En la delgada frontera de convivencia entre el kirchnerismo y Alberto Fernández aparece, entre otros, el nombre de Esteban Righi. El fallecido ex procurador general de la Nación es considerado por el candidato del Frente de Todos como su “gran maestro y amigo”, pero fue denunciado en 2012 por Amado Boudou, cuando era vice, y por eso debió renunciar.
Este lunes por la mañana, en el salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, el candidato a presidente del Frente de Todos cerró una jornada en homenaje al profesor emérito, quien también fuera ministro del Interior, en 1973. “Estoy contento de estar homenajeando a uno de mis maestros”, dijo Fernández. Fue, también, una manera de marcarle la cancha al kirchnerismo más puro y duro. Es que Righi se convirtió en todo un símbolo judicial para los K.
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El calvario para él comenzó el 9 de abril de 2012, el día que Boudou lo denunció como jefe de una “organización mafiosa” que intentaba involucrar al vice en el caso Ciccone. Fue tal la presión política que Righi presentó la renuncia un día después. Cristina Fernández de Kirchner, entonces presidenta, se la aceptó de inmediato y nombró a Alejandra Gils Carbó en su lugar.
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Muchos años después, con Righi ya fallecido, Amado Boudou fue condenado a 5 años y 10 meses de prisión por haber sido encontrado culpable de querer apropiarse de la empresa de impresión de billetes más grande del país.
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