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EN LA MIRA DE NOTICIAS | 14-08-2019 15:19

Una idea audaz para salvar al Presidente

¿Intensificar la campaña o bajarse? Hay otra vía para que Mauricio Macri patee el tablero y apueste a todo o nada.

Mauricio Macri empezó a reaccionar. Con su paquete de emergencia mostró que, tras un par de días de negación del mensaje de las urnas, finalmente registra la gravedad del humor social que lo rodea. Día tras día, se irá viendo si las medidas económicas alcanzan para calmar los ánimos. La cuestión es los ánimos de quién, porque no está nada claro que los mercados financieros respondan en sintonía con el de los sectores beneficiados por los subsidios estatales lanzados por el Gobierno. Y el dilema mantendrá en tensión a Macri de aquí hasta el final.

Ese tironeo se complementa con el mecanismo de doble rol que deberá sostener Macri hasta las elecciones de octubre. Porque, hoy más que nunca, existen dos Macri: el candidato y el Presidente. Y no será fácil a partir de esta crisis conciliar ambos papeles.

Por eso se alzaron voces, como la de Luis Barrionuevo y la del famoso grupo de whatsapp empresarial, que invitan al Presidente a que se baje de la candidatura y, en lugar de competir con pocas chances, le deje el camino libre a la boleta de Lavagna y Urtubey.

Del lado macrista ultra, la convicción es la contraria: el plan A no se toca, la idea es seguir en campaña hasta octubre, tratando de sostener la moral bien alta, y en todo caso tuneando el relato y la gestión para recuperar los votos perdidos.

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Ambas opciones pecan de extremismo, y de dudosa eficacia.

Pero hay una alternativa intermedia, más equilibrada aunque no menos audaz que las otras. Y está centrada en el rol de Macri. ¿Qué pasaría si el Presidente anunciara que, si bien no se baja de la candidatura, a partir de hoy y hasta las elecciones, se abstendrá absolutamente de hacer campaña personal? La idea sería que, en plena turbulencia económica, el jefe del Ejecutivo se dedique full time precisamente a eso para lo que fue elegido en 2015: gobernar. La abstinencia proselitista debería ser estricta para Macri, que incluso debería sobreactuarla y ni siquiera presentarse al debate presidencial obligatorio que organiza la Cámara Electoral: la pena prevista es la silla vacía y la pérdida de los espacios de propaganda audiovisual cedidos por el Estado.

Todo eso equivale a dar un paso al costado electoral, dejando al resto de su frente a cargo de la campaña. Algo muy parecido de lo que hizo Cristina hace ya un tiempo, cuando se convenció que su mala imagen personal era un obstáculo para aumentar el caudal electoral de su espacio. Si a ella le funcionó, tal vez le sirva también a Macri, quizá no para ganar en octubre, pero sí para terminar su mandato presidencial en tiempo y forma.

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*Editor ejecutivo de NOTICIAS.

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por Silvio Santamarina*

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