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DANZA | 28-03-2019 14:59

Ballet Estable del Teatro Colón: mágicas noches de verano

Entrada en calor. Un adecuado prolegómeno para la apertura de la temporada en el Teatro Colón, el próximo 3 de abril, con el estreno de “Don Quijote”.

Aprovechando las últimas noches de verano, las tres funciones gratuitas que el Ballet Estable del Teatro Colón ofreció en el Anfiteatro del Parque Centenario fueron un adelanto parcial de lo que será la “Noche clásica y contemporánea” en junio en el primer coliseo, al incluir el estreno de “Clear”.

Creada por el australiano Stanton Welch en 2001, fue su primer trabajo para el American Ballet Theatre. Interpretada por siete bailarines masculinos y una bailarina, “Clear” es una obra plena de musicalidad y contundencia, que mezcla la técnica clásica con notorios rasgos de contemporaneidad.

Cabezas agitadas rítmicamente, puntas hacia arriba, pies cerrados, manos que percuten sobre el cuerpo, son algunas de las claves de esa mixtura, mientras que la geometría en el diseño coreográfico, muchas veces planteada en ‘canon’, es una constante que atraviesa las intervenciones de los hombres. El aporte femenino es como una pincelada esporádica y precisa que culmina en un dúo de delicada plasticidad.

Amalgama la riqueza del lenguaje de Welch la música de Bach, en las notas de su Concierto para violín y oboe en Do menor BWV 1060, seguido del Concierto No. 5 en Fa menor para clave y orquesta BWV 1056 (transcripto en Sol menor para violín), aunque inexplicablemente sin su último movimiento, lo cual deja una sensación de carencia.

Dentro del elenco, sobresalió notablemente Juan Pablo Ledo por su dominio técnico, pero también por su capacidad de dar personalidad a una coreografía abstracta. Georgina Giovannoni fue su partenaire, dúctil, con arabesques bien colocados y hermosa línea.

El fragmento dedicado a “El corsario” incluyó el lírico pas de deux de la alcoba, con una correcta interpretación de Macarena Giménez y Gerardo Wyss, y el pas de trois de Medora, Conrad y Alí. Aquí, tuvieron su momento de lucimiento el primer bailarín Federico Fernández, con su habitual seguridad y limpieza, y los muy jóvenes Camila Bocca y Jiva Velázquez, este último de notable virtuosismo como el esclavo del pirata.

La original coreografía creada por Rudolf Nureyev para “El cascanueces” estuvo representada por el “Vals de las flores”, con los vertiginosos desplazamientos de las doce parejas que lo bailan y que luego dan paso al célebre pas de deux. Nureyev pone en un mismo plano a Clara y su príncipe en lo que a dificultad de pasos se refiere, al punto de que en gran parte del dúo ambos bailan la misma coreografía, sin que el bailarín quede relegado a la función de mero acompañante. Ayelén Sánchez cumplió con creces con las exigencias del segmento, mostrando precisión y estilo, mientras que Maximiliano Iglesias fue correcto en su desempeño.

Con este programa atractivo tanto para el balletómano como para el público no habitué, esta ‘entrada en calor’ de la compañía fue un adecuado prolegómeno para la apertura de la temporada en el Teatro Colón, el próximo 3 de abril, con el estreno de “Don Quijote” en la versión de la otrora estrella del Ballet Bolshoi Vladimir Vasiliev.

Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Paloma Herrera. Programa: “Clear”; “El corsario”; “El cascanueces”. Anfiteatro Parque Centenario.

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Marta Gatti

Marta Gatti

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