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SOCIEDAD | 17-01-2019 14:28

El aeropuerto de Villa Gesell, a la espera de vuelos

Se reinauguró con pompa pero apenas opera. Polémica por el financiamiento.

Los motores se prendieron poco después de las nueve de la mañana del jueves 13 de diciembre. Para cuando faltaba un cuarto de hora para las 10 am el avión ya había despegado, escapando de la localidad de San Fernando. 55 minutos más tarde estaba llegando, por primera vez en años, un vuelo lleno de pasajeros a Villa Gesell.

Es verdad que en el avión de Sapsa, la empresa de viajes aéreos que pertenece a la compañía de transporte terrestre Vía Bariloche, no hay mucho lugar: son sólo 19 sillas que se venden al para nada barato precio de $2.500 y $3.500 cada pasajero. El día del vuelo inaugural, sin embargo, estuvo reservado para turistas de élite, y los primeros en tocar tierra fueron el intendente K de la ciudad costera, Gustavo Barrera, y varios miembros de su gabinete.

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La noticia salió en todos los medios de la zona: Gesell tenía, otra vez, un aeropuerto con todas las letras. El futuro ya volvió, dice el oficialismo local, aunque desde la vereda de enfrente aclaran que lo que brilla no está ni cerca de ser oro.

La grieta. La polémica alrededor del aeropuerto y el regreso de sus vuelos es la siguiente: no hay tal cosa, no al menos en el sentido convencional del término, según se queja la oposición y la cámara empresaria de Pinamar. Sus críticos, con Luis Baldo, ex intendente y principal figura de Cambiemos de la zona, a la cabeza, aseguran que detrás de la reinaguración hay sólo una movida política y electoral.

“Es un vuelo charter –no comercial- que viene dos veces por semana, y la mitad de sus 19 pasajeros, por lo menos, van a Pinamar. Podríamos tener un aeropuerto como el de los viejos tiempos pero el municipio pone trabas”, dice Baldo, presidente del bloque en el Concejo local.

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Tiene razón el político cuando asegura que la noticia traería impacto en la ciudad y alrededores. Desde que el último vuelo comercial llegó en el 2016, el aeropuerto había quedado en desuso y los que más lo usaban eran las familias de la zona, que durante la temporada van hasta su playón de estacionamiento para escapar de la invasión de turistas. Ahora hay movimiento, aunque no demasiado: dos veces por semana, viernes y domingo, un avión va y viene llevando a los 19 pasajeros, aunque no siempre viaja lleno.

Cuando NOTICIAS se acercó al lugar, a siete kilómetros del centro de Villa Gesell, en la tarde del domingo 6, sólo 10 turistas regresaban a San Fernando. El vaso medio vacío o medio lleno, según a quién se le pregunte. Aún suponiendo que los 38 asientos vayan y vuelvan ocupados, seguirían siendo pocos al lado de, por ejemplo, los 60 mil que viajaron entre el 2003 y el 2004. Este dato es importante: cuando el aeropuerto funcionaba a tope, derramaba turistas para toda la costa.

Desde la municipalidad minimizan las críticas y sacan pecho. “El regreso del vuelo pone a la ciudad en el mapa de la conectividad aérea, aún cuando sea a pequeña escala, y genera un antecedente para que otras empresas competidoras vengan. Es muy importante para la ciudad”, dice el secretario de Turismo de Villa Gesell, Emiliano Felice.

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El proyecto. Es mayo del 2017 y en Pinamar, uno de los lugares más frescos de Buenos Aires, todos salen abrigados, aún cuando es plena tarde y en el coqueto restaurante del centro la calefacción está prendida. Un funcionario de Gesell, junto a Baldo, se reúne con la Asociación Hotelera y Gastronómica de esa ciudad, para escuchar la propuesta que le están por hacer: el proyecto de “Aeropuerto regional” con el que sueñan volver al esplendor turístico de otras épocas.

Según la idea, el aeropuerto de Gesell, que está en tierras bonaerenses pero que la provincia cedió al municipio hace décadas, pasaría a estar administrado por las tres municipalidades de la zona, junto a Pinamar y General Madariaga, con el aporte de las cámaras empresarias de estas últimas ciudades, y el de la asociación hermana de Gesell, si quisiera sumarse.

Es una propuesta tentadora: ofrecen los U$S 300 mil dólares que faltan para que el aeropuerto vuelva a ser “categoría 4”, el status que permite recibir vuelos comerciales de las grandes empresas, para el que necesitan más metros en la pista, balizamiento, una cerca perimetral, entre otras cuestiones técnicas y costosas. No sólo eso, sino que al funcionario le cuentan que la secretaria de Turismo de Vidal, con la que tuvieron un encuentro en el Hotel Provincial de Mar del Plata, ya dio el visto bueno a la propuesta.

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El hombre parece interesado y pide tiempo para charlarlo con su intendente. Casi un año después, desde la municipalidad aclaran que nunca hubo una propuesta “formal de las cámaras ni de los gobiernos, nada más hay una idea de un candidato de Cambiemos a regionalizarlo, pero la administración es municipal”.

Pedro Marinovic, recién electo presidente de la asociación hotelera de Pinamar, le contesta: “Queremos armar un proyecto serio. Decir que ahora tenemos un aeropuerto es una mentira, lo que hay no está habilitado para vuelos comerciales. Nosotros hablamos con un funcionario de ellos, ¿qué más propuestas necesitan?”. Desde la intendencia de Pinamar, uno de los actores claves de la idea, aceptan que la propuesta no está mal pero que “es difícil de lograr”, y le bajan el tono a que se termine concretando. Por ahora, seguirán habiendo 19 contentos pasajeros por domingo.

*Desde Pinamar. 

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