Thursday 16 de January, 2025

OPINIóN | 16-11-2024 06:58

Un “stress test” para las instituciones norteamericanas y el sistema internacional

El triunfo de Donald Trump implica un riesgo sin precedentes para la democracia de los EEUU.

El triunfo de Donald Trump implica un riesgo sin precedentes para la democracia de los EEUU. Si como prometió durante su campaña habrá de vengarse de quienes participaron en las investigaciones judiciales y las denuncias de corrupción, de medios y figuras críticas y hasta de funcionarios y colaboradores de su anterior gobierno, y si finalmente domina ambas cámaras del Congreso (hasta ahora controlará el Senado), el andamiaje democrático hasta ahora más estable y famoso el mundo podría deslizarse hacia un régimen autocrático. Con una Corte Suprema donde ya predomina una mayoría muy conservadora y el formidable impulso otorgado por un doble triunfo (tanto en el voto popular como en el Colegio Electoral), Trump podría rápidamente convertirse en un hiper presidente sin frenos ni contrapesos efectivos. Esto se profundizaría si el Partido Demócrata no reacciona rápidamente, realiza una efectiva autocrítica y se reorganiza de cara a los comicios de mitad de mandato del 2026 y fundamentalmente para las presidenciales del 2028.
¿Habrá deportaciones masivas de inmigrantes ilegales? ¿Implicará esto que los EEUU abandonará su compromiso en la defensa de los derechos humanos?
Pero también estará en juego la supervivencia del sistema de valores, alianzas y organismos internacionales que EEUU impulsó desde la segunda posguerra. Trump amenazó con una guerra comercial sobre todo contra China, México y Europa, lo que profundizaría el giro proteccionista que ya le había dado a su primer gobierno y pondría en duda el futuro de la globalización. Y su controversial postura en relación a Ucrania implicaría el fin de la OTAN como la conocemos y el empoderamiento de Rusia. Sin embargo, es muy probable que se relancen los Acuerdos de Abraham, incluyendo nada menos que a Arabia Saudita, y que, en consecuencia, se logre un nuevo equilibrio de poder en Medio Oriente con un Israel más fortalecido y estable.

 

*Por Sergio Berensztein, consultor y analista político

por Sergio Berenzstein

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