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CULTURA | 25-08-2020 12:07

El Eternauta. Secretos de un clásico que se transformará en serie

Qué condimentos tiene la famosa historieta de Oesterheld y Solano López para que 63 años después de su creación siga convocando a nuevos lectores. Una historia sin grieta.

Cuando Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López empezaron a amasar “El Eternauta”, uno escribiendo y el otro dibujando, habían pasado dos años del golpe del ´55 y del exilio de Juan Domingo Perón. Justo un mes después, los soviéticos lanzaban el Sputnik 1 y faltaba una docena de años para que el ser humano pisara la luna. La historia que pergeñaron comenzaba con una nevada tóxica que exterminaba a la mayor parte de la población y tenía como protagonista a un tipo común, Juan Salvo, que pasaba de estar tranquilo y jugando al truco, a llevar adelante desde Buenos Aires la resistencia a una invasión alienígena. Pensaron que la tira duraría algunas semanas, pero terminó consagrada como un clásico. Bastan algunos ejemplos para dimensionar su trascendencia.

 

Francisco Solano López

 

En 2016, después de la edición de Fantagraphics publicada en Estados Unidos, obtuvo tres nominaciones en los Premios Eisner, los Oscar de las historietas, de los que se llevó el de “Mejor colección o proyecto de archivo de tiras de prensa”. En marchas anti globalización, la emblemática imagen de “El Eternauta” convive con la del Che Guevara y la máscara de Dalí. Tras varios intentos de llevarla a la pantalla, frenados por litigios por los derechos de autor y la marca ya resueltos, Netflix prepara la adaptación de la historia con dirección de Bruno Stagnaro y la producción de KyS Films. ADN de una fascinación universal y contemporánea.

 

El Eternauta

 

La pócima 

Fernando Ariel García, periodista especializado en comics y autor de tres libros sobre Oesterheld, explica que el guionista tuvo una constante argumentativa: la invasión extraterrestre como metáfora. Pero si en “El Eternauta” encajan todas las piezas es porque a diferencia de sus historietas anteriores con personajes norteamericanos bajo un modelo de héroes paternalistas más clásicos, empezó a trabajar desde el imaginario local. “El Eternauta” hace de la Argentina un territorio aventurable, algo muy innovador a fines de los ´50 en el que mandaba la norteamericanización. La verosimilitud se la dan los artilugios de la vida cotidiana que son reconocibles, como la Plaza de Mayo o la cancha de Ríver. Pero no solo es una cuestión de escenografía. Si el típico protagonista norteamericano es un súper hombre que lo puede resolver todo, uno argentino demandaba otro recurso. Oesterheld incorporó entonces lo que para García fue uno de sus mayores aportes: la idea del héroe grupal, en el que el rol de líder va rotando de acuerdo a cómo se va perfilando la acción.

 

Héctor Germán Oesterheld

 

Marina López, hija de Solano López, nació diez años después de la primera etapa de “El Eternauta” (1957-1959), por eso solo tiene algunos flashes mentales de la segunda (entre 1976 y 1977), antes de que el dibujante se exiliara en España con su otro hijo –como Solano estaba separado, ella y su mamá se quedaron en el país. López postula que la historia trasciende fronteras por aquello de “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. “Además, incluso en la primera época, cuando Solano tenía solo 28 años, sus dibujos ya tenían un estilo muy cinematográfico”, analiza.

Otra clave: “El Eternauta” transforma la supervivencia de la amenaza externa en la resistencia contra el invasor. “Ese es el quiebre, lo que la universaliza y hace que se identifiquen con la historia en otros países. A nivel local, la lectura posterior fue que el invasor era la dictadura militar, pero los italianos, por ejemplo, lo representaban en la resistencia contra Musolini y, los más jóvenes, contra Berlusconi. Hay una apropiación del ideario por los movimientos antisistema. La idea es resistirse a algo que tiene un poder muy superior y que la lógica indica que, a la corta o a la larga, terminará venciendo. Eso la vuelve una trama universal y permanentemente contemporánea”, afirma García. En ese sentido, la vigencia está asegurada porque siempre habrá nuevas “invasiones alienígenas”, un antídoto contra el paso del tiempo, la condición que anida en los clásicos y garantiza la posibilidad de nuevas relecturas.

 

Encarnación

¿Cuánto influyó en la contundencia y entidad de “El Eternauta” que Oesterheld terminara atravesado por su guión, como víctima de la Dictadura Militar (él y sus hijas fueron desaparecidos) y Solano López tuviera que exiliarse en España? “La realidad se apropió de ciertos recursos narrativos de la historieta: en la primera, por ejemplo, 'El Eternauta' pasa caminando por la ESMA. Era el ´50 y pico y ellos no se imaginaron que la ESMA sería después el símbolo que fue. El propio Solano explicó que la razón de aquello era que él pasaba por allí en el colectivo cuando volvía de la casa de Oesterheld. O sea que la lectura te la impone la historia”, dice Garcia.

 

Nestornauta

 

El otro hito que le dio vigor e incorporó nuevos lectores fue la revalorización que hizo el kirchnerismo con el “Nestornauta” y la incorporación de “El Eternauta” como lectura obligatoria en los colegios. Según García, el kirchnerismo trabajó sobre el imaginario que había en la calle que, en realidad, no coincide ni con la primera parte de la historieta (1957-1959) ni con la segunda (1976-1977). “El personaje de la primera época es uno comprometido con ideas humanitarias, un tipo capaz de pensar que el enemigo no es solo eso sino también una persona atrapada y dominada por otro mal mayor, un victimario víctima. En el segundo, y en consonancia con la militancia de Oesterheld en el movimiento Montoneros, Juan Salvo pierde esa cualidad humanística y se transforma en una máquina militante que es capaz de sacrificar a los propios por la causa, en uno que se las sabe todas y que lo único que le interesa es llegar al poder. Se convierte casi en el paradigma norteamericano que el propio Oesterheld tanto había luchado por deconstruir. Creo que en la sociedad se fusionaron esas dos ideas y eso es de lo que se apropió el kirchnerismo”, dice García. Aquello ocurrió en vida de Solano López y tuvo el aval de la viuda del escritor. “Solano se identificaba con el proyecto kirchnerista, así que te diría que lo sintió como un aporte humilde de su parte”, afirma su hija. Si la iconografía K resaltó a 'El Eternauta' como un líder partidario comprometido con la humanidad y, al mismo tiempo, con las ideas políticas partidarias, también le sacó el fusil al Nestornauta. “Eso no modificó en nada la relación afectiva con sus lectores, no hubo gente que dejara de seguir a 'El Eternauta' por esa asociación partidaria”, asegura García y resalta que la historieta hace planteos existenciales que, por ende, atraviesan las épocas. “Si las respuestas pueden haber pasado de moda, las preguntas siguen interpelando al presente”, concluye.

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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