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SOCIEDAD | 26-09-2016 00:00

Proyecto XXX: "Acá todos los chicos andan armados"

Eso afirman los testigos de la fiesta de Moreno, un lugar de historias de violencia extrema. Muchos de los jóvenes que crecieron en este lugar ya sostuvieron un arma, por primera vez, a los 13 años.

En Villa Trujui, partido de Moreno, a nadie le sorprende lo que pasó en la fiesta "Proyecto XXX". En esa zona del conurbano bonaerense los vecinos cuentan que todos los días se escuchan tiroteos. A los trece años, muchos de los chicos que crecieron en este lugar sostuvieron un revólver en su mano, al menos una vez. A sólo 50 kilómetros de la Capital Federal, las historias de violencia extrema forman parte de la rutina, la muerte es moneda corriente y la Justicia no se busca en Tribunales. Y esto incide directamente sobre la inseguridad general.

Nicolás Rivero tenía 20 años y si bien no se debe haber imaginado que en esa fiesta le iban a dar un tiro en el tórax, era una cuestión que podía pasar. En los días previos, los invitados compartieron en las redes sociales fotos del arsenal que iban a llevar esa noche: armas de fuego, cuchillos y navajas. Sin embargo, lejos de ser un caso aislado, lo que pasó en "Proyecto XXX" sólo sirvió para poner la lupa sobre una realidad que, aunque para muchos puede ser desconocida, se repite desde hace años. Sólo en Moreno se estima que se organizan unas 1.500 fiestas clandestinas al año. La falta de habilitaciones, de control policial, la presencia de menores, el alcohol y las drogas son el factor común de todas estas celebraciones que se realizan todas las semanas.

Sin control. Durante el día, en el predio donde se realizó la fiesta funciona una parrilla. El lugar, ubicado en el cruce de la ruta 23 y la calle Ozanan, esta cercado con árboles y un alambrado roto de menos de un metro de altura. Hasta allí llegaron más de 500 chicos de distintos puntos del conurbano, la noche del 20 de septiembre. La excusa de la celebración era la llegada de la primavera y, como sucede en estos eventos, los organizadores mantuvieron en secreto la ubicación de la quinta hasta dos días antes de la fecha. "Todas las fiestas son así. Es para que no las clausuren", contaron a NOTICIAS adolescentes del barrio Las Catonas.

Una de las primeras informaciones que circuló fue que para entrar a la fiesta había que llevar alcohol, drogas y armas. Sin embargo, éste no era un requisito exclusivo. Peor. "No es que era una regla. Andan todos calzados. En el día y para salir a la noche. Es algo común en los chicos", contó un vecino que vive a una cuadra del lugar. Según este hombre, cada vez que se organiza una fiesta en este lugar, el clima de madrugada es el mismo: corridas, tiros al aire y chicos tirados en la vereda.

El nombre de la fiesta toma su nombre de la película "Proyecto X", en la que tres amigos estadounidenses organizan una fiesta salvaje en la que vale todo para conseguir popularidad. Sin embargo, las similitudes entre esta comedia y lo que pasó en Trujui se reducen al nombre del evento. En el film los chicos quieren ser más conocidos en la escuela y viven en mansiones con jardín y piscina. Postales imposibles para esta zona de Moreno, en la que las calles están intransitables y las casas apenas cuentan con los servicios básicos.

Quintas, casas a medio construir y un parque industrial que no fue conforman el paisaje de esta zona de Trujui, en la que los adolescentes se mueven en bicicletas, autos y motos como si fueran los dueños de la calle. Los adultos insisten en que no saben qué hacer y que no pueden poner un límite a sus hijos. Y la presencia del Estado se reduce a unas cuantas escuelas públicas y a una sola comisaría con dos patrulleros.

De hecho, la noche de "Proyecto XXX", Patricia, la madre de un adolescente que asistió a la fiesta, había publicado en Facebook que no podía dormir, que estaba preocupada y que desde su casa escuchaba los tiros sin saber si su hijo estaba bien. Otras madres le comentaban. Todas coincidían en lo mismo: que esa noche a sus hijos les podían robar, que era peligroso pero que no los habían podido convencer de que no fueran.

"El tema es que esta vez se zarparon. Una cosa es que te agarren a las piñas entre diez, a mí me pasó en la última fiesta, pero otra es que te maten", contó un chico de unos veinte años que estuvo en la puerta del predio hasta media hora antes de que comenzara el tiroteo. Él y su amigo habían decidido no entrar porque "estaba lleno de chiquitas", dijeron. El promedio de los chicos era de 15 años.

"A mí sí me habían dado permiso", contó Yamila, de 13. Ella se acercó a la quinta, al día siguiente de la tragedia, junto a una amiga de su misma edad que está embarazada. Querían ver qué había pasado porque conocían de vista a "Homero", como le decían al joven que murió. Esta chica había llegado a la fiesta alrededor de las once de la noche y según contó, ya estaba lleno de gente. "Nos habían dicho que teníamos que traer para tomar en botellas de plástico pero después vi que adentro vendían en botellas de vidrio. Supuestamente la entrada valía 30 pesos pero yo terminé entrando sin pagar nada", afirmó. Algunos pagaron 40 y otros 50 pesos. Todo dependía de la buena voluntad del que estaba en la entrada.

Adentro también se podían conseguir pastillas y marihuana “aunque la mayoría trata de traer y no comprar adentro de la fiesta porque te cobran cualquier cosa”, agregó Yamila.

Una muerte. Los investigadores todavía no pudieron determinar qué pasó en la fiesta. Hasta el momento, sólo se pudo confirmar que el tiroteo empezó alrededor de las dos de la mañana. Algunos indican que fue un enfrentamiento entre una banda de Las Catonas y otra de San Miguel, dos barrios que son contrincantes; otros afirman que el joven que disparó llegó hasta la fiesta en una moto y tiró al bulto. Desde la UFI 3 de Moreno, a cargo de Luisa Pontecorvo, afirmaron a NOTICIAS que ninguna de todas esas versiones es oficial y que esperarán a tener más elementos para confirmar cuál es la hipótesis de la fiscal.

Según la reconstrucción que hicieron los propios chicos, ni bien empezó el tiroteo todos empezaron a correr para salvarse. “Yo escuché cómo los policías que estaban afuera se reían. No hicieron nada”, dijo otra adolescente. Algunos vecinos abrieron las puertas de sus casas para contener a los chicos que se escapaban y varios de ellos estuvieron desaparecidos buena parte del día. “Como muchos eran de otras ciudades empezaron a correr y se perdieron. Además hay que tener en cuenta que casi todos estaban alcoholizados. En la comisaría labramos cinco actas de paradero y con el transcurso de las horas esos adolescentes fueron aparecieron”, informaron fuentes policiales.

Rivero fue la única víctima fatal y dos adolescentes más terminaron con heridas graves, uno con una apuñalada en el pecho y otro con un disparo en la pierna.

Sin embargo, la familia de Rivero no cree ni espera que la Justicia resuelva el caso. "La policía no va a hacer nada. Acá esto pasa todos los días y siempre queda en nada. Ahora tenemos que enterrarlo y pasar este momento", dijo a NOTICIAS uno de los tíos del joven mientras velaban a su sobrino adentro de la casa. La cuadra estaba repleta de adolescentes que hacían fila para entrar y que habían estado esperando toda la tarde a que las autoridades le entregaran el cuerpo a los padres.

El jueves 22 salió el cortejo fúnebre por las calles de Trujui escoltado por más de veinticinco motos y dos colectivos llenos de adolescentes. Cuando la caravana pasó camino al cementerio por el predio donde se realizó la fiesta, los chicos empezaron a gritar "Vamos a volver". Las amenazas iban dirigdas a Celina, la propietaria de la quinta, a las que varios le adjudicaban responsabilidad por lo que pasó. Es que en ese lugar ya se habían hecho más de 60 fiestas en lo que va del año y si bien la mujer insiste en que fue engañada por los organizadores, muchos afirman que siempre organiza los eventos con complicidad de funcionarios municipales.

Sin pistas. Hasta el momento la policía tomó más de veinte declaraciones, uno de los organizadores de "Proyecto XXX" ya se defendió ante la Justicia y todavía no hay pistas de quien fue el que disparó. El intendente de Moreno, Walter Festa, salió a dar sus explicaciones de los hechos: según el funcionario kirchnerista, el municipio no tiene la estructura de inteligencia necesaria para actuar sobre estos hechos y dijo que la fiesta era imposible de prevenir.

Sin embargo, las fiestas clandestinas continúan a la vista de todos y sólo basta una simple búsqueda en Facebook para saber cuándo se va a desarrollar la próxima. En los últimos días, ya aparecieron nuevas convocatorias: "Comisión 5 #PrimaveraFest" y la "Proyecto Fest Fest" son sólo dos de los eventos que se están promocionando frente a las narices de los funcionarios de Moreno. Sus organizadores prometen que quienes asistan van a "poder hacer bardo y romper todo" y muchos adolescentes, imparables, aseguran que este fin de semana van a tomar "revancha" por lo que le pasó a Rivero.

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