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SOCIEDAD | 03-04-2019 16:56

Gastón Pauls, de los excesos al evangelismo

El actor dio un giro en su vida y se convirtió en un hombre de fe. Incluso ahora interpreta en una película al pastor Luis Palau. Cómo fue escapar de sus demonios.

"No me da vergüenza contarlo, consumí drogas un montón de tiempo y creía que la tenía atada, que podía dejar cuando quisiera. Pero un día me di cuenta de que era víctima y esclavo de esa situación. Y yo, que nunca había rezado, que no creía en la existencia de algo superior, después de un par de noches sin dormir levanté la cabeza y dije: ‘Sacame de acá, Dios, decime qué es lo que tengo que hacer, no sé dónde estoy, no sé dónde está la salida, no sé nada. Estoy encerrado en esta cárcel’. Y la ayuda vino”. Gastón Pauls recuerda aquel episodio del 2008 como un quiebre en su vida.

Sin embargo, el largo proceso de acercamiento al evangelismo había empezado mucho antes: en 2003, con su programa “Ser urbano”, caminó entre las 250 mil personas que se habían congregado en Buenos Aires para escuchar la palabra del pastor Luis Palau. En aquel momento no se imaginó que, al igual que aquellos fieles, él mismo iba a recurrir a la Biblia para salir de los excesos. Y mucho menos se imaginó que su trabajo lo iba a obligar a estudiar cada gesto, cada palabra y hasta el tono de voz del predicador para llegar a mimetizarse con él y ser el protagonista de su película biográfica. Gastón Pauls hoy es Luis Palau.

Pauls fue, sin dudas, uno de los actores emblemas de una época. Su rostro conocido incluía todo lo que tiene que tener un galán cool de la tevé: fama, dinero y amores famosos. Sin embargo, hubo un momento en el que decidió alejarse de la frivolidad de las cámaras. “Hay ciertas cosas que me parecen muy vacías en el mundo mediático y me parece que buscaba, y encuentro, otro placer en mi relación con mis hijos, con gente de otro palo y también con gente del medio pero sólo con aquellos que están en una búsqueda más allá del rating”, asegura. Haber tocado fondo lo llevó a acercarse a la fe y, en particular, al mundo cristiano evangélico.

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Su imagen pública, en consecuencia, se transformó. Bajó el perfil, comenzó a seleccionar los papeles a interpretar según el contenido que transmitían y hasta en sus redes sociales se muestra como un fiel devoto. En Instagram, por ejemplo, es habitual que publique salmos de la Biblia. Para él, el secreto de su reinvención está en la palabra “fe”: “Tomo con pinzas el concepto de religión, que siempre se ha encargado más de separar que de unir. Llamalo como quieras. A lo largo de la historia hubo mil maneras de llamarlo. Yo me acuerdo de haber pedido ‘Jesús, sacame de acá’ y ahí estuvo”.

Fe mainstream. En la actualidad, Pauls es un hombre conocido dentro del universo cristiano. A pesar de que él prefiere pensarse como un “hombre de fe” y no como un evangélico, su acercamiento a la religión llegó por ese lado. De hecho, además de haber sido convocado para protagonizar a Palau y de ser un personaje querido por los pastores locales, ha colaborado en otras producciones evangélicas.

En 2016, por ejemplo, fue el protagonista del videoclip de una canción llamada “Volar” del músico y pastor salteño Gabriel Bazán. Durante esa filmación conoció a Osvaldo Carnival, pastor de la iglesia “Catedral de la Fe” (ver recuadro). Y, a partir de ese momento, durante un buen tiempo fue uno de los siervos de ese templo: “No estoy yendo ahora a ninguno en particular, sobre todo porque estoy viajando mucho. Durante los viajes igual voy, sobre todo en Estados Unidos pero no voy a una iglesia específicamente. Comparto desde otro lado con otros creyentes”, cuenta.

Una forma de colaborar es orientando su trabajo a producciones que tengan que ver con lo espiritual. Para el actor, lo religioso no tiene por qué no ser masivo y apuesta a la idea de construir un cine espiritual: “Mel Gibson, por ejemplo, cuenta historias cristianas pero que revientan, que ve todo el mundo. El mundo cristiano tiene una inmensa cantidad de artistas, músicos y directores. Quizás es más grande que la industria convencional. Este tipo de películas tienen además un mensaje para los fieles que tiene que ver con lo que a ellos les pasa y en lo que creen”.

Mimetizado. Uno de los grandes desafíos de Pauls a la hora de interpretar a Palau fue tener presente que el pastor, de 84 años, iba a estar atento a cada detalle. El film “Palau, la película” fue escrita y dirigida por Kevin Knoblock, el documentalista que rodó las biografías de Juan Pablo II y Ronald Reagan y la producción estuvo a cargo de Truli (The Faith and Family Entertainment Network), una cadena cristiana de videos on demand que decidió meterse de lleno en la industria audiovisual. El dato no es menor: esta biografía no busca únicamente entretener al público sino que es una herramienta más para darle alcance a la palabra del predicador.

Sin embargo, ni bien recibió la propuesta, Palau la rechazó y pasó un buen tiempo hasta que aceptó pero con una condición: que su amigo y titular de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), Rubén Proietti, observara no sólo el guión sino también la fidelidad de los hechos biográficos, los modismos y la forma de ser del propio Palau. Para Proietti y otros testigos del rodaje, fue increíble la mimetización que alcanzó el actor, que por momentos parecía ser la mismísima personificación del predicador estrella.

Cuando recibió la propuesta, Pauls comenzó a mirar en YouTube los videos de las prédicas de Palau. Parado y frente a un millón de personas, el hombre hablaba de Dios y el actor observaba cada gesto para copiarlo. “Había una sola cosa con la que no podía pifiar y que tenía que ver con la voz. Su comienzo en relación a los medios de comunicación fue con un programa de radio que se llamaba ‘Palau responde’. Mucha gente lo conoció primero a través de la voz y ni siquiera sabían cómo era. Por eso lo quería conocer en persona, porque la voz yo la podía sacar parecida”, asegura Pauls. Para caracterizarlo, además, Pauls conoció a Palau en persona y afirma: “Lo vi tres veces, dos para sacar el personaje. Una vez en Portland, otra en Atlanta y la última también fue en Portland pero ahí estuve con él en una charla que fue grabada en su casa”.

El resultado de meses de mimetización fue efectivo. Tanto que hubo quienes lo confundieron con un predicador. Durante la filmación de una escena en Areco, Pauls tenía que predicar frente a un montón de personas. “Terminé de hacerla, eran las 10 de la mañana y se me acercó un tipo que me dice ‘Gracias, señor, gracias pastor, le agradezco las palabras. Yo la verdad estuve descarriado pero, a partir de ahora, me voy a acercar nuevamente a Dios”, relata el actor y agrega: “A través mío, que estaba con un guión, la palabra le llegó a un vecino del barrio. Así como en otras películas querés que alguien se divierta, en esta si a alguno le llega el mensaje está buenísimo”.

Fuera del debate. Cada vez que tiene que referirse a Palau, Pauls insiste en una palabra: “humildad”. Para él, que este pastor nacido en Ingeniero Maschwitz, que logró convertirse en uno de los predicadores estrella de Estados Unidos y uno de los más influyentes del mundo cristiano evangélico a nivel mundial lo recibiera en su casa y le preguntara sobre su vida, fue una especie de revelación: “Es un tipo real. No vive en el lujo. Es un hombre que tiene un auto del noventa y pico, que vive en una casa normal, en un barrio normal. Ahí entendí que había una convicción real y honesta”.

La película reafirmó sus convicciones y su fe: "Estuve hace dos semanas con él y el tipo tiene un cáncer avanzado, tiene 84 años. Está agradecido por la vida y está agradecido de que ahora, que es posible que muera, se va a encontrar con Dios creador y su padre físico. Toda la vida dijo que cuando uno muere va a estar con Dios y ahora que lo está por vivir es coherente. No predicó una cosa que no hace. Esas fueron algunas de las cosas que a mí me conmovieron durante el rodaje. Cosas que empecé a enteder más claramente acerca del verdadero mundo de la fe", reflexiona el actor.

Para Pauls, Palau además es el ejemplo de alguien que no fue devorado por su ego. Y, justamente, el tema del ego es una de las grandes preocupaciones del actor. “Pensar que hay un poder superior a nosotros es algo que cuesta aceptar por nuestro propio ego”, insiste en cada oportunidad.

Para reflexionar sobre sus propias conductas, sobre su ego y sobre su futuro, Pauls tuvo una etapa de absoluto ostracismo mediático. Después de tres años sin dar una entrevista, en noviembre del 2017 reapareció y fue en ese momento que comenzó a observarse esta nueva faceta del actor. Desde entonces, nunca más se involucró en un conflicto público y bajó el perfil de forma rotunda.

El nuevo Gastón Pauls esquiva los debates y decide no participar en ningún tipo de polémica. La mayoría de sus amigos y colegas del medio se involucraron en el último año, por ejemplo, en las discusiones sobre el aborto y la ley de educación sexual integral, dos de las grandes causas a las que se oponen la mayoría de las iglesias evangélicas. De hecho, los actores por un lado y los evangélicos por el otro fueron protagonistas clave en estos temas mientras el permaneció siempre al margen.

Pauls prefiere no hacer públicas sus posiciones al respecto: “Vengo debatiendo sobre muchos temas hace un montón de años pero fuera de los medios. Debato con mi fundación, con la educación y con el arte y siento que acciono pero en los medios está muy bastardeado todo y elijo no hacerlo ahí”, responde.

Mimetizado con Palau y con una Biblia bajo el brazo sería extraño que opinara de otra forma. Sin embargo, aunque no abrace la misma causa militante que muchos de sus colegas, Pauls llevó su compromiso a la espiritualidad a partir de su propia historia y quiere que su mensaje le llegue a la mayor cantidad de gente posible. Lejos de ser aquel galán urbano de los ‘90, ahora Pauls es un predicador de la palabra de Dios.

por Giselle Leclercq, Mariano Ojeda

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