Friday 29 de March, 2024

EN LA MIRA DE NOTICIAS | 24-04-2019 10:35

Carrió y Vidal, el peligroso tándem que le cuida las espaldas a Macri

Con el juego policía buena-policía mala, las mujeres fuertes de Cambiemos mantienen a raya al círculo rojo y apuntalan la figura presidencial. Pero también la complican.

Hasta hace muy poco tiempo, demasiado poco, el Gobierno apostaba a tapar con el discurso de la inseguridad otra conversación, más urgente, que la agenda le imponía: la crisis económica. Esos últimos intentos de tapar el sol con la mano quedaron a cargo de Patricia Bullrich, que incluso llegó a sonar como vice para reforzar la candidatura de Mauricio Macri, cuando todavía el bunker PRO confiaba en que se podía apuntalar la imagen presidencial con un retoque cosmético ingenioso. Bullrich cumplió con disciplina castrense su misión, y lo sigue intentando por estas horas, guardando las espaldas de su jefe con una ráfaga verbal de retaliación sobre las críticas de Cristina Kirchner al Presidente en su libro “Sinceramente”. Pero hoy nada parece suficiente. Por eso ganan terreno aceleradamente otras dos soldados de Cambiemos, acaso las más aguerridas y mejor pertrechadas para la batalla cuerpo a cuerpo que se le viene al oficialismo: María Eugenia Vidal y Elisa Carrió.

La gobernadora bonaerense acaba de seducir una vez más al círculo rojo, que la admiró en el Hotel Alvear, mientras ella les enroscaba la víbora a fuerza de powerpoints y entonaciones de Heidi deconstruída y empoderada al cabo de una gestión turbulenta pero controlada. Día a día, se consolida como el gran pilar de la campaña que, con firmeza y buenos modales, le pone el tono justo a la épica reeleccionista de emergencia, ese tono que Macri y sus asesores no logran sintonizar. El lado B de ese activo electoral valiosísimo que resulta Vidal para el macrismo es el efecto paradojal que proyecta: cuando ella se ilumina, logra despejar un poco el sombrío panorama del proyecto Cambiemos, pero al mismo tiempo ensombrece por contraste el perfil reeleccionista del candidato que hasta ahora sostiene el Gobierno, es decir, el propio Presidente. Nunca pudo resolver Jaime Durán Barba –y Marcos Peña no quiso- ese doble filo, positivo y amenazante a la vez, que representaba la existencia temprana del llamado “Plan V”.

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La metáfora lumínica también le cabe a la otra gran soldado de Macri, que es Lilita Carrió. El problema es que cada vez que ella aclara, oscurece. Festejar la muerte de De la Sota y disculparse luego formalmente acusándolo de narco-friendly parece apenas el aperitivo de los platos fuertes que despachará a lo largo de su campaña por la salvación final de la república. También mandó en estas horas a callarse a todos los que se quejan porque no les alcanza la plata y –tal como se anticipó días atrás en este espacio editorial- salió a competir con Guillermo Moreno en virulencia demagógica antiprecios, cuando aseguró sobre el pobre Mauricio: “Más allá de sus formas, él tiene una decisión de llevarse puestos a los grandes monopolios de la Argentina que violan el sistema de competencia y la cadena de productos alimenticios. Y si no la tiene esa decisión, la va a tener”, prometió.

Con el abrazo del oso, justifica la falta de claridad actual del rumbo presidencial: “El problema es que no lo puede expresar porque es una persona tímida”. Y para terminar de ayudarlo a su manera, Lilita asegura: “Macri tiene alma. Sufre enormemente y envejeció enormemente. ¡Que no le haga caso al teñido ese!”, disparó finalmente Carrió, siempre fastidiada con el gurú ecuatoriano de Cambiemos. Y esto recién empieza.

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Más allá de los peligros del “fuego amigo” que implica el tándem Vidal-Carrió para Macri, no parece quedarle margen al Gobierno para dar la pelea contra Cristina y los precios sin apoyarse en sus dos uniformadas más dispuestas a morir con las botas puestas. Solo así se ganan batallas como ésta. Arriesgando todo.

*Editor ejecutivo de NOTICIAS.

por Silvio Santamarina*

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