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SOCIEDAD | 23-07-2019 13:59

Sigue la búsqueda de un viagra femenino: estimular el deseo

Fue aprobada una droga para aumentar la libido femenina. Se aplica como inyección antes de tener relaciones sexuales. Efectos y críticas.

Debería escribirse un libro que se titule “En busca del viagra femenino”. Sería un relato vinculado a todos los fármacos y métodos que intentan reproducir los efectos del sildenafil sobre la sexualidad femenina. El problema es que sería como escribir un libro cuyo prólogo y cuyo prefacio serían tremendamente similares: “Esta historia continuará”. Porque, pese a los intentos, la píldora, crema, ungüento o inyección capaz de llevar a las mujeres hacia el cielo del deseo y del orgasmo interminables no aparece.

Mientras, otro intento acaba de ver la luz oficialmente. El 24 de junio la agencia de medicamentos y alimentos de los Estados Unidos (la FDA) aprobó una droga diseñada para aumentar la libido femenina. Se llama bromelanotide, es la segunda en ver la luz y llega con no pocas controversias.

La bromelanotida (nombre comercial, Vyleesi) fue aprobada para tratar el desorden de deseo sexual hipoactivo en mujeres pre menopáusicas, que deben aplicarse una inyección con el fármaco 45 minutos antes de iniciar un encuentro sexual. Antes de ella la FDA había aprobado ya otra droga, la flibanserina, que consta de un comprimido oral a ingerir todas las noches antes de dormir. Pero Addyi (tal su marca de fantasía) no tuvo el éxito esperado y el laboratorio productor no levanta sus ventas, aún cuatro años después de haber salido al mercado.

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Y es que los efectos secundarios de ambos fármacos son considerables, las mejoras que prometen son modestas y son muchos los especialistas que coinciden en apuntar que aquello de buscar un producto químico que augure a todas las mujeres el disfrute erótico sin baches está basado en hipótesis y suposiciones erróneas. ¿Es acaso el bajo deseo sexual temporal una enfermedad? ¿Puede ser borrado por medio de una sustancia externa medicamentosa? ¿Hay acaso una sola variable que intervenga en el proceso por el cual una mujer desea tener sexo con su pareja, o con alguien a quien encuentra por primera vez?

En definitiva: ¿es factible describir qué es el deseo femenino, cómo se activa, cómo transcurre y cómo culmina en un orgasmo?

A lo largo de la historia de la medicina fueron miles los medicamentos desarrollados, pero solamente uno fue lo suficientemente influyente como para ganarse el título de ser llamado, simple y sencillamente, la píldora. Introducidos en mayo de 1950, los anticonceptivos orales fueron una innovación médica que transformó la historia. Desde su aprobación, las mujeres ganaron en libertad y autonomía reproductiva. Libertad para decir sobre el transcurrir del cuerpo propio y autonomía para disfrutar de la vida sexual sin atarse a embarazos no buscados.

Píldoras azules y rosas. En 1996, otra pastilla, esta vez de color azul, se convertiría en otro tipo de estandarte, esta vez para los varones. El sildenafil, el viagra, permitía a los hombres librarse del fantasma de la disfunción eréctil (aunque siempre con efectos secundarios a los que no siempre se les presta la debida atención). Sólo durante los primeros diez años de comercialización, el viagra sería usado por más de 30 millones de hombres en 120 países diferentes.

Luego llegaron los intentos por encontrar algo similar al sildenafil, pero para las mujeres. Con una diferencia básica a la que sigue sin dársele la centralidad que realmente tiene: la acción del sildenafil se da a partir de la dilatación de los vasos sanguíneos que proveen de sangre al pene, es decir, a partir de un mecanismo puramente fisiológico. Pero el deseo femenino pasa por otros lados: automatismo y libido no son palabras aplicables a la sexualidad de las mujeres.

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La bromelanotida fue aprobada para el tratamiento de mujeres que atraviesan por una situación específica: la pre menopausia con un deseo sexual hipoactivo, condición que afecta a un 10% de la población femenina estadounidense.

La letra chica. Una vez inyectada en los muslos o en el abdomen al menos tres cuartos de hora antes de tener relaciones sexuales, la bromelanotida activa receptores para un grupo de hormonas, las melanocortinas, que han sido vinculadas por los científicos con un aumento en la excitación y el apetito sexual y, al mismo tiempo, con la reducción de los niveles de estrés. Sin embargo, en el comunicado de aprobación emitido por la FDA se aclara que “se desconoce el mecanismo por el cual la droga aumenta el deseo sexual”.

A esta pieza del rompecabezas que sigue faltando se le suman los resultados de los estudios clínicos, menos impresionantes de lo esperable para un “viagra femenino”. Cerca de un 25% de las pacientes que utilizaron la bromelanotida reportaron una mejora en su deseo sexual. Esto es apenas un poco más del 17% de las mujeres a las que los investigadores le aplicaron un placebo y que también dijeron haber experimentado más deseo.

Además, hay efectos colaterales e indeseables. El 40% de quienes se aplicaron el fármaco experimentaron náuseas luego de la inyección a punto tal que un 8% de las participantes de los ensayos clínicos los abandonaron. Alrededor del 1% de las participantes, por otro lado, informaron ennegrecimiento de sus encías y en partes de su piel y en un cuarto de ese uno por ciento dichos oscurecimientos nunca se fueron, aún después de terminado el tratamiento. El problema final: se recomienda a las mujeres que no utilicen la bromelanotida más de una vez cada 24 horas o más de ocho veces al mes. Es decir, más deseo, puede ser; sexo mucho más frecuente, no. La flibanserina no tuvo mucho menos efectos secundarios en su momento: baja de la presión arterial, náuseas, somnolencia, mareos y hasta desmayos. Lo más difícil de sobrellevar: no se puede consumir alcohol.

viagra femenino

Sin botón de arranque. Algunos especialistas en sexología y ginecología aducen que fármacos como Vylessi y Addyi ayudan a elevar el lugar de relevancia que se le da a la sexualidad femenina, luego de que la búsqueda de ayuda para los varones tuviera décadas de historia. Sin embargo, la mayoría de los expertos, sumando además a psiquiatras y psicólogos, advierten que estas drogas son apenas una solución farmacológica para algo que actúa a niveles mucho más profundos que la mecánica química. Cualquier droga que sea publicitada como un gatillo para despertar la libido femenina ignoraría los aspectos emocionales y sociales que involucra la excitación sexual.

Y es que el deseo depende de una variedad muy amplia de factores, desde reacciones bioquímicas hasta el humor, el estrés cotidiano e inclusive la confianza que se tenga con la pareja. El desinterés por el sexo es fruto también de engranajes más complejos todavía, como por ejemplo el uso de anticonceptivos (que pueden provocar cierta reducción en la libido), los problemas de sueño y la menopausia, por mencionar apenas un puñado. Se trata de una sinfonía compleja en la que, a veces, algunos instrumentos desafinan y complican a la obra en totalidad.

El lanzamiento comercial del fármaco está previsto para setiembre de este año. Pero tan pronto como fue anunciada su aprobación, la Red Nacional de Salud Femenina de los Estados Unidos salió a pe-

dir a las mujeres que “eviten utilizar la droga hasta tanto no se sepa más acerca de su seguridad y eficacia”. Su presidenta, Cindy Pearson, adujo en una entrevista que no se trata tanto de lo que se sabe “sino de qué más no sabemos”.

Chip, no siempre. No son pocos los famosos argentinos que están recurriendo a lo que se ha dado en bautizar como "chip sexual", un parche que se coloca de manera subcutánea en el abdomen y que va liberando testosterona. Las dosis de hormona dependerán del sexo (se lo están aplicando tanto mujeres como hombres), la edad, el peso, la altura, los síntomas que se deseen mejorar.

En teoría aumenta el deseo sexual y aumenta la energía. Sin embargo, hay ensayos científicos que discuten cuáles son los efectos verdaderos de la testosterona en el caso de las mujeres que tienen algun descenso en su deseo sexual.

Hace ya muchos años que se da por sentado que la testosterona podría estar vinculada al deseo sexual, y sin embargo diversos estudios están hallando que no hay diferencia en los niveles de testosterona entre mujeres que tienen altos niveles de libido y aquellas que fueron diagnosticadas con alguna condición vinculada a la falta o disminución del deseo. Ya en el año 2010 un estudio científico aconsejaba en la revista Menopause advertir a las mujeres que no se había hallado ninguna relación al respecto. 

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