El “Programa de acompañantes” de los líderes que asisten al G20 le está dando a la Primera Dama la posibilidad de volver a la arena pública y lucirse en terreno seguro. Tiene dotes naturales de anfitriona –cálida, simpática y de yapa está siempre bella e impecable-. Desde que Macri asumió la presidencia, declaró que lo suyo era el acompañamiento.
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Juliana (o los equipos de prensa del gobierno) alimenta esa imagen de esposa salida de un comercial de los años ’60, pero vestida a la moda. Y parece funcionar. Con el Instagram personal de la primera dama –linkeado desde la página de Presidencia- como herramienta principal para la construcción del relato del Camelot de la pobreza. Aquel universo fantástico en el que el reino imaginario reflejaba un mundo ideal, que Jackie Kennedy adoraba identificar con el gobierno de su marido. Felices, enamorados, ricos y bellos. Las fotos de los Kennedy que, sin redes sociales, exponía la icónica revista Life, hicieron escuela.
Antes de almorzar con los acompañantes en Villa Ocampo, Awada subió a su cuenta una foto junto al Presidente en la intimidad de la quinta de Olivos. Quiere parecer una instantánea. Ajeno a la presencia de un granadero que hace guardia a su lado, Mauricio Macri lee un papel sentado en unos escalones del exterior de la residencia. Juliana, en cuclillas, apoya su mano sobre los hombros del presidente. Los escoltan dos hileras de velas encendidas. Ayer, antes de recibir a los Macron, también se publicó una foto en la que ella lo abraza de la misma forma, sentada en el apoyabrazos del sillón presidencial. Él siempre reconcentrado, ella contenedora (y un poco incómoda).
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En el reino de Camelot imperan las mejores intenciones. Y la primera dama le contará la suyas a los acompañantes que debe entretener mientras dure la cumbre. Anunció que su foco estará puesto en los niños, a través del Plan Nacional de Primera Infancia, para garantizarles iguales oportunidades nutricionales, sociales y educativas. Se esperan con expectativa sus anuncios. Lo visto hasta el momento es bastante curioso. Visitó un centro de chicos y mamás vulnerables de Escobar para invitarlos a “intervenir” tortas con diferentes técnicas y colores, acompañada por la artista plástica Nicola Costantino que ahora fabrica a pedido pasteles chic para empresarios y celebridades.
También se reunió con Marta Minujín entusiasmada con que la ayude a llevar arte a esos espacios de primera infancia marginada. Y recibió chicos de jardín de infantes en Olivos con un espectáculo didáctico mediante el que se les enseñó la importancia de lavarse las manos antes de comer, hacerlo en familia y a tener una alimentación variada y equilibrada.
Cuarenta por ciento de los menores de 17 años argentinos vive en la pobreza. Pero en Camelot se espera que la salvación venga por el camino del arte.
*Editora Ejecutiva de NOTICIAS.
por Alejandra Daiha*
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