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TELEVISIóN | 22-04-2019 11:47

Quién quiere ser millonario: más de lo mismo

Santiago Del Moro en la segunda versión argentina. La primera fue en 2001, conducida por Julián Weich en Canal 13.

El formato no es novedad. Detalle más, detalle menos entre las decenas de programas de preguntas y respuestas que poblaron nuestra tv, este viene con el sello del formato Sony, inventado en el Reino Unido 20 años atrás y probado en más de cien países. Tampoco son novedad las temáticas ni el sistema de ayudas. Todo lo conocemos. Lo que puede marcar la diferencia, para nosotros, es el conductor: Santiago del Moro, quien después de mucho tiempo de comandar un programa político beligerante, simplista y gritón haya desembarcado en otro canal –Telefe– para llevar adelante este desafío donde la característica principal es todo lo contrario: aquí no debe apurar, chicanear nada sino más bien generar un clima calmo, deteniendo el tiempo, construyendo suspenso frente a cada paso del juego. Dos banquetas, una tribuna en las sombras, para un mano a mano donde no hay que enloquecer.

‘“Quién quiere ser millonario’ te puede cambiar la vida, hoy me la está cambiando a mí”, debutó al borde de la emoción. Y con smoking de tafeta brillante y moñito, peinado con una perfección de photoshop, Del Moro arrancó con una gran prolijidad, a tono con una escenografía para nada amarreta, que hasta podría decirse discreta si no fuera por el estridente logo del programa que lo abraza todo.

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Tampoco es discreta la palabra “Millonario”: el premio mayor son dos millones de pesos (hay que responder las 15 veces bien), que por supuesto son una maravilla para cualquier mortal pero de ahí a prometer una vida de lujos y placeres queda pendiente un largo trayecto. Los participantes que acá se presentan tienen sueños más modestos: un viaje a Europa, cambiar el lavarropas y algunas cosas más.

Y tal vez por todo eso, la mayoría se planta cuando la cosa se pone compleja y antes de arriesgar, prefieren retirase con algo asegurado: en la primera semana alguien se fue con $ 500.000 pero otros tantos con mucho menos. También, y a diferencia de otros juegos de preguntas y respuestas más berretas, aquí en jugadores se nota orgullo en el saber y no en la picardía de zafar o en lo risueño de haber respondido una barbaridad.

Del Moro hace bien su parte, mantiene ese estilo tan propio del tuteo respetuoso y ese modo de decir las cosas como si fueran pensamientos en voz alta: “Es que sos tan simpática, ay qué divina, cómo me gustaría decirte que…”. Así, genera un clima íntimo y distendido, tan lejano a lo que la televisión actual nos viene acostumbrando.

Quién quiere ser millonario. Lunes a viernes a las 21.15 por Telefe. Conducción: Santiago del Moro. Escenografía: Martín Seijas, Pablo Ponce. Producción ejecutiva: Martín Borrillo. Dirección: Fernando Emiliozzi.

por Saula Benavente

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