★★ Un joven hace una tesis sobre exorcismo a ver si encuentra una “cura para la posesión”. Termina como sujeto del experimento posesivo. Parece que Satán no inventó nada más después de “El Exorcista” y sus clones, y mantiene los mismos trucos. Una seguidilla de golpes de efecto a los que les falta lo fundamental: el humor. Con eso solo y dos pesos, Sam Raimi hizo la joyita de “Evil Dead”. Aquí hay más plata y menos riesgo.
por Leonardo D’Espósito
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