Tres proyectos emplazados en Saint Thomas, uno de los barrios más emblemáticos de Canning, están liderados por el estudio del Arq. Guido Stefanello quien admite que lejos de ser la simultaneidad una dificultad, “la problemática del proyecto surge del pedido específico de cada cliente, y eso es lo más importante de destacar”.
¿Qué distingue a cada una de las tres obras que está llevando adelante?
El estilo de cada obra es el factor clave en la distribución, teniendo un neoclásico, otro racionalista y un moderno. Estos se diferencian en la volumetría y los elementos que se utilizan. Tenemos molduras en ciertos casos y volúmenes puros en otros, y cada uno de estos elementos resaltan el concepto de cada una de las ideas.
Los espacios se denotan fuertemente en las plantas, con el área se servicio por un lado y los espacios sociales en otro. Los núcleos que unen las plantas materializan el concepto y resaltan los espacios en doble altura.
Dependiendo del caso, podemos encontrarnos con un hall central que nos lleva a los dormitorios o con una pasarela que balconea al living, donde grandes paños de vidrio resaltan un ambiente lleno de inmensidad, con línea claras y bien definidas. Proyecto, dirección y construcción son los tres servicios que, por separado o juntos, dependiendo el caso en particular, Guido ofrece con su estudio.
“Cada obra refleja la problemática moderna con la que lidiamos hoy en día, donde cada estilo predomina en base a las necesidades y costumbre de los habitantes. Y nosotros, los arquitectos, nos encargamos de hacer de cada espacio un lugar único para cada uno de ellos".
"Ese es el desafío más grande al que nos podemos enfrentar. Mis gustos siempre estuvieron dirigidos a la arquitectura minimalista, un estilo que abarca una cantidad innumerable de opciones y variantes posibles. Me gustan los volúmenes simples, los espacios ordenados, los patios y la luz. Esa combinación bien lograda y adaptada a una planta de arquitectura, siempre sale bien".
"Pero también he realizado proyectos neoclásico y racionalistas, aunque, definitivamente, mi preferencia esta en lo más simple. Muchos arquitectos comparten la idea de que menos, es más, y yo soy uno de ellos -se autodefine Guido-. La arquitectura no tiene por qué ser difícil, pero las decisiones que tomamos son las que definen el rumbo de lo que será el éxito o el fracaso de un proyecto. Puede sonar extremo, pero es la carga que llevamos nosotros los arquitectos.
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