Emitida de lunes a viernes a las 12:30, "El Zorro" logra un promedio de 4,5 puntos de rating y se ubica entre lo más visto de El Trece. (Cedoc)

El Zorro, El Chavo y El Superagente 86: el éxito de las series vintage

La televisión apuesta a los productos enlatados que funcionaron en el pasado. El factor nostalgia.

En la televisión argentina hay un fenómeno que se repite con una fuerza inesperada: las series retro. En tiempos donde las plataformas dominan la conversación cultural y la producción local pelea por sostenerse, los canales de aire encontraron en los clásicos un refugio de audiencia y de identidad. El resultado sorprende: programas producidos hace más de medio siglo que no solo resisten, sino que se imponen en el rating y se transforman en amos de franjas horarias que parecían perdidas.

Sello indeleble. El caso más emblemático es “El Zorro”. Con apenas 78 episodios originales filmados entre 1957 y 1959, la serie protagonizada por Guy Williams sigue siendo, desde hace años, un éxito en El Trece. Emitida de lunes a viernes a las 12:30, logra un promedio de 4,5 puntos de rating, cifra que muchas producciones actuales envidiarían. El héroe espadachín que lucha contra la injusticia en la California española se convirtió en un ritual cotidiano para varias generaciones de argentinos.

Su permanencia tiene también una explicación cultural, Guy Williams se instaló en Buenos Aires en los años '70, vivió en Recoleta y fue adoptado por el público local con un cariño que se renovó incluso después de su muerte en 1989, cuando miles lo despidieron en Chacarita como si fuese un vecino más. Cada intento del canal por sacarlo de la grilla fracasó frente a la presión de los televidentes de todas las edades.

Pero el fenómeno no se agota allí. Telefe apostó a otro clásico regional y recuperó a “El Chavo del 8” y “El Chapulín Colorado”, las creaciones de Roberto Gómez Bolaños. El regreso, en horarios matutinos de fin de semana, alcanzó cerca de 5 puntos de rating y demostró que el humor ingenuo y entrañable de la vecindad sigue funcionando con fuerza.

La mismo pasa con la icónica serie “Los Tres Chiflados”, donde el humor físico de Moe, Larry y Curly desborda por escena. Aquí el tiempo retrocede más, ya que es una serie que estrenó en 1923. En el canal de las pelotas, su rating, que oscila entre 1 y 2 puntos, es recibido con honores, debido al bajo costo que le genera ponerlo al aire.

Del cajón de los recuerdos también emerge la serie “La familia Ingalls”, que El Trece volvió a transmitir los sábados por la mañana, sumándola a las reposiciones que funcionan bien en un horario donde la competencia es menor, pero se nota el pulso del público clásico. El sábado 13 de septiembre, por caso, la novela protagonizada por Michael Landon terminó entre los diez programas más vistos del día.
Cultura retro. “El Superagente 86” también forma parte de este grupo. La parodia de espías que jugaba con la Guerra Fría volvió a la televisión abierta con la esperanza de alegrar a sus auspiciantes casi sin costo. Aunque sus números en América no alcanzan las cifras de sus competidores, no están tan lejos del promedio general de la señal.

A esta lista hay que sumarle el caso  paradigmático de “Los Simpson”. Si bien no se trata de un clásico en blanco y negro, su vigencia en la televisión argentina lo convierte en un fenómeno único. Desde hace 34 años, Telefe emite maratones de la familia amarilla como un comodín infalible de rating. En marzo de este año, su bloque de cuatro horas alcanzó los 4,1 puntos, siendo lo segundo más visto de ese sábado. A diferencia de otras ficciones retro, "Los Simpson" no apela sólo a la nostalgia sino también a su capacidad de seguir leyendo la actualidad con ironía y, en algunos casos, haciendo futurología.

El éxito de estas series no responde únicamente a la memoria afectiva. Para los canales, son productos de bajo costo y alto rendimiento, ya doblados, con derechos accesibles y probados en el gusto del público. Pero hay algo incluso más profundo.  En un país con crisis recurrentes y un presente incierto, estas ficciones ofrecen un refugio emocional donde reside el sentimiento de "todo tiempo pasado fue mejor”.

La televisión abierta argentina encontró en los clásicos una fórmula que conjuga negocio y emoción. No son sólo series que llenan horarios vacíos, sino también anclas culturales y rituales donde confluyen diversas generaciones.

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