Friday 19 de April, 2024

LIBROS | 19-03-2019 11:23

La biblia del proletariado: idas y vueltas de un clásico

El texto se lee con el placer y la velocidad de una gran nota periodística, o incluso una novela.

**** El subtítulo, muy abarcativo, dice que se trata de los “traductores y editores de “El Capital”, un libro clave, fetiche del siglo XX. El autor está a la altura del desafío por su conocimiento y capacidad de síntesis, a tal punto que le bastan menos de 130 páginas para cumplir a fondo con el cometido. Un primer capítulo está dedicado a la “edición princeps” y las reediciones alemanas. Allí ya subraya el valor especial de la cuarta edición del tomo I, a cargo de Engels, corregida por el propio Marx, y los bemoles de los tomos II y III, publicados póstumamente.

Exigente hasta la manía, detallista hasta lo microscópico, Marx se identificaba con el protagonista de una obra de Balzac, un pintor tan obsesionado con reflejar el mundo que cuando miraba su cuadro, sólo veía un amasijo de líneas y manchas.

Pero casi todo el libro está dedicado a las traducciones al castellano. Desde la labor esforzada de un adelantado español (Pablo Correa y Zafrilla), pasando por la justamente célebre del Dr. Juan B. Justo en Argentina, hasta llegar a la primera “canónica”: la de Wenceslao Roces, empeñado en destruir la confiabilidad de una anterior del abogado Manuel Pedroso.

A su vez, Wenceslao Roces se vio enredado en la copia casi directa que hizo de su traducción el sello argentino Cartago, aunque en la compulsa podía comprobarse que había sido revisada por especialistas. Por su parte, Raúl Sciarretta participó en la traducción influida por la visión estructuralista de Louis Althusser. Y el propio Tarcus, aunque no derrama adjetivos, muestra el respeto y el cariño que le tiene a la que Pedro Scaron hizo para Siglo XXI, tan detallista y crítica que sólo un autodidacta uruguayo podía encararla.

El texto se lee con el placer y la velocidad de una gran nota periodística, o incluso una novela. Con momentos especiales, como cuando los soviéticos encaran su propia versión oficial al borde del derrumbe de su sistema.

Otro útil capítulo subraya la dificultad de lectura para su objetivo (la clase obrera, que conocía de nombre mucho más de lo que había leído el gran libro. Allí se detallan los numerosos resúmenes populares destinados a ablandar durezas y dificultades.

Por último se subraya la presencia hoy de “El capital”, si no como muy extenso libro, como base de “mangas” (historietas japonesas), tema de seminarios académicos, el cine y los videos didácticos (o “tutorials”) de Internet.

“La biblia del proletariado”, de Horacio Tarcus. Siglo XXI, 127 págs. $ 359.

por Elvio E. Gandolfo

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