Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 21-03-2020 18:24

El patriotismo del miedo

En tiempos de cuarentena renació la idea de que “todos juntos podemos”. El coronavirus como incentivo del ser nacional.

Las publicidades de Quilmes, que tan bien saben medir nuestro nivel ocasional de argentinidad -creando el himno en modo “ooohh” o planteando una conversación entre Dios y la hinchada-, lo olfatearon antes que ningún politólogo: el coronavirus estimula el patriotismo. 

Rápidos de reflejos, los creativos de la cervecería sentaron a Guillermo Francella frente a una cámara para que mandara un mensaje de “argentino a argentino”. El actor, después de aconsejar a la sociedad que se abstenga de hábitos tan criollos como apretujarse, besarse y sentarse en una larga mesa, concluyó: “Esta es una gran oportunidad de demostrar que, en un momento así, estamos todos unidos”.

La pandemia logró una épica que hasta hace algunas semanas era impensada: que la sociedad se olvidara por un rato de la grieta y que renaciera una sensación de argentinidad, hasta ahora casi reservada a los mundiales de fútbol. Arengas del tipo “todos juntos podemos” inundan las redes; máximas sanmartinianas sobre la defensa de la Patria se desempolvan en 140 caracteres, los diarios reproducen una misma tapa azul y un comandante de Aerolíneas Argentinas se enorgullece de su servicio al país al repatriar a los compatriotas varados en el exterior. “Bienvenidos a casa”, les dijo y estalló la ovación en pleno vuelo. 

Como en una guerra, el termómetro de la emotividad nacional fue subiendo en los días de cuarentena. Las peleas internas se pusieron entre paréntesis y la sociedad buscó refugio en la versión clásica del Estado/Nación. 

Si el de los mundiales era un patriotismo de tribuna, este es el patriotismo del miedo. Ese que logró el milagro que toda la dirigencia política, encabezada por el presidente Alberto Fernández, acordara una estrategia unificada sobre cómo enfrentar la pandemia y que el resto de los actores sociales -empresariales, sindicales, religiosos- acatara sin chistar, aunque estuvieran en riesgo sus propios intereses. “Tenemos la necesidad de trabajar juntos y postergar las aspiraciones personales”, dijo Alberto, acertadamente, en un discurso pensado para estos tiempos de fronteras blindadas.

Nadie se salva solo de una catástrofe sanitaria a nivel global, repiten los epidemiólogos. De nada sirve acumular papel higiénico o alcohol en gel en la alacena si el vecino no puede cumplir con su dosis diaria de higiene. Este, entonces, también debería ser un patriotismo profiláctico. 

“No hay que caer en un falso optimismo de que nació un nuevo país. Apenas llevamos 20 días. Puede que sí o puede que no. El tiempo dirá si la sociedad incorpora cambios profundos”, opina el politólogo Facundo Nejamkis.

En la Argentina, el patriotismo ha tomado diferentes caras. Desde el heroico cruce de los Andes, al cinismo y perversión de la dictadura, pasando por el genuino sentimiento de los héroes de Malvinas, hasta el exitismo de sentirnos los mejores del mundo. Ahora se nos muestra una nueva versión. Patriotismo coronavirus. Quizás sirva para algo.    

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María Fernanda Villosio

María Fernanda Villosio

Editora de Información General y columnista de Radio Perfil.

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