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CIENCIA | 17-07-2019 12:44

Nuevos estudios anti vejez: cómo vivir hasta los 100 años

Ya hay pruebas clínicas piloto de una píldora que retrasa el envejecimiento. Actúa a nivel celular. Qué esperar a futuro.

Uno de los ratones luce alerta, movedizo, vital. El otro, casi parece su abuelo, aún cuando tienen el mismo tiempo de vida: muy flaco, mirada cansada, pelo que se cae de puñados. Uno de ellos recibió un fármaco experimental que, creen los científicos que lo están poniendo a prueba, es capaz de enlentecer e incluso de revertir en parte el proceso de envejecimiento. La droga, que pasó la primera etapa de un ensayo piloto sobre un pequeño de grupo de personas pertenecen al tipo de las senolíticas. En lugar de enfocarse en una sola enfermedad, actúan como un antibiótico de amplio espectro, aliviando diferentes trastornos vinculados con la edad.

“La mayoría de las personas no están de acuerdo en vivir 130 años sintiéndose como de 130 -describe James Kirkland, gerontólogo de la Clínica Mayo-. Pero sí les gustaría vivir hasta los 90 o 100 años sintiéndose como si tuvieran 60”. En la Clínica Mayo de los Estados Unidos, hay actualmente seis ensayos con seres humanos listos para comenzar antes de fin de año.

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Hace una década que grupos de científicos en diferentes institutos de investigación del mundo comenzaron a explorar este concepto de que el envejecimiento puede ser una de las principales causas de la aparición de una cantidad de condiciones, y no sólo un factor de riesgo para las mismas. “Si hallamos cuáles son los principales procesos del envejecimiento podemos llegar a retrasar su aparición, y de ese modo prevenir o aliviar estas condiciones crónicas de manera grupal, en lugar de ir atacándolas de a una y con diferentes terapias y fármacos”, describe Kirkland, que encabezó el equipo científico que lleva a cabo las pruebas clínicas en Texas y en la Wake Forest University.

Acción. Las drogas senolíticas tienen como blanco a unas células del organismo que se denominan senescentes o zombi. El nombre se debe a que se forman a partir de células normales que ya no se dividen pero que, en lugar de morir o de ser eliminadas del organismo, van desatando una serie de reacciones químicas que dañan a las células sanas. Las senescentes se acumulan a través del tiempo, y la hipótesis de los científicos que siguen esta línea de trabajo es que, una vez que las células zombi alcanzan una cantidad crítica, desencadenan enfermedades. Estudios diversos las han mostrado acumuladas alrededor de lesiones que causan ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, en los huesos de personas con osteoporosis, en las articulares de enfermos de artritis y en el tejido graso de diabéticos.

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También hay informes científicos que describen cómo células zombi que están en una parte del cuerpo son capaces de transportarte de manera tal que senescentes situadas en una pierna pueden dañar el cerebro. Y recientemente se demostró, esta vez en muestras de tejido de personas con obesidad y diabetes, que los fármacos eran capaces de lograr que las células grasas fueran otra vez sensibles a la insulina. También verificaron que los compuestos mejoran el rendimiento cognitivo, y reducen la fragilidad corporal.

La realidad es que el proceso de senescencia celular tiene un objetivo saludable, y es proteger al organismo contra las células tumorales, que se distinguen por su capacidad de reproducirse de manera ilimitada y esto aumenta las chances de que vayan acumulando errores que culminan, finalmente, en un cáncer. Senescencia mediante, las células pasan a reproducirse solamente una cierta cantidad de veces.

En personas. El primer ensayo con seres humanos fue pequeño, pero con resultados positivos. Con una droga resultado de la combinación de dasatinib (que se usa para tratar la leucemia) y quercetina (una sustancia contenida en el té verde, el vino tinto y las manzanas). Fueron 14 las personas adultas mayores con fibrosis quística las que recibieron el fármaco: con nueve dosis administradas durante tres meses mejoraron la capacidad de caminar distancias más largas, la velocidad de marcha y también se redujo la fragilidad.

De acuerdo con Kirkland, los resultados fueron tan prometedores que están planificando llevar a cabo pruebas en grupos humanos más numerosos y se están comenzando a hacer testeos en personas con enfermedades menos graves.

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Mayo Clinic no hace estos estudios sola, sino que se unió con otras siete instituciones de los Estados Unidos para formar la Red de Gerociencia Traslacional, que llevará a cabo ensayos urgentes de drogas anti vejez.

Otros grupos de investigadores siguen un camino similar. Desde la Universidad de Edinburgo, en el Reino Unido, un equipo escocés descubrió cómo controlar la acumulación de células zombi en el organismo.

Básicamente se trataría de manipular pequeñísimas partes de las células, en particular en una cadena de reacciones que consisten en una cascada de reacciones químicas que llevan al daño celular a partir de procesos inflamatorios. El proceso puede ser bloqueado si se alteran las vías de entrada de estas moléculas al corazón de las células sanas. El estudio y sus resultados fueron publicado recientemente en la revista Genes and Development y tuvo financiamiento del Medical Research Council de Gran Bretaña.

Precaución. Los estudios se expanden y los resultados de las pruebas son, por ahora, positivos, a punto tal que ya hay empresas centradas en los experimentos. Unity Biotechnology, por ejemplo, está desarrollando dos drogas senolíticas ahora en fase uno de ensayos para tratar la osteoartritis. Se aplica a través de inyecciones en las rodillas.

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Kirkland y sus colaboradores comenzaron un ensayo con 15 pacientes con enfermedad pulmonar y otro equipo está probando la combinación de fármacos en 20 pacientes con enfermedad renal crónica. Si todo va bien y si las investigaciones no arrojan que el remedio provoca efectos secundarios serios, se comenzarán a hacer los ensayos en personas con trastornos menos graves.

Pero hay que tener muy en cuenta que se trata de ensayos que están en sus primeras etapas: algunos en cultivos con tejido humano, otros en animales, uno en fase piloto que todavía no llegó a la fase de ensayo clínico como tal. Las pruebas del senolítico sobre las 14 personas con fibrosis quística aún no fueron aprobadas por la Food and Drug Administración, FDA, la agencia de drogas y alimentos de los Estados Unidos.

Todavía falta un largo camino por recorrer y aunque los científicos son optimistas también son muy cautos. No se trata de ir corriendo a tratar de conseguir quercitina (en algunos países se vende como un pigmento vegetal) y tampoco de creer que las investigaciones programadas para comenzar en breve traerán sí o sí resultados positivos.

Siempre hablando en términos hipotéticos, la idea es que si los ensayos van escalando en términos de salud de las personas sometidas a las pruebas, llegue un momento en el que el fármaco obtenido pueda ser usado en personas saludables para enlentecer el proceso de envejecimiento. No se trataría de una pastilla a tomar para solucionar todas las enfermedades, sino más bien de un “limpiador” a administrar cada cierta cantidad de tiempo.

“Mi preocupación ahora es que no vayamos demasiado rápido, porque si hay algún error o algo que no comprendemos eso podría tirar hacia atrás todos los progresos que logramos hasta ahora”, dijo en una entrevista Judith Campisi, docente en el Buck Institute para la Investigación en Envejecimiento situado en California y una de las pioneras en la investigación en este campo.

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Y aclara: “El cuerpo necesita las secreciones senescentes para funcionar correctamente. El punto es que no se eternicen porque comienzan a gatillar la aparición de enfermedades. Pero nunca le daría un fármaco senolítico a una mujer embarazada”.

Claves. En Holanda también se hacen investigaciones que vinculan a las células senescentes con el proceso de envejecimiento y las enfermedades que trae consigo. El biólogo celular Peter de Keizer, del Centro Médico de la Universidad Erasmus en Rotterdam, por ejemplo, hallaron una estrategia propia para atacar la acumulación de células zombi en el organismo, a través de un elemento celular que las obliga a suicidarse. Y sin dañar a las células jóvenes y sanas.

Las investigaciones se hicieron sobre ratones mutantes que envejecen rápidamente y viven solo la mitad de tiempo que los ratones normales. Ya a los pocos meses de edad empiezan a perder pelaje, a tener falla renal y a ralentizar cada vez más sus movimientos. Frenar la acumulación de las células senescentes revirtió, en el laboratorio, todos esos procesos, y mejoró el estado de alerta. Cuando los investigadores probaron la molécula en ratones normales y ancianos tuvieron resultados similares.

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