Friday 29 de March, 2024

NOTICIAS URUGUAY | 02-05-2019 12:46

Campaña exótica

Actores desconocidos, alianzas que se caen rápidamente, partidos nuevos y dirigentes que abandonan sus propios partidos para engrosar las filas de adversarios. Ingredientes de un complejo cóctel en medio de la carrera para las internas.

Si alguien aguardaba una campaña por las internas diferente a las habituales, seguramente no se sentirá decepcionado: con el trasfondo del tema militar como ingrediente inesperado, no está faltando casi nada. Actores desconocidos o que ingresan en el mundo político, que se transforman en protagonistas e influyen en la agenda; alianzas que se caen rápidamente; partidos nuevos; dirigentes que abandonan sus propios partidos para engrosar las filas de adversarios; precandidatos o prencandidatas que conceden entrevistas periodísticas y después se niegan a contestar preguntas, algunas muy elementales, o dan respuestas asombrosas exhibiendo inseguridad en el mejor de los casos; o directamente ignorancia. En fin, un desafío y una oportunidad única para renovar candidaturas y proyectar liderazgos partidarios, que en algunos casos parece ser aprovechada y en otras, se desperdicia.

La campaña también va mostrando diferencias sugestivas entre las encuestas, aunque las grandes tendencias coincidan. Se sabe que el pronóstico en este tipo de elección de voto no obligatorio es muy complejo, pero de todos modos llaman la atención las mencionadas diferencias.

La inédita crisis militar que terminó con la caída de siete generales, incluyendo dos comandantes en jefe del Ejército en pocos días y el descabezamiento del Ministerio de Defensa Nacional, constituyó sin dudas el menos esperado de los ingredientes de este complejo cóctel en medio de la carrera para las internas.

Más allá de algún aplauso fácil, queda claro que el presidente Tabaré Vázquez resolvió mal y tarde todo este enredo. En la columna anterior de NOTICIAS, habíamos escrito que el enfrentamiento que terminó con la destitución del general Guido Manini Ríos, iba mucho más allá de este, y que tenía que ver con la conducción de las Fuerzas Armadas. Y con las contradicciones del oficialismo respecto a este punto.

Las explicaciones sobre lo que había ocurrido con el expediente y las actas relativas a Gavazzo y otros represores derivó en un catálogo de contradicciones de la propia Presidencia: desde que el primer mandatario dijo que había devuelto de inmediato los documentos al ministro de Defensa a un comunicado del propio Poder Ejecutivo, que indicó que las mismas habían quedado en su poder.

Una vez que El Observador divulgó las actas en las que Gavazzo dijo haber arrojado solo el cuerpo del asesinado Roberto Gomensoro al Río Negro (seguramente ocultando información, porque nadie cree que ese operativo lo haya hecho en soledad), el presidente quiso realizar una demostración de autoridad pero parece haber actuado más por la emoción que con la razón. Y su decisión le generó problemas a varias bandas: en las Fuerzas Armadas, en la oposición y en el propio oficialismo, en buena parte del cual existe gran malestar por la destitución del ministro Menéndez, cuando estaba al borde de la muerte y todo indica que además no tuvo responsabilidad alguna en el caso. Y también por lo que se define como una protección inexplicable al secretario de la Presidencia Miguel Ángel Toma. Ante la orfandad en la conducción militar, el presidente prefirió no improvisar y recurrió a un viejo conocido de las Fuerzas Armadas y legislador experiente, como es José Bayardi. El tema de los generales, entre otros rebotes, precisamente derivó al Parlamento y a una discusión jurídica sobre la necesidad de que el Senado aprobara o no la destitución de varios de ellos.

La ausencia de Vázquez en las ceremonias fúnebres de Menéndez resultó impactante, como también resultó un hecho muy fuerte, la decisión del ex secretario de Estado trasmitida a su familia, de rechazar los honores de gobierno.

El tema militar, por lo tanto, fue servido por el propio gobierno en la mesa electoral.

No es posible analizar el tema, por supuesto, sin recordar el protagonismo del ex jefe del Ejército, el general Guido Manini Ríos. A la vista de su candidatura a la presidencia, resulta clara la intencionalidad política de su movida en desafío al gobierno.

El episodio del documento entregado al presidente en el que cuestionó algunas de las acciones del Poder Judicial en relación a juicios a militares por los derechos humanos, fue el último de una cadena en el que Vázquez se había mostrado paciente. Tanto que hay quienes estiman -en el oficialismo y en la oposición- que la destitución se debió haber producido antes. Observadores extranjeros, incluso, se habían mostrado asombrados desde hacía tiempo por varios de los dichos del ex jefe del Ejército y su no destitución por parte del gobierno.

Resulta evidente, como también se señaló en la columna anterior, que desde la muerte de Eleuterio Fernández Huidobro, se había caído un puente que unía a un sector del Ejército (Tenientes de Artigas) con el MLN. El silencio del ex presidente José Mujica ha sido muy sugestivo.

Manini Ríos defendió a los suyos pero tirando de la cuerda hasta que se rompió. A los pocos días de su destitución anunció entonces otras de las novedades de esta campaña: un nuevo partido, “Cabildo Abierto”, con un general como candidato.

La campaña, de todos modos, va mucho más allá del mencionado asunto y está dejando al descubierto algunas novedades sorprendentes, cuya solidez terminarán de demostrar las urnas. Entre los blancos, cuando apareció Juan Sartori, la reacción de analistas, dirigentes y muchos votantes de a pie osciló entre el rechazo y la ironía, casi la burla. Muy poco tiempo después, sin embargo, ha subido de manera importante en las encuestas, en la mayoría de las cuales se ubica tercero. Se dice que es por el dinero que maneja para la campaña, sin duda una variable de gran importancia y en la que saca ventajas a sus adversarios. La intención de voto, sin embargo, tal vez está demostrando algo más que habrá que evaluar en el futuro si lo que anuncian las encuestas se concreta en votos.

Mientras tanto, Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga siguen polarizando la elección con clara ventaja para el primero, aunque el segundo se ha hecho fuerte con la reforma por la seguridad. Frente a esta realidad y con una intención de voto muy baja, Verónica Alonso se vio obligada a bajar su candidatura para unirse a Sartori. Lejos quedaron los sueños de su sociedad con los intendentes blancos e incluso seguramente los de su eventual candidatura a vice.

El intendente Antía la pelea, pero la apuesta del grupo de los intendentes no logra despegar ni romper las hegemonías partidarias.

Entre las novedades, también destaca la precandidatura de la ex ministra y presidenta de ANTEL, Carolina Cosse, una técnica sin mayor trayectoria política-partidaria. Es la candidata del MPP -aunque José Mujica no se haya mostrado muy entusiasmado con ella hasta el momento- y viene realizando una campaña con demasiados altibajos y con un desempeño que la muestra con un espacio muy acotado de temas y con vacíos muy importantes a la hora de las definiciones. Algunas respuestas o decididamente su decisión de no responder ante preguntas muy básicas que le realizan los periodistas, ya se han transformado en muletillas que le juegan en contra. Así, parece muy difícil que le haga partido a Daniel Martínez. El comunista Oscar Andrade parece lograr sus objetivos de consolidar su figura fuera del sindicalismo y marcar los votos de su partido. Y Mario Bergara se encuentra en una situación compleja, aunque parecería razonable que su postulación obedece más al futuro que al presente.

Entre los colorados, y contra muchos pronósticos, Ernesto Talvi, ensaya una fuerte arremetida para desafiar al expresidente Julio Sanguinetti que ha seguido encabezando todas las encuestas. Talvi se calzó definitivamente los zapatos con tapones y bajó a la cancha de la política con todo lo que ello implica, mucho más allá de la mirada de un técnico. Amorín Batlle sigue muy lejos en todos los sondeos de opinión.

Al Partido Independiente no le salió bien la instrumentación de una nueva coalición de centro izquierda, por la que trabajó largamente su líder, el senador Pablo Mieres. Los desencuentros con Esteban Valenti y Selva Andreoli, provenientes del Frente Amplio, determinaron una corta vida para La Alternativa. Mieres, como antes, deberá competir con su partido y algunos eventuales socios que formaron parte de la frustrada coalición.

El panorama también se ha complejizado por la aparición de otros actores que, sin antecedentes electorales, se las arreglan para generar hechos políticos que son noticias. Es el caso, por ejemplo, de la fórmula del Partido Verde Animalista, con los abogados Gustavo Salle y Enrique Viana, que atacan duramente al oficialismo; al igual que el fiscal retirado Gustavo Zubía. También está la Unidad Popular que buscará al menos un segundo diputado, mientras otros como el PERI persistirán en su intento.

Dentro de este panorama de tanta dispersión, uno de los principales afectados es Edgardo Novick y su Partido de la Gente. Con tantos competidores parece haber perdido espacio y seguramente la súbita aparición de Sartori con una billetera notoriamente más gruesa que la suya, le ha perjudicado. De todas maneras Novick, como otros partidos, tiene una desventaja: la ausencia de una verdadera interna que convoque a sus potenciales votantes, lo que impide ver en esta instancia su real potencial.

En todo caso, las cosas quedarán mucho más claras después del último domingo de junio, cuando todos compitan contra todos con un solo candidato.

Desde que se implementó la última reforma constitucional, los precandidatos tienen una disyuntiva de hierro: si hacer campaña pensando en los otros partidos, o en sus adversarios en la interna, sin arriesgar heridas profundas. Aunque seguramente en los dos meses que nos restan, presenciaremos crecientes disputas internas en los tres principales partidos.

*PERIODISTA. Doctor en Diplomacia y Magister en Ciencia Política.

por Alfonso Lessa*

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