Thursday 28 de March, 2024

NOTICIAS URUGUAY | 12-05-2019 20:29

Alberto Restuccia: “La política hoy, me repugna”

Hombre de teatro, transgresor precoz, habló con NOTICIAS sobre sus pasiones, la dictadura y su padre. Sobrevivir a un hijo.

Se considera un sobreviviente del teatro. Feroz crítico de la hipocresía uruguaya, recibió a NOTICIAS en el corazón del barrio Sur, “un barrio de ilustres”, dijo quien fuera galardonado el año pasado, para su sorpresa, como ciudadano ilustre de Montevideo. En su casa apenas tiene lugar para caminar, porque está rodeado de libros, fotos, premios y tamboriles.

Alberto Restuccia: Mi padre me llevaba a ver a Nacional, a la tribuna Olímpica, desde chiquito. Pero mi amigo Jaime Roos me hizo hincha de Defensor Sporting. Mi viejo me decía que yo era un pastelero, a lo que yo le contestaba que era un pastelero contento. He ido mucho a camarines, a vestuarios y de ver tanta cosa rara y no demasiado transparente en el fútbol, prefiero ser simpatizante de un cuadro chico, que no tengo problema en decirlo. Jaime, que es mi amigo dilecto, me llevó a filmar el primer videoclip de “Cometa de la farola”, el himno no oficial de Defensor. Allí aparecemos los dos sentados en el Franzini mirando a los chiquilines de la quinta de Defensor.

Noticias: ¿Qué cosas raras veía en el fútbol?

Restuccia: Vos sabés que hay de todo en el fútbol. Hay componendas, hay arreglos. Por ejemplo, Nacional y Peñarol han apañado un reglamento por el cual no pueden irse a la B. En cambio, si Defensor sale último, se va a la B, como ya estuvo. Esas cosas no son transparentes. Lo de los jueces, en fin, muchas cosas.

Noticias: ¿Cómo fue su relación con su padre? Fue presidente histórico de Nacional, tres veces electo, uno de los más grandes dirigentes. Estuvo preso por un confuso caso de pases y empresarios. Sospecho que eso no debe haber sido fácil.

Restuccia: De los tres hermanos, yo era la oveja negra, pero en el buen sentido. Era el hijo rebelde, pero mi padre me reconoció un espíritu de independencia que fue esencial para todo lo que yo he hecho en teatro. Eso fue fundamental para mi. Lo de la cárcel fue algo muy fuerte. Él estuvo preso en Cárcel Central junto al general Seregni, que era hincha de Nacional a muerte. Después lo sobreseyeron, le dieron una indemnización económica, pero el tiempo que estuvo en la cárcel no te lo borra nadie. Fue medio año, una cosa muy dura. Me acuerdo que por ser presidente de Nacional le dejaban tener una pequeña radio portátil, pero a Seregni no, entonces cuando salían al recreo, se comunicaban por señas y le pasaba el resultado de los partidos.(Risas)

Noticias: ¿Considera que hay una deuda en la sociedad con la memoria de su padre?

Restuccia: Si, claro. Me acuerdo que hasta los hinchas de Peñarol lo saludaban con un respeto impresionante a mi viejo. Él era muy amigo de (el ex presidente de Peñarol) Washington Cataldi, dándole un revés a las cosas, porque se peleaba la gente en la tribuna, y sin embargo, Restuccia y Cataldi eran amigos. Lo que sucede es que Uruguay se ha latinoamericanizado, lo digo en la sociedad, no sólo en el fútbol. Pasaba en Colombia, pasaba en el Caribe, pasaba en Venezuela, pero ahora Uruguay se latinoamericanizó. ¡Ahora hasta hay sicarios!

Noticias: ¿De dónde le viene la vocación teatral?

Restuccia: Tengo que agradecerle a mi padre, a Don Miguel Restuccia, la formación cultural que me dio. Me mandó a los mejores colegios bilingües. Fui alumno del Richard Anderson, donde tuve una profesora de inglés, que era Belela Herrera (ex subsecretaria de Relaciones Exteriores en el primer gobierno del Frente Amplio). Ella me inculcó su amor por el teatro. El colegio se daba el lujete de alquilar el Teatro Solís para sus fiestas de fin de año. Belela me hizo dirigir allí una obra de un comediante inglés, Noël Coward, y ahí empecé. Después hice “La cueva de Salamanca” de Cervantes. Era un adolescente. Sobre la vocación teatral, pasó lo de siempre: “te vas a morir de hambre”. Y es cierto, la pasé muy mal. Pero siempre preferí el ser al tener. En dictadura la pasé mal porque me prohibieron la docencia, me prohibieron dar clases de teatro. Era una época donde tomaba té sin azúcar y galleta dura. Es la verdad. Me prohibían hacer espectáculos. Eduardo Darnauchans y yo estábamos prohibidos en Paysandú, pero podíamos trabajar en Salto. Esa cosa totalmente arbitraria que tenían los militares. Hicimos la resistencia cultural desde acá. Siempre digo que es mucho más bravo el insilio que el exilio. Para poner un ejemplo, El Galpón, la pasó muy bien en México, bárbaro, porque los tenían, así, en la palma de la mano, estupendamente, y acá fue muy duro.

Noticias: ¿Se les ha reconocido ese insilio?

Restuccia: No debidamente. Los que nos quedamos y resistimos acá....Por ejemplo en idioma inventado como en “Esto es cultura, animal” yo podía decir cualquier cosa. La llevé de gira por todo el país. En Mercedes, recuerdo, cuando llegué me estaban esperando dos funcionarios de Inteligencia y Enlace. Dos tiras que me llevaron preso y me tuvieron en interrogatorio hasta media hora antes de la función. Entré al escenario temblando. Los tipos estaban convencidos de que cualquier cosa que dijera, me metían preso de nuevo. Empezaron con los brazos cruzados, lenguaje no verbal, actitud amenazante, de defensa, y lentamente se destensaron y terminaron riendo a carcajadas. Era por el humor que tenía la obra. Cuando abrí el Teatro Tablas, en plena dictadura, hacía un espectáculo sobre Artaud, que ha sido mi referente. Me metieron en una chanchita, me pusieron una capucha para que no pudiera ver. Me daba cuenta que daban vueltas a la manzana para despistarme, mientras hacían chistes entre ellos. Decían “este va para un cuartel del interior, ¿no?”, “si, yo creo que sí”. ¿La verdad? Me salvé por un pelito porque el juez, que era militar como todos, dijo que “a este tipo no le podemos probar que llevaba armas ni nada.” Se ve que había sido espectador mío. Así que me salvé, porque si me llevaban a un cuartel del interior, estaba frito.

Noticias: Le voy a decir dos nombres: el director y actor Luis Cerminara...

Restuccia: ¡El Bebe! Si él viviera hoy, nos hubiéramos casado. Fue una relación de más de cuarenta años. Fue un ser muy importante en mi vida. Cuando fundamos Teatro Uno, era el único outsider, que no había sido alumno del Anderson, porque Jorge Freccero y Graciela Figueroa sí habían sido. Fue padrino de todos mis hijos. Tuvimos una relación sexual, afectiva, que fue la más importante. Con él hicimos todo artísticamente. Hay una superstición en el teatro: que en cualquier obra donde aparece un ataúd pasa algo. Y la noche en que termina la función de “Luces de bohemia”, viene para casa, nos tomamos unos whiskies como siempre y después de la medianoche dijo “no siento esta pierna” y yo me di cuenta que estaba teniendo un derrame cerebral, porque ese es uno de los síntomas. Fuimos en taxi a la mutualista, fue todo muy terrible.

Noticias: ¿Beti Faría?

Restuccia: Mi alter ego, mi heterónimo como diría Fernando Pessoa. En los ‘70 hicimos “Las sirvientas” de Jean Genet, en El Galpón de la calle Mercedes. Fue el primer acto de travestismo y el primer desnudo que hubo en Uruguay. No fue un desnudo gratuito, lo pedía el texto. Ahí, travestidas de mujeres, Cerminara, yo, y Pepe Vázquez que también actuaba. Entrábamos vestidos de ropa masculina y el Bebe y Pepe no se animaban a hacer el desnudo frontal, frente al público. Yo fui el único que lo hacía. Vos sabés que está viva todavía la boletera de El Galpón que cuenta que le pedían primera fila o lo más cerca del escenario. Ella preguntaba, “¿para qué quiere tan cerca?” Respondían, “para verle los genitales a Restuccia” (risas). Después el personaje volvió a salir en una obra de Ionesco, “Delirio a dúo” donde estaba totalmente travestido. Allí era totalmente Beti Faría, mi alter ego. Un personaje muy particular, totalmente desinhibido, hasta hoy.

Noticias: ¿Cómo se ha repuesto a los fuertes golpes de la vida?

Restuccia: Soy un sobreviviente. Yo no sabía que era tan fuerte. Al contrario, pensaba que tenía una extrema sensibilidad y que era una persona no para esos golpes. Arrospide, un psicoanalista amigo, me dijo, “mirá Alberto, es como si te hubiera pasado un tren por encima”. Lo más importante, la pérdida de mi hijo Joselo a los 33 años, la edad de Cristo, falleció de Sida. Era un tipo estupendo, músico, dibujante. Buscando trabajo, fue a Punta del Este, era chef, gran cocinero, luego a Buenos Aires, y ahí contrajo el maldito virus, el VIH. Fue terrible. Me tendría que haber ido yo, cronológicamente, y no él. Eso no me va a cerrar, no me va a cerrar....(largo silencio)

Noticias: ¿A quién extrañará más, a las mujeres o a los hombres que pasaron por su vida?

Restuccia: A todos por igual. Digo que han sido mis maestros de vida. Tanto a Fernanda que es la madre de mi hijo Antonino, que es flor de músico, como Marcelo, con quien vine a esta casa en el Barrio Sur. Es un barrio ilustre. Enfrente vive el bisnieto de Pedro Figari, en la misma manzana el Lobo Núñez, Zitarrosa nació a pocas cuadras, Almada vivía cerca, Calcagno...barrio de ilustres. Y a mi me nombraron ciudadano ilustre el año pasado. Jamás lo hubiera pensado. Fue una sorpresa porque fue votado por unanimidad de todos los partidos políticos. Las cosas que dijeron sobre mi, jamás lo hubiera pensado.

Noticias: ¿Cómo se lleva con los políticos?

Restuccia: No quiero saber nada de política. Yo milité. Fui, primero, afiliado al Partido Comunista, después muy cerca del anarquismo, pero siempre reprochando de cómo el anarquismo va a tener una directiva con presidente y secretario. Así fue que Gustavo Escanlar me bautizó de “anarcomunista”. Soy un comunista sin partido. La política hoy, realmente me repugna.

Noticias: ¿La izquierda lo defraudó en el poder, las políticas culturales?

Restuccia: Creo que se han hecho cosas bien y cosas mal. Me parece que no ha cambiado demasiado nada. Es terrible para una persona que militó mucho, decir que hoy soy apolítico.

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PERFIL. Alberto Restuccia (Montevideo,1942) actor, performer, dramaturgo, director teatral y docente. Nació en Capurro. Cuenta con una extensa trayectoria teatral. Fundó, a comienzos de la década de 1960 el grupo Teatro Uno de Montevideo, junto a Graciela Figueroa, Luis Cerminara y Jorge Freccero. El grupo fundó las salas Teatro Tablas (1978), en dictadura y luego, en los 90, Casa del Teatro. Es autor de cerca de un centenar de obras, entre las que se cuentan “Salsipuedes, el exterminio de los charrúas”, “Asesinato de un presidente uruguayo” y “Esto es cultura, animal!” sus grandes éxitos de taquilla. Tuvo cuatro hijos, y varios nietos. Su alter ego femenino, es Beti Faría.

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MAGNICIDIO EN EL TEATRO

Se acaba de reestrenar “Asesinato de un presidente uruguayo”, obra escrita y dirigida por Alberto Restuccia que, según relató a NOTICIAS, es una obra “basada en un caso real, el asesinato del presidente Idiarte Borda, estrenada en Casa del Teatro. En el estreno, los dos sicarios eran “el Bebe” (Luis) Cerminara y Tabaré Rivero. Ahora la estreno con dos actores de Teatro Uno, en La Cretina. Fijate que el fondo de La Cretina, con ese patio, es muy parecido al fondo de la Casa del Teatro. Cuando entré por primera vez, me vino una cosa muy fuerte. Esta obra va a tener mucha vigencia, no sólo por estar basada en un caso real. Es el único magnicidio que hubo en Uruguay. Pasaron cosas muy raras con el presidente Batlle y Ordóñez y con los masones. Cosas extrañísimas. Por ejemplo, a cualquier persona, por un crimen le dan veinte o treinta años de cárcel. Al asesino de Idiarte Borda, Avelino Arredondo, le dieron cinco años. Batlle y Ordóñez lo iba a visitar a la cárcel y cuando salió le consiguió un empleo público. Bien uruguayo eso.” La casa cultural La Cretina está en Soriano 1236. La obra va los jueves y viernes a las 21 horas.

por Jaime Clara

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