con menos popularidad pero de mejor calidad que el feedlot”, la pasta casera con espinacas, parmesano y huevo poché, los tagliolini frescos con mejillones, la corvina negra y el bacalao en dos versiones: en “bolinhos” y “com natas” -incorporando tintes luso-brasileños. A los postres se incorpora Rafael Protti que, habiendo trabajado con Joël Robuchon, elevará la repostería del restaurante a una nueva dimensión.
Il Baretto: Tradición italiana
A dos cuadras del faro de Punta del Este está Il Baretto, un restaurante de raíz italiana con foco gastronómico en la cocina mediterránea. El ecléctico local cuenta con varios salones de ambientes diferenciados en los que destaca la intervención artística, con obra del floridense Mario Giacoya como pintor de cabecera y autor de los estampados pictóricos de un gran número de mesas del restaurante y de buena parte de las obras que decoran las paredes del local, que puede albergar hasta 350 comensales.
Pastas artesanales, risottos y pizzas -finas y crocantes-, comparten carta con carnes, pescados y mariscos, con la tradición italiana como hilo conductor. Entre los platos ofrecidos despuntan la lasaña de cordero y los alcauciles frescos gratinados. Cuenta además con un interesante surtido de ensaladas y platos para los más pequeños de la familia. La lista de vinos posee más de 100 etiquetas procedentes de vinos nacionales, regionales, franceses e italianos. En temporada el local contará con una panadería artesanal en la zona del jardín. El servicio brindado por el personal fijo es impecable.
por Alva Sueiras
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