Las fuerzas del Cielo: cómo funciona la Guardia Pretoriana de Milei
Militancia tuitera, discurso violento y escraches. El rol del Gordo Dan. La pulseada entre los "pibes" de Santiago Caputo y el armado de Karina.
El término “bait” nació en internet. Los primeros registros datan de los primeros años de los noventa, y para el fin de esa década la palabra había llegado por primera vez a un diccionario. Pero la página que lo llevó al estrellato fue “4chan”, un sitio que fue furor en Estados Unidos, que marcó el inicio de la cultura del meme y que fue central en la construcción de narrativas de la nueva derecha a nivel mundial. En el 2013, “bait” empezó a girar con fuerza en ese portal, y a veces, como explicación, venía adosada a la imagen de un pez mordiendo un anzuelo. Es que esa es la lógica detrás del término: “Provocar deliberadamente a alguien para hacerlo enojar burlándote de él”, dice el diccionario Collins.
Lo que sucedió el sábado en San Miguel fue eso. Antes de la presentación de “Las fuerzas del cielo”, los popes de este grupo pensaron en cómo generar un hecho que produzca bronca y preocupación o, en clave duranbarbiana, que dispare conversación y por lo tanto publicidad. Y lo que se les ocurrió fue altamente efectivo en ese sentido. Banderas e iluminación con reminiscencias al fascismo italiano, fotos que se hicieron distribuir con los protagonistas en pose de duros y luego el broche de oro. “Somos el brazo armado de La Libertad Avanza”, lanzó Daniel “El Gordo Dan” Parisini. Era un video estratégicamente recortado (segundos antes había dicho que “las armas eran los celulares”) o, en sus propios términos, era un anzuelo.
Así piensan y se mueven los cruzados de Javier Milei. En este grupo dispar compuesto por políticos, tuiteros e intelectuales, los “chistes” se mezclan con rosca, pulseada por las listas electorales, retórica violenta y liturgia mística hasta formar un cóctel extraño. Está claro que lo que hicieron era una pose, una broma. ¿Pero era mentira?
Efecto mariposa
Milei está convencido de que Dios se comunicó con él a fines del 2020. Fue una charla que mantuvieron gracias a su fallecido can, Conan, a quien el libertario no creía muerto sino que se había ido “a sentar al lado del Uno”, como él llama a Dios. Gracias a Karina, su hermana médium, el economista cree haber tenido un diálogo con este ser supremo, del que salió con una “misión”. “Vos tenés que meterte en política para derrotar al maligno, vas a ser Presidente en el 2023”, le dijo, según le contó Milei, lleno de orgullo, a una decena de personas en estos años. Desde ahí el hombre piensa que mediante “las fuerzas del cielo”, a las que cita en todos sus actos, puede comunicarse con Dios.
Una de las grandes novedades y de los grandes aciertos del fenómeno libertario es que supo transformar sus flancos expuestos y sus debilidades en fortalezas. De la misma manera en que convirtió tener sólo 37 diputados y siete senadores en ambas cámaras en una bandera -la idea de Milei contra “la casta” que no lo deja gobernar-, sus militantes transformaron la conexión mística que el libertario dice tener con Dios y con su perro muerto en un símbolo de pertenencia y, ahora, en un grupo político.
“Somos la guardia pretoriana de Milei”, lanzó Parisini en su breve discurso en la Sociedad Italiana de San Miguel. En el escenario también estaban Agustín Romo, legislador bonaerense por esa localidad y uno de los cerebros de la comunicación digital del Gobierno, Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, Alejandro Álvarez, hijo del fundador de Guardia de Hierro y subsecretario de políticas universitarias, Santiago Santurio, diputado nacional, Ezequiel Acuña y Juan Pablo Carreira, los fundadores de La Derecha Diario, Mariano Pérez, periodista oficialista, y Lucas “Sagaz” Luna, director de Intercargo, entre otros. También fue de la partida Agustín Laje, ideólogo de la nueva derecha de habla hispana y de la lógica de “la batalla cultural”, quien venía de estrenar, días antes, la Fundación Faro, un think tank mileísta. El lanzamiento contó con la participación del Presidente y sirvió para recaudar miles de dólares de importantes empresarios.
A pesar de que vienen de lugares distintos, todos los que estuvieron en San Miguel -salvo excepciones como Sotelo, que arrancó con Espert y luego dio el salto, Álvarez, que apareció sobre el final de la campaña del 2023, y Laje, que cuenta con una trayectoria académica previa- tienen algo en común: formaron parte del núcleo fundador de La Libertad Avanza en el 2021, y varios de ellos empezaron a tratar a Milei ya en su etapa como economista mediático (es el caso de Parisini, Carreira y Acuña).
Es que, a pesar de su nombre sobrenatural, las intenciones de este espacio son bien terrenales. Detrás de la estética y los discursos filosos, hubo dos ideas centrales en el acto. Una fue “asentar al núcleo duro”, según cuenta uno de sus organizadores, una lógica similar a la que motivó el discurso de Milei en el Parque Lezama pero ahora trasladado a otras figuras, en especial en un momento donde la realpolitik obligó al gobierno libertario a explorar lugares incómodos, como una reunión con Xi Jinping y una futura visita a la China comunista. El otro motivo es uno que suele mover a la casta: la pulseada para ocupar las listas del año entrante, en especial en Buenos Aires. Este espacio es auspiciado por el asesor todoterreno Santiago Caputo, que estuvo encima de la organización del acto tanto antes como después de la polémica.
Caputo mantuvo a lo largo de todo el año una pelea silenciosa con Sebastián Pareja, el armador de Karina Milei en esa localidad y uno de los motivos de los roces entre el “mago del Kremlin” -lo bautizaron así por la novela de Giuliano Da Empoli- y la hermana presidencial. Pareja no fue parte del acto, ni ninguno de sus alfiles en la provincia. Hay un tema casi matemático de fondo: son muchas manos para poco plato. En esa lista ya tiene el primer lugar José Luis Espert (que ambiciona poner a otro más de los suyos), mientras que el resto se definirá entre Pareja y el karinismo, las fuerzas del cielo y el caputismo, las alianzas territoriales que se hagan en cada localidad y, si el PRO llega a aceptar la pobre oferta que le hace el Gobierno, los amarillos. No hay lugar para todos, pero, diría el nuevo grupo libertario, la victoria nunca dependió de la cantidad de soldados.
Barreras
Hay enormes interrogantes sobre este grupo. Uno es hasta dónde sus acciones están validadas por el Gobierno o hasta dónde lo representan. Varios no tienen cargos oficiales, siendo el caso más emblemático el de Parisini. Parecería que, de cualquier manera, eso no es una traba. “El Gordo Dan” registra frecuentes visitas a la Casa Rosada, en especial al despacho de Caputo, y hasta figura en los registros oficiales autorizando ingresos. Pero Parisini, que tiene un programa de streaming en “Carajo”, canal de cual es socio minoritario, es mucho más que eso. Es un líder político, cultural e ideológico de la militancia libertaria, al que muchos imaginan de candidato el año entrante, aunque él dice no querer.
“El Gordo” puede encabezar razias internas -marcó en las redes a funcionarios para ser echados, un juego que hace en sintonía con Caputo-, señalar enemigos externos -que una vez apuntados por él reciben insultos de miles de usuarios, escraches que a veces pasan de lo virtual a lo real- y también trabaja para apuntalar el relato. Su aporte a la narrativa oficial va desde el encuadre que hay que darle al Estado (“hay que poner a nuestros amigos y familiares y sacar a todos los comunistas”, idea que Parisini y Romo, por nombrar a algunos, vienen cumpliendo al pie de la letra), a la línea propia (“todo aquel que cuestione el más mínimo detalle de lo que hace Milei es un pelotudo y un hijo de remil puta”) y al trato que merece el adversario político (“palos, fuego y sangre para los zurdos”).
Este último capítulo es sobre el que más se vuelve cuando se habla de “Dan” y de su grupo, fantasma que recorre al mundo cada vez que se menciona a la nueva derecha y que volvió a crecer luego de que él hablara de “brazo armado”. ¿Hasta dónde están dispuestos a llevar la violencia? “Son las formas de las redes”, “es bait”, “no entendés cómo se habla ahora en tuiter”, “es consumo irónico” son algunas de las frases con las que suelen explicarse en este grupo, ampárandose en que la violencia que expresan es sólo discursiva. Sobre la violencia en modo de chiste, el filósofo Luis García escribió: “El fascismo cosplay es su estrategia más genial, les otorga una movilidad táctica para entrar y salir de la democracia y para neutralizar la crítica por pasearse como una imitación de sí mismos”.
Además, la tesis de que la violencia es sólo virtual es arriesgada. En primer lugar, porque los ataques suelen llegar a la realidad, como pasó días después del evento en San Miguel (ver recuadro). Y segundo, porque no termina de quedar en claro cuáles son los nexos entre este grupo y “KFC”, una banda tuitera liderada por Federico Gorga, un argentino exiliado en Madrid que desde allá encabeza siniestros ataques a personas que en redes critican al Gobierno, tal como demostró una investigación de la revista Crisis. Desde “las fuerzas del cielo” desconocen cualquier vínculo.
Pose
Está claro que la estética fascistoide y la impronta agitadora fue buscada. En especial porque ocurrió luego de la humillación pública de “La Pistarini” (ver recuadro), con quien “El Gordo Dan” mantuvo un diálogo luego del episodio con Dillom. La construcción de este grupo como “brazo armado” parecería querer fomentar una idea exactamente contraria a lo que se vio en aquel avión: que esta banda inspire algo parecido al temor. Laje, que amenaza con abandonar España y volver a vivir al país mientras crecen los rumores que lo imaginan en un futuro no tan lejano entrando a la política, habló en San Miguel de los “zurdos hijos de puta”, que son “el mal”, a los que “insultar es lo mínimo que se merecen”.
“Un efecto buscado de las estrategias comunicacionales del Gobierno es la normalización de la violencia, pero también de nuevas narrativas: que aquello que antes ni siquiera pensábamos y mucho menos decíamos se integre a los debates cotidianos. Desde el cuestionamiento al sistema político y sus representantes, hasta la estigmatización de toda disidencia, la disolución del Estado, la negación del cambio climático o la violencia de género”, dice Sandra Chaher en “Narrativas Salvajes”, el libro que acaba de sacar la asociación que preside, Comunicación para la Igualdad. En este texto también habla el historiador italiano Steven Forti, autor del libro “Democracias en extinción”: “La crispación le sirve a la extrema derecha para crear caos: complica a los demás para contrarrestar su discurso, porque todo es muy rápido y no hay tiempo de intentar construir una estrategia de confrontación; entonces siempre son ellos quienes llevan la iniciativa. Este caos sirve también para esconder temas: que se hable de algunas cosas y no de otras”.
La aparición de la fundación Faro y de la agrupación “Las fuerzas del cielo” marcan el momento que atraviesa el Gobierno. Con la economía relativamente estabilizada y la victoria de Trump reforzando su propia narrativa, la idea que empuja ahora la Casa Rosada es trasladar el debate de los números a lo “cultural”, terreno que tendrá a Laje como protagonista. “Sí, vamos a hacer Gramsci de derecha. No vamos a parar hasta que las pantallas, las universidades, las instituciones y las leyes reflejen los valores de Occidente”, dijo Milei en el acto de presentación de la fundación. Si conquistan el debate de ideas, piensan los libertarios, conquistarán también las urnas. El Uno y las fuerzas que bajan del cielo así lo han establecido.
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