El resultado de las PASO dejó al líder de Consenso Federal, Roberto Lavagna, en un lejano tercer puesto, detrás de la oferta polarizada que jugó a la grieta. Sin embargo, en esta segunda oportunidad electoral, sus asesores lo convencieron de que tiene chances de acortar distancias, siempre y cuando cambie de estrategia discursiva.
Hasta ahora, Lavagna venía pegándole duro al Gobierno, confrontando directamente con Mauricio Macri, que llegó a mostrar su enojo en público con las opiniones del exministro de Economía. Pero resulta que ahora, luego de analizar los informes de consultoría proselitista encargados y difundidos por el propio lavagnismo, Consenso Federal promete apuntar sus dardos más venenosos contra La Cámpora y el cristinismo en general.
La idea es obvia: para robarle votos al macrismo, más que criticar al Gobierno, conviene ofrecerle al votante deprimido de ese espacio una alternativa anti K, con la promesa de frenar total o parcialmente la ola kirchnerista.
(Al Gobierno se le acaba el tiempo para conquistar los votos de Roberto Lavagna)
El diagnóstico del búnker lavagnista también incluye el plan de quitarle votos a los Fernández, basado en la hipótesis de que una parte de los que eligieron la boleta K en las PASO no lo habrían hecho por convicción positiva, sino simplemente como un voto castigo contra el Gobierno. El informe que convenció a Lavagna muestra encuestas, pero hoy todo sondeo de opinión arroja cifras muy provisorias. Tras la sorpresa de las PASO, volvió a cotizar la intuición y la experiencia política.
Esa intuición del ala más peronista de Consenso Federal, encabezada por el salteño Urtubey y sus comandantes bonaerenses, venía recomendando dureza contra el neocamporismo agazapado detrás de Alberto Fernández, y no tanto contra Macri. A partir de ahora, esa estrategia tiene luz verde del propio Lavagna.
Por ahora, no está claro si el plan tiene chances de éxito, pero si en las próximas semanas el escenario de los tres tercios empieza a reflejarse en la carrera electoral, la cita del 27 de octubre puede recuperar la tensión perdida luego del fenomenal tropiezo macrista. Y habrá que recalcular todo de nuevo.
*Editor ejecutivo de NOTICIAS.
por Silvio Santamarina*
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