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ECONOMíA | 06-10-2017 11:32

Así funciona el modelo de Macri para subordinar a los sindicatos

El arriesgado plan incluye cárcel, amenazas, pactos y premios. Avance sobre las cajas. Mafias malas y amigas.

Mauricio Macri no nació ni se curtió en el ambiente peronista. Los ruidos de los bombos, el olor a choripán, las canciones a grito pelado, y los cuadros con viejos ídolos los conoció recién en su llegada a Boca. Sin embargo, en poco más de año y medio de gobierno ya adquirió alguno vicios del partido político más importante del país, que impresionan a unos y asustan a otros. Con la cinematográfica detención de Juan Pablo ‘Pata’ Medina volvió a demostrar otra vieja habilidad que tenía el General y que luego perfeccionó el gremialismo Timoteo Vandor: primero el golpe, luego el negocio. Los tiempos PRO modernos que quiere instaurar el Presidente incluyen una correa apretada en el cuello del sindicalismo, y un futuro incierto de reforma laboral que excita al establishment. Todos las manos quieren meterse en el plato donde se disputa la gobernabilidad de Cambiemos.

En el Gobierno jura y perjuran que no manejan los hilos de una Justicia que antes del 15 de diciembre de 2015 no investigaba prácticamente a los popes sindicales, por cierto, peronistas, y que desde entonces ha encarcelado a Omar ‘Caballo’ Suárez, del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), hace un año, y a Medina, de la seccional La Plata de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), este 26 de septiembre (ver recuadro). Otros en el PRO reconocen la mano del operador judicial macrista Fabián ‘Pepín’ Rodríguez Simón en el timing electoral de la detención de Medina, cual si fuera Osama Bin Laden, por parte de un pelotón de fuerzas federales ante las cámaras de TV que transmitieron en vivo durante horas. El arresto profundiza la hipótesis de un gobierno que lucha contra mafias, en este caso sindicales. Al día siguiente, Macri festejó en un acto de campaña: “Lo que pasó ayer en La Plata no es un accidente. Es parte central por lo que estamos batallando y de los valores que necesitamos instalar en esta Argentina del futuro. Todos tenemos que trabajar dentro de la ley. No hay lugar para comportamientos mafiosos”. El trabajo dentro de la ley presenta sus límites difusos. El principal aliado sindical de Macri, el recientemente fallecido Gerónimo ‘Momo’ Venegas, de la Unión de Trabajadores Rurales (Uatre), tenía sus bienes a nombre de testaferros. Así lo denunció la propia hija del Momo, María Eva Venegas, el 19 de septiembre, que los acusó de quedarse con el dinero amasado por su padre. Una de las abanderadas de la lucha antimafia, María Eugenia Vidal, había entregado a principios de su gobierno bonaerense el control del Puerto de Quequén a un concejal del partido Fe, el del Momo, Arturo Rojas. ¿Macri quiere conducir a los sindicalistas hacia sus objetivos o limpiar su corrupción? ¿Cuánto hay de guerra, cooptación o acuerdo?

Así Macri va domesticando a los sindicatos. Así, y con la recuperación económica y la victoria en las urnas. “En la CGT compraron encuestas sesgadas antes de las PASO e hicieron un plan de acción a contramano de la política y la economía. Pensaron que la economía y el oficialismo estaban débiles”, analiza un alto funcionario del Gobierno. “Cuando vieron el resultado de las PASO, tuvieron que recalcular”, agrega, y cita que la economía creció en julio pasado 4,9% y acumula en el año un alza del 2,1%. La CGT, que conducen Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, no pudo suspender la marcha que ya había convocado antes de las primarias del 13 de agosto para el 22 de ese mes, pero lejos quedó la amenaza del camionero iracundo Pablo Moyano, que juega el papel de policía malo en dupla con su padre, Hugo.

Confederal. Por iniciativa de Pablo Moyano y los más duros, como el bancario radical K Sergio Palazzo y el piloto Pablo Biró, se convocó en aquella manifestación al Comité Central Confederal, que reúne a más de 300 secretarios generales de todos los sindicatos, para debatir un plan de lucha. Ahora el joven Moyano amenaza con faltar, mientras que los triunviros aclaran que el cónclave del 3 de octubre próximo se limitará a evaluar su primer año al frente de la CGT y a expresar su preocupación por la meneada reforma laboral (ver recaudro) que el Gobierno admite pero no precisa. Los hijos de Moyano elevan el perfil, entre las advertencias de paro de quien aspira a dirigir algún día la CGT y los noviazgos de Facundo, mientras Hugo negocia por abajo, evita los despidos de OCA, se dedica a Independiente y pone como triunviro a Schmid, líder de un sindicato, el de Dragados, con pocos afiliados y sin obra social.

A partir de las PASO, al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, se le hizo fácil acercarse a los gremialistas para ablandarlos en su intención de cambiar normas laborales. Nunca antes en el año y medio de gobierno de Macri, el hijo del sindicalista educado en el Colegio Cardenal Newman se había mostrado tan poderoso como por estos días en que se reunió una y otra vez con los popes sindicales. Les aclaró que el Gobierno no quiere una flexibilización laboral extrema como la que acaba de aplicar Brasil y como la que reclamó uno de los empresarios favoritos de Macri, Marcos Galperin, dueño de Mercado Libre, pero en el triunvirato temen que sean sólo declaraciones de campaña.

por Alejandro Rebossio, Juan Luis González

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