“Quiero ser padre, me gustaría tener un mínimo de 6 hijos, tengo dinero para mantenerlos y el tiempo para criarlos. Un mínimo de 6 y un máximo de 11. No más de 11 hijos y con la misma mujer”, afirmó Santi Maratea, el joven treintañero a su audiencia, en plena mañana y tomando un mate.
En otro momento, dentro del mismo editado, Maratea desarrolla una reflexión sobre su dificultad para lograr establecer una pareja y lograr ese proyecto de vida. “Si algo tengo yo de hombre promedio es el miedo al compromiso. Cuando estoy con una piba que me gusta, me empiezo a enganchar y eso me genera algo que la tengo que cagar”, explicó el influencer, dando a entender que no puede comprometerse en una relación seria.

Lo planteado por el reconocido “influencer de las campañas solidarias” es una problemática muy común en parejas. En diálogo con NOTICIAS, la psicóloga Anabella Serventi explicó este comportamiento actual en hombres con sus vínculos emocionales. “El compromiso en sí mismo no es el problema, porque se asumen otros: se asume compromiso con el deporte que se practica, con las amistades, con un trabajo, con los propios bienes… en muchos ámbitos existe responsabilidad, es sólo que en lo afectivo no se lo concibe como una inversión sino como un gasto, como una pérdida", aclaró la especialista.
“Además, los vínculos pasan a competir con otros múltiples estímulos de la vida personal: el desarrollo profesional, los amigos, el cuidado del cuerpo, etcétera. Y, en ese sentido, dedicarle espacio, atención y cuidado pasa a ser un obstáculo. Tenemos un enfoque más egocéntrico que sociocéntrico, por eso se acuden a estas contradicciones de la gran familia que quiero tener (como si fuera un objeto) pero no me puedo comprometer”, señaló la especialista.

Según la psicóloga, en la actualidad, existe un fenómeno conocido como FOMO (Fear of missing out), que se interpretaría como “el miedo a perderme algo”. Este rasgo implica una carga de ansiedad del tipo “¿y si el próximo es mejor?”, por lo cual no se llega a conocer a nadie porque la atención está más dirigida a lo que hipotéticamente se está “perdiendo” que a lo que se tiene como posibilidad real.
Serventi concluyó: “Hemos perdido bastante en términos de desarrollo de habilidades socioemocionales: la demora de la gratificación, la tolerancia a la frustración, la noción de equipo, son cuestiones que se evidencian a la hora de formar vínculos. El ´necesito que me amen, pero no estoy dispuesto a amar´ parece ser el paradigma dominante, así, los encuentros son defensivos y frívolos, se elimina la noción de construcción conjunta, de mutualidad, de reciprocidad que son indispensables a la hora de pensar en un proyecto conjunto basado en el amor y el compromiso”.














Comentarios