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SOCIEDAD | 14-08-2019 13:00

Informe Confidencial: ¿está mal ser patriota?

Nuevo sondeo exclusivo de la consultora fundada por Durán Barba sobre cómo somos los argentinos. Hoy: la desconfianza en el nacionalismo.

Todos nos sentimos patriotas y creemos que los demás no lo son de manera suficiente. En mayo de este año publicamos algunos datos relacionados con los símbolos patrios y en ellos se revelaba que buena parte tenía dudas de si el otro adhería a los símbolos, como el himno y la bandera, al cariño por la Argentina en el mismo nivel que uno lo hace.

A lo mejor por ello, anotábamos, algunos grupos pequeños se sentían vinculados con la frase de “la patria está en peligro” y decíamos que el peligro en realidad puede tener que ver con la desconfianza en el otro. Por ello, quisimos profundizar en el tema indagando concretamente sobre el sentirse patriota y si los demás también lo son.

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En el estudio que realizamos, alrededor de nueve de cada diez personas en el país, en la Provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal dicen que se sienten patriotas. Tienen una autoconvicción de pertenencia y devoción por la asociasión de argentinidad. Esto no siempre fue así, hubo épocas en las que la asociación de pertenencia se fue construyendo, moldeando. Pocos años antes de la independencia, en varios países de Latinoamérica no teníamos esa convicción. Por aquellos días lo que existía es un sentido de reclamo por la discriminación en el trato por parte de la Corona española.

Según un estudio de Gabriel Entin, siete de los nueve miembros de la Primera Junta Revolucionaria de 1810 se educaron en el Real Colegio de San Carlos que era regentado por el sacerdote Juan Baltazar Maziel, quien a finales del siglo XVIII manifestaba la adherencia que por estas tierras se tenía hacia el Rey de España y anotaba solamente ciertos elementos de crítica por abusos de autoridad real, al igual que otros autores de la época, concluye el autor. Sucedía algo que bien podría parecerse al reclamo de una provincia o una circusncripción del interior de cualquiera de nuestros países.

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La independencia ocurrió mezclada entre las invasiones napoleónicas a España y en el trayecto, las ideas de la Revolución Francesa y de la Independencia de Estados Unidos terminaron permeando las nuevas discusiones que aparecieron en el continente e inspiraron un paso más trascendental para la historia de los países de Latinoamérica. Era una total aventura. Un porvenir incierto que fue tomando convicción cuando existieron enfrentamientos que nos unificaron y nos fueron dando una pertenencia. Pasaron varias décadas para que se consolidara.

El problema que tenemos, en realidad, es la desconfianza en el otro. Cuando les preguntamos a las mismas personas si creen que la mayor parte de los argentinos son patriotas, las cosas son muy diferentes: solamente el 38% a nivel nacional y el 35% en la Provincia de Buenos Aires y la Capital creen que los otros son patriotas, lo ponen en duda, unos pocos, y lo niegan tajantemente, los más.

Está ahí el verdadero desafío, que el patriotismo tenga mayor arraigo porque mezcla estados de anímo contrapuestos completamente entre la decepción total con la que nos referimos a nosotros mismos cuando algo sale mal y también, en el otro extremo, cuando algo sale bien tendemos a simplificar con que no hay nada mejor los argentinos en el planeta. ¿Podremos llegar a tener un sentido mucho más ecuánime en esos sentimientos de pertenencia cuando nos reconocemos como argentinos sin desconfiar tanto de los otros argentinos?

por R. N.

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