Monday 17 de November, 2025

OPINIóN | 12-09-2025 08:09

Geopolítica sin miedo: cómo se derrumba el consenso climático

Un informe de EE.UU. desafía la narrativa climática dominante y reabre el debate: la duda vuelve a ser un punto de partida, no un crimen.

Volvió la duda, y con ella la posibilidad de pensar. Un informe del Departamento de Energía de los Estados Unidos restableció el debate, tras años en los que toda objeción al modelo climático dominante era tratada como sacrilegio. No es ideología ni política, son datos desde adentro del sistema. Y eso tiene consecuencias enormes.

Durante décadas nos repitieron que el dióxido de carbono (CO₂) era el responsable directo de un colapso climático inminente. Pero el informe muestra que la realidad no acompaña esa narrativa. Se proyectaba un aumento acelerado de temperaturas, sin embargo, los datos muestran una suba media de apenas 1.1 °C en todo el siglo XX, y en Estados Unidos los extremos climáticos, con huracanes, incendios, inundaciones y sequías; no muestran aumentos significativos, ni en frecuencia ni en intensidad. Lo más fuerte fue la duplicación del CO₂ en la atmósfera, de niveles preindustriales de 280 ppm a valores actuales cercanos a 420 ppm. Entre tanto, no se tradujo en ningún colapso observable: ni colapsó el sistema agrícola, ni se aceleró el ascenso del nivel del mar más allá de su ritmo histórico (unos 2 mm por año), ni hubo desaparición de ciudades costeras.

Por el contrario, el informe destaca que el aumento de CO₂ tuvo también efectos positivos, como la mejora en la eficiencia del uso del agua en cultivos y el aumento de biomasa vegetal en muchas regiones. Lo que se preveía como una sequía global se convirtió, en varias zonas del planeta, en mayor rendimiento agrícola. El escenario apocalíptico no se cumplió. Lo que sí ocurrió fue una inversión multimillonaria en energías “verdes”, subsidios, regulaciones, aranceles, nuevas burocracias, persecución ideológica y presión social sin precedentes. Lo que se creó fue una religión: con dogmas, clero, excomulgados, herejes y, sobre todo, una prohibición total de la duda.

El impacto geopolítico fue inmenso. Estados Unidos y Europa impusieron barreras comerciales y acuerdos asimétricos con la excusa de la urgencia climática. Empresas enteras se reorganizaron para alinearse con estándares ESG, la sigla en inglés que representa lo ambiental, lo social y la gobernanza. Se usó el miedo como herramienta para modificar estructuras de poder, y ese temor, ahora, se desmorona.

Y no es el único caso, porque si hay un paralelismo claro con este mecanismo de construcción narrativa con el de la hambruna de Gaza. Otra historia que los medios globales repitieron hasta convertir en certeza absoluta, sin tolerar matices, sin examinar datos. Las agencias internacionales de la ONU hablaron de “famine”, pero al día de hoy no presentaron cifras verificables de muertes por inanición. No hubo imágenes, faltan los reportes forenses y también los nombres. Las cifras que circularon no resisten un chequeo. Fue otro caso en el que el relato se impuso sobre la verificación, y cuando los hechos no acompañaron, se eligió el silencio. Igual que con el informe climático del gobierno de EE.UU: los grandes diarios no lo publicaron, no encajaba con la línea editorial que estos instalaron como verdad.

La pregunta es evidente: ¿cuántas de las verdades actuales son simplemente estructuras de repetición, creadas, amplificadas y sostenidas por sistemas de información que ya no se dedican a informar, sino a construir percepción? Porque la ciencia no es un dogma. Y el periodismo tampoco debería serlo. Los medios no están para definir hechos, sino para registrarlos. Y cuando fallan en eso, fallan en todo.

El cambio climático no se niega, el cambio climático, simplemente, se analiza. Y si los daños no son inmediatos, si no hay catástrofe en curso, entonces la urgencia desaparece. Y al desaparecer la urgencia, desaparece también la justificación automática para medidas extremas. Se puede pensar, calcular, postergar o adaptar. Y eso es una oportunidad, no una amenaza.

Porque el verdadero tema nunca fue si el clima cambia. El tema es si ese cambio va a dañarnos y si podemos hacer algo al respecto. Hasta ahora, la única respuesta aceptada era el miedo. Ahora, con este informe, vuelve a ser posible responder con hechos, análisis y estrategia. Y con la tranquilidad de que dudar no es un crimen, es el primer paso para pensar bien.

Las cosas como son

 

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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Mookie Tenembaum

Mookie Tenembaum

Analista internacional, autor de Desilusionismo.

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