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ARTE | 25-06-2019 16:31

Max Gómez Canle y Flavia Da Rin: belleza y artificio

La pintura y la fotografía en esta oportunidad transcurren entre la cita y la apropiación.

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires presenta las individuales de dos artistas que surgieron en los años ’90 y que inmediatamente se destacaron por su refinamiento y coherencia artística: Max Gómez Canle y Flavia Da Rin.

La antológica de Max Gómez Canle (BA, 1972) “El salón de los caprichos”, con curaduría de Carla Barbero, exhibe 150 piezas que recorren 20 años de trayectoria. Son pinturas, objetos e intervenciones en la arquitectura, de pequeño formato. Paisajes imaginarios, ruinas y criaturas fantásticas subrayan el protagonismo de la pintura. El artista acude a la infinita cantera de imágenes de la historia del arte occidental –Renacimiento, Romanticismo, Manierismo, Barroco, Surrealismo, Pintura Metafísica– y del universo digital. Visita al arte hecho en la Argentina; en “Túnel”, 2007, se apropia de la formas irregulares de la pintura concreta para asomarse a un paisaje con contradictorias geografías.

Apoyado en sus antepasados artísticos y dando rienda suelta a su autonomía y al subgénero del capriccio, el artista sorprende antes del ingreso a la sala con fantasmales pinturas grises sobre pared, junto a la “torre” que alude a los misterios de Roberto Aizenberg. Adentro, “Capricho Sudamericano”, 2019, atraviesa la sala y está dispuesto como un telón, de 11 x 3 m., de un escenario que no se ve. El apaisado y panorámico paisaje impacta y remite a la pintura de Cándido López célebre por retratar escenas de la cruel Guerra de la Triple Alianza. Al 12/8.

La retrospectiva de Flavia Da Rin (BA, 1978), “¿Quién es esa chica?”, exhibe 250 obras que transitan 20 años de su producción, con curaduría de Laura Hakel. Las magnéticas piezas son autorretratos que sugieren una ingenuidad que no tienen. Siempre versátil y situada ante sitios reales o ilusorios, la artista toma la fotografía y luego las trata digitalmente según el relato que quiere desarrollar. Da Rin “hace” la fotografía, confirmando la diversidad de este medio atravesado por la hibridación. Así, exagera sus facciones, cambia de género, edad, época. La fantasía, humor y, disimulada, desolación están estructuradas alrededor del concepto de una transformación infinita de su imagen.

Entre lo culto y lo popular, sus representaciones citan también el legado de la pintura. Se aproximan a la historieta, al exagerar facciones y acentuar expresiones, tanto como al Pop, por los vibrantes colores y la distorsionada iconografía. Incluso mira al pasado y rinde homenaje a artistas olvidadas. Aquí también están las 17 obras –de distinto tamaño y formato– de la audaz y conmovedora serie “El misterio del niño muerto”, 2008. Da Rin es el niño del título. Se transforma en los familiares, hadas negras, musas, niñas, viudas, que asisten al funeral. Con importante catálogo; al 7/10.

“Max Gómez Canle”. “Flavia Da Rin”. El Moderno. Av. San Juan 350. Lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19. Sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Entrada, $ 50.

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Victoria Verlichak

Victoria Verlichak

Crítica de arte.

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