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POLíTICA | 07-08-2017 00:31

El misterio por la hora de muerte de Néstor Kirchner

Si fue a las nueve de la mañana, si fue antes, si fue después. Ceferino Reato, en su libro "Salvo que me muera antes" (Sudamericana) cuenta la versión de los médicos que lo atendieron.

El día de la muerte de Kirchner, el médico Lestard formó parte del equipo que intentó reanimar al ex presidente. Luego, fue a la residencia de los Kirchner, donde esperó a su colega y amigo Buonomo. El certificado extendido por Lestard indica que Kirchner murió a las nueve y diez de la mañana, según la partida confeccionada por Gallardo.

Es decir, cinco minutos antes de la hora que figura en el comunicado dado a conocer por el gobierno durante la tarde, que fue firmado por Buonomo y Alen González.

“Siendo las nueve y quince falleció el ex presidente Néstor Carlos Kirchner como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio no traumático que no respondió a las maniobras de resucitación”, informaron los médicos de la Unidad Presidencial.

“Fue una muerte súbita”, había dicho Buonomo a la agencia internacional de noticias Reuters minutos antes de las once de la mañana.

Al final, ¿a qué hora murió Kirchner? ¿A las nueve y diez, como indica el cirujano del hospital local? ¿A las nueve y quince, como aseguran los médicos presidenciales? ¿O mucho antes, cuando tuvo el paro fatal en su cama, al lado de su esposa?

¿Fue una “muerte súbita”, como dijo Buonomo antes de firmar el comunicado con la hora oficial del deceso: nueve y quince de la mañana?

“No había ningún rastro de balazos ni de muerte violenta salvo que lo hubieran envenenado, pero eso solo se podía saber con una autopsia completa, que no se hizo”, confió uno de esos médicos, que no quiso que su nombre fuera revelado.

En el caso de Kirchner, no era obligatoria la realización de una autopsia: según el artículo 264 del Código Procesal Penal, debe ser realizada “en todo caso de muerte violenta o sospechosa de criminalidad”.

Pero el ex presidente era un paciente de riesgo y había sufrido varios episodios cardíacos —el último, en la noche del sábado 11 de septiembre de 2010, cuarenta y siete días antes de su muerte— y luego del infarto, recibió atención médica tanto en su casa como en el hospital.

Las fuentes consultadas indican que no hubo dudas en cuanto al diagnóstico de su fallecimiento: paro cardiorrespiratorio.

Entonces, ¿a qué hora murió Kirchner?

Meses después de haber quedado viuda, Cristina Kirchner reveló que “él murió conmigo acá, en la cama. Él no murió en el hospital”. Lo hizo en una entrevista con una de sus biógrafas oficiales, la periodista Sandra Russo, para el libro La Presidenta, publicado en 2011.

“Lo averigüé con el tiempo, atando cabos. Primero no entendí, por cómo se dieron las cosas, por los intentos que hicieron para reanimarlo. Pero después me puse a reconstruir todo, y lo llamé al médico para preguntarle. Y fue así, lo que pasaba era que el médico que estaba acá [se refiere a Alen González] no se animaba a decírmelo. También fue porque nadie podía aceptar que estaba muerto. Yo no podía”, agregó.

El dato más preciso indica que Kirchner ya estaba muerto cuando el doctor Cirille examinó las pupilas del ex presidente, mientras Alen González le hacía masajes cardíacos en un ambiente de precariedad médica llamativa, sin los instrumentos mínimos para atender de urgencia a un paciente de alto riesgo.

“Las pupilas ya estaban dilatadas; estaban fijas. Estaba neurológicamente muerto, que es lo que hoy en día se toma en cuenta”, afirma Cirille.

El médico explica —y coinciden todas las fuentes consultadas— que “la dilatación pupilar indica muerte cerebral. Puede haber actividad cardiorrespiratoria espontánea, que, de todos modos, tampoco existía en este caso particular. Es decir que, aunque hubiera reiniciado sus actividades cardiorrespiratorias espontáneas, desde el punto de vista cerebral no habría podido realizar ninguna tarea cognitiva, afectiva, emocional, etcétera, por lo cual, hoy en día, se considera que una persona está muerta cuando cesa la actividad eléctrica cortical cerebral”.

Kirchner ya estaba irremediablemente muerto a las ocho y diez de la mañana de aquel miércoles soleado y sin viento.

(*)Extracto del libro "Salvo que me muera antes" (Sudamericana, 2017) de Ceferino Reato.

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por Ceferino Reato*

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