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SOCIEDAD | 12-01-2018 16:47

Los cuerpos del verano: delgados pero atléticos

Alimentación saludable y rutina “fit” construyen la nueva silueta, más sana que sexy. Redes y famosos influencers.

Hay un nuevo tipo de cuerpo que está de moda. Quizá no llama la atención de buenas a primeras, pero si miran bien lo van a ver en la playa, en los bares de Palermo, en los gimnasios del microcentro, multiplicado en el espejo de las redes sociales y hasta asomándose en escenas de violencia callejera, como notaba hace unos días Beatriz Sarlo (“Del aguante al quilombo”). “Han cambiado los cuerpos masculinos jóvenes. Como si la cultura del gimnasio se hubiera expandido por barrios y villas, esos cuerpos llevan la marca de un entrenamiento que responde a una nueva estética”.

Lo llaman el cuerpo fit. Es delgado pero atlético; no curvilíneo sino lánguido, pero no esquelético sino fibroso; marcado a base de deporte y de alimentación. Es un cuerpo que se nota que entrena, pero sin anabolizarse. No tiene un gramo de aquel viejo paradigma de músculos inflados, ni de pecheras, colas o labios estridentes. Piensen en Candelaria Tinelli, Juana Viale o Calu Rivero. O en Pico Mónaco, Nazareno Casero y Franco Masini.

La visibilidad que está teniendo este tipo de figura, no sólo entre los famosos sino entre la gente común, no es sorprendente, es el resultado natural de las dietas verdes y los estilos de vida saludables que se generalizaron en los últimos años. Pero, además, a la hora de analizar su impacto hay que tener en cuenta que Instagram es el acelerador y la plataforma del cuerpo fit. Allí, sus cultores promulgan a millones de seguidores los consejos, recetas y rutinas para lograrlo. Porque el rasgo tal vez más atrayente de este cuerpo es que se moldea y se conserva en base a la iniciativa personal de quien lo porta; es sustentable, por usar otra palabra que también es tendencia.

Made in Latam. El fenómeno del cuerpo fit tiene correlatos en el plano terrenal y de la salud, más allá de la imagen corporal tomada en su vertiente estética. Y hay un trasfondo particular para este rincón del mundo. Las pistas más concretas de que todo está cambiando, las da el rey mercado.

Las empresas líderes en análisis de consumo global vienen coincidiendo en señalar que hoy, en Latinoamérica, la población es mucho más consciente de la necesidad de alimentarse bien y ejercitarse, lo cual contribuye a que en toda la región haya un auge en la demanda de productos para la salud y el bienestar. Euromonitor International (“Vitamins and Dietary Supplements Report”), advierte a sus firmas clientes que el interés por la prevención y por un estilo de vida más sano, están generando oportunidades de crecimiento para las marcas especializadas en estos suplementos, tanto en términos de comercio físico como de e-commerce. Transparency Market Research destaca que en la mente del consumidor latinoamericano, que hoy está mejor informado gracias a la democratización de Internet, hay un interés “firme y creciente por las opciones seguras y naturales que no sean costosas”. Y estima que el mercado global de los suplementos alcanzará los 279.000 millones de dólares en 2021, un crecimiento impresionante respecto de los 182.000 millones de 2015.

La consultora Nielsen pone el foco en la parte alimenticia de este cambio de hábitos, al que califica como una revolución. “Los consumidores latinoamericanos están cada vez más preocupados por los problemas de salud y buscan alimentos locales, frescos y orgánicos”, concluye este estudio, según el cual actualmente el 75% de los latinoamericanos modifica su dieta para cuidar su salud, el 63% busca perder peso haciendo ejercicio y el 80% selecciona alimentos que ayuden a prevenir enfermedades. Entre los argentinos, el 56% ahora privilegia las opciones bajas en azúcar; el 60%, bajas en grasa y el 58%, frescas.

Tú también puedes. Las redes sociales están experimentando una saturación de imágenes, videos, frases y blogs dedicados a fomentar la vida sana. Si una sola vez en la vida abrieron Instagram, habrán notado que la movida saludable está arrasando.

Esta plataforma es el semillero de las llamadas “fitfluencers” –mujeres, sí–, que sin ser celebridades ni profesionales se convirtieron en referentes dando sus recetas de alimentación y entrenamiento. Un caso paradigmático es el de la australiana Kayla Itsines, con más de ocho millones de seguidores. En la Argentina tenemos a Flor Fernández (@thehealthyblogger), con 219 mil, o Rocío Engstfeld (@EatCleanOk), con 311 mil.

Las “fitfluencers” manejan sus cuentas desde la psicología motivacional. No son personal trainers, nutricionistas ni estrellas, sino personas comunes que comparten los frutos de su propia búsqueda para estar mejor y tratan de inspirar a otros para encarar el cambio. Y lo consiguen. La cuenta de Kayla Itsines, por caso, está llena de fotos de sus fans en bikini, o en pequeños tops y calzas ajustadas, mostrando el antes y el después. Del primero se deduce que, en general, se trata de gente con un pasado más bien sedentario y con exceso de peso.

El mensaje, en definitiva, es que con voluntad, disciplina y paciencia el cuerpo fit es viable. Es que si cada época crea sus propios males, esta también viraliza sus métodos para contrarrestarlos. La sociedad de la información y del consumo, que instala todo a la manera de una mercancía, sigue teniendo numerosos parámetros que el cuerpo debe cumplir para ser considerado atractivo, pero también una profusión de soluciones para el que quiera ajustarlos.

Así es como este código corporal y conductual que está logrando proporciones masivas, también se define a sí mismo con una suerte de oxímoron, “healthy fashionista”. Y aunque con esa carga de peligro latente que todo ideal estético conlleva, el de la obsesión, desde una perspectiva optimista este nuevo cuerpo debería representar un paso adelante comparado con otros modelos del pasado.

por Mariano Fusaro

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