Saturday 23 de November, 2024

POLíTICA | 21-01-2017 00:00

Nancy Pazos revela el día que Franco Macri quiso seducirla

La periodista cuenta un desopilante diálogo con el padre de Mauricio Macri. Punta del Este y los '90.

Los míticos 90 funcionan hoy como el déjà vu de muchos sucesos políticos actuales. Para bien o para mal, de acuerdo con quién utilice el espejo histórico, las analogías están al alcance de la mano. Algunas por acción (la apertura de Argentina al mundo) y otras por reacción (desdibujar el protagonismo del ministro de Economía dividiendo su función en cinco).

Mauricio invirtió sus primeros meses como Presidente sobreactuando su diferenciación de Fernando de la Rúa. Pero, claramente, su impronta personal es mucho más cercana al menemismo que a la Alianza. Macri necesitó matar a su padre biológico para llegar. Por eso huye de cualquier “padre político”...

Anécdotas que reflejen la peculiaridad de su vínculo sanguíneo hay muchas. Pero nunca entendí tanto a Freud en su análisis del padre narcisista como el día que conocí a Franco Macri.

Corrían los míticos 90. Mauricio empezaba a querer jugar en ligas ajenas a la deportiva. Había puesto sus propias reglas de juego. No concedía reportajes a la prensa gráfica porque no quería que lo editaran Y prefería mostrarse en tele antes que dialogar por radio.

Un día se sentó en el sillón de “Ruleta Rusa” (ese vis à vis con marca registrada). Durante casi dos horas escudriñé su cabeza y su alma. Pasamos a la categoría de conocidos. Esto en el lenguaje macrista de entonces podía ser sinónimo de amigos. Así engrosé la lista de invitados “raros” a sus fiestas de fin de año en Punta del Este, cumpleaños y otras yerbas.

A través del hijo llegué al padre. Sus prerrequisitos para una entrevista eran claramente más estrictos que los del hijo. Esta vez nada de estudio televisivo: preguntas y respuestas en su propio terruño y a primerísima hora de la mañana. No quiso tele. Fue para radio y en su famosa casa de Barrio Parque.

Franco tenía por entonces 68 años. Yo, 29.

Hablamos de política, de economía, de poder. Un llamado telefónico que no podía eludir interrumpió la entrevista. El operador de Radio Mitre aprovechó para salir a fumar. Franco volvió, me ofreció otro café y desató un monólogo imperdible:

–Vos sos amiga de mi hijo ¿no? Las mujeres se equivocan siempre con Mauricio... Porque a la edad de mi hijo, los hombres sólo quieren progresar en su carrera, se concentran en su ombligo, y, si tienen tiempo libre, hasta prefieren los amigos. Tienen esposa y familia pero el centro de su universo son ellos mismos... En cambio a mi edad, a esta altura de la vida lo único que quiero, lo único que me interesa es hacer feliz a una mujer. Tengo todo el tiempo del mundo para esa mujer. Las mujeres se merecen que nosotros nos dediquemos a ellas pero, claro, a la edad de mi hijo, eso es imposible...

El operador volvió y retomamos el rumbo periodístico. Cuando salí lo llamé a Mauricio para agradecerle la gestión y, a carcajadas, le conté la anécdota. A él no le resultó gracioso. Faltaban muchos años de terapia aún para que Mauricio pudiera matar a su padre...

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por Nancy Pazos

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