Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 21-05-2016 06:46

Fútbol para Todos: el último cepo que molesta al Gobierno

El juego a varias puntas de Macri confunde incluso a su propio entorno. Tinelli, Moyano, AFA y Superliga. Un show "gratis" de 2.400 millones.

El Gobierno levantó los cepos heredados del kirchnerismo: el cambiario, el financiero (holdouts), el tarifario, y está en camino el del Indec. Sin embargo, hay uno cuya resolución se complica cada vez más. Y eso que se trata apenas de un juego, al menos en apariencia. El Fútbol para Todos es una copia en escala de las contradicciones argentinas, la maqueta de un laberinto político, económico y cultural sin una salida clara. Tan cargado está de sentidos, que Cristina llegó a defender su plan de estatización futbolística como una reivindicación histórica para salvar a los argentinos de quienes les habían “secuestrado los goles”, en una de las menos felices utilizaciones discursivas del drama de los desaparecidos en la historia nacional.

La opinión pública no K se embanderó contra los millones dilapidados en los subsidios del Fútbol para Todos, y el PRO acompañó ese reclamo indignado durante años. Pero a último momento, al calor de la campaña presidencial, el macrismo consideró que no era estratégicamente provechoso anunciar un apagón futbolero a los millones de televotantes que estaban pensando si Macri les convendría o no. Así fue como la falacia del “fútbol gratis” sobrevivió al gran cambio de Cambiemos. La falacia está a la vista, si se tiene en cuenta que, hoy por hoy, en pleno ajuste PRO, el Estado gasta 2.400 millones de pesos del Presupuesto en subsidiar el show de la pelota. Los escándalos de corrupción que estallan día a día en el negocio internacional y local del popular deporte vuelven aún más incómoda la justificación de ese gasto público. No obstante, la sensibilidad del Presidente al humor popular en tiempos de inflación sinceradísima lo obliga a sostener el mito de la gratuidad de las transmisiones televisivas de los partidos. Tanto que, cuando se discuten las licitaciones del Fútbol para Todos, en el Gobierno se impone la línea de que la única televisación políticamente correcta por ahora es la de aire, aunque una mayoría abrumadora de argentinos vea los partidos (en canales de aire) mediante servicios de cable, pago o “colgado”. (Ni hablar del viejo modelo de partidos “codificados”, que hoy suena -tras una década de populismo audiovisual- como un abuso neoliberal.) De todos modos, no parece tratarse de una pulseada económica del Gobierno con los capitanes de la industria audiovisual, a juzgar por la cantidad de luces verdes que el macrismo nacional le viene concediendo al Grupo Clarín y asociados.

El escenario es tan complejo, que incluso las lecturas políticas tampoco son lineales. Por ejemplo, la basculante postura del macrismo durante la roñosa transición de liderazgo en la AFA lo prueba: de la inicial desconfianza militante de Angelici contra la candidatura de Tinelli (que había apostado a Scioli Presidente), hasta la actual preocupación por el creciente rol de Moyano como aspirante a suceder a Grondona, Macri juega a mil puntas -mareando incluso a su entorno-, atento al vertiginoso metegol nacional. Quizá la intención presidencial, para ganar tiempo hasta las elecciones parlamentarias del 2017 (o las presidenciales del 2019), sea la de redibujar toda la cancha, para que el cambio de reglas ayude a desarmar las encerronas de hoy. Una venta de Telefé (de Telefónica a Turner) con paquete de fútbol incluido, más una Superliga de clubes paralela a la administración tradicional de la AFA, tal vez propicien un clima general de barajar y dar de nuevo que le permita al Gobierno salirse del relato del Fútbol para Todos, uno de los cepos más ajustados que el kirchnerismo le dejó como herencia.

*Editor Ejecutivo de NOTICIAS

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por Silvio Santamarina*

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