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SOCIEDAD | 19-12-2019 14:02

Escuela de Comunicación Perfil: egresó la primera camada de alumnos

El terciario de la Editorial Perfil, el cual se creó con el fin de volver a formar a los futuros periodistas dentro de una redacción, tuvo su primer cierre. A continuación, el emotivo discurso de María Fernanda Villosio: "Alcanza con ser honesto con la realidad que vamos a contar".

Barracas, 19 de diciembre del 2019.

Carta a mis alumnos:

Hoy no vine a hablarles de copetes, focos, estructuras, adjetivos. Ni a batallar sobre la necesidad de un buen comienzo de nota o cómo lograr claridad informativa. Eso es circunstancial. La pirámide invertida se aprende. Perseverar en el oficio supone domar el idioma y la dificultad para conseguir fuentes pronto va a dejar de ser un problema para ustedes.

Me gustaría que de mí se lleven algunas otras ideas.

La pasión por esta profesión, a veces ingrata, insaciable, asfixiante, que lo toma todo y que, una vez que la hiciste carne, no te suelta más. Felizmente.

La pasión por esta profesión que abre el mundo a tus pies y permite que te pasees entre reyes y villanos. Que te tienta con el ego pero que después te sopapea, cuando ya te la creíste.

Profesión inmejorable para descubrir, escuchar, entender, derribar prejuicios, y también para todo lo contrario.

Somos la profesión de los solitarios, los ombliguistas, los mezquinos. Cuando la firma al pie de página deja de ser un asunto de vida o muerte quiere decir que hemos crecido.

El periodismo como cosa de corajudos. O de cobardes. Porque hay que ser valiente para decir no; para decir "no lo sé"; para zafarse de la corrección política; para que los buenos no lo sean tanto y los malos dejen por un instante de serlo.

Digo que es una profesión de apurados y torpes. Hasta que nos damos cuenta de que la prudencia, el respeto por el otro y no traicionar la confianza de una fuente son la materia prima de las mejores primicias.

Una profesión en la que pocos se atreven a ser obreros de la gramática. Dejar de trabajar en el sentido estético del lenguaje, en su belleza, es como si el amante renunciara a la seducción. Y eso es lo único que no se perdona. Lo único que no perdono.

Fernanda Villosio

Superar el pánico al "no puedo". Saber decir a tiempo "yo no puedo". Una profesión de verdades a medias. Y de mentiras que podrían ser verdad. Aunque el problema es aceptarlo.

Periodistas entrenados en desconfiar de todo lo que se presuma objetivo. Alcanza con ser honesto con la realidad que vamos a contar. Y saber escapar a tiempo de una tentación maldita: la obviedad.

Mirar a los ojos de un entrevistado, perforar silencios, no interrumpir silencios, incomodar, preguntar, desconcertar, narrar. ¿Por qué lo hago?

Es una cuestión de fe, el periodismo. Creo en él. Creo en el poder de las historias. Y creo en que, a veces, produce milagros.

Cuenten conmigo para lo que necesiten.

María Fernanda Villosio*
* Editora de Información General en Revista NOTICIAS y docente de la Escuela de Comunicación Perfil.

por R.N.

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