Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 06-01-2014 22:06

Flor de la V: ¿Trans o mujer?

Laverne Cox, transexual yanqui, está entre las 100 americanas más influyentes y reivindica el concepto "Trans".

El Papa Francisco acaba de descubrir que, a diferencia de los latinos, el americano promedio le da mucha importancia a la precisión en el uso de las palabras. Criticó al capitalismo (algo normal en estas pampas) y puso en riesgo la supervivencia de la Iglesia Católica americana ya que algunos de sus grandes donantes (sostienen colegios, hospitales, hogares, etc.) son, justamente, capitalistas con mucho poder. Vale aclarar que se trata de los benefactores más importantes del planeta. Una cosa es que le digan egoístas desde un pulpito, y otra muy distinta que critiquen su sistema de vida. ¿Traducción? Si no le gusta el capitalismo tiene que ser comunista…

Laverne Cox es la Flor de la V yanqui. No sólo protagoniza una de las series más vistas del momento (“Orange is the New Black”), sino que está considerada entre las 100 personalidades más influyentes de los Estados Unidos. Tiene un hermano gemelo heterosexual y no duda en hacerlo actuar junto a ella. Claro que a diferencia de Flor mantiene una postura “militante” y siente la responsabilidad de defender a aquellos que estando en su misma situación, sufren acoso y persecución.

Pero lo interesante (y acá entra lo de Francisco) es su insistencia en legitimar el término “Trans”; es decir, así como los negros defendieron la denominación “African American” y la convirtieron en símbolo de dignidad, ella está empeñada en utilizar “Trans”, y marca un límite muy interesante: “Prohibido hablar de la genitalidad” (consideran ofensiva la pregunta). O sea, “Trans” abarca a cualquier ser humano (operado o no) que decida vivir el sexo que siente o quiere. Evita decir “Soy mujer o soy hombre” (creen que no es exacto) y elige una manera “precisa” que, según su punto de vista, no sólo se adapta a una realidad que les pertenece, también les permite construir un universo propio, sin “atarse” a costumbres o realidades que son de otros.

La ley argentina es más abierta y parece perfecta: “Te sentís mujer. Sos mujer”. No quedan dudas: Flor de la V es mujer. El punto es cómo actúan las leyes cuando se mezclan con la realidad. Laverne asegura: “Me siento Trans. Soy Trans. Y acá nada tiene que ver la genitalidad, solo importan las necesidades que tenemos, nuestros derechos y obligaciones”.

La precisión siempre es incómoda. Sin embargo, uno podría preguntarse si el exceso de “perfección” que muestran nuestras decisiones no tiene algo de sobreactuación que, en la práctica, esconde cierto nivel de hipocresía que se expresa puertas hacia adentro.

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