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PERSONAJES | 20-12-2013 11:00

Gabriel Grätzer: “Doña Rosa ayudó a que el blues crezca”

Fue distinguido como "embajador argentino del blues en el mundo". El fenómeno Hugh Laurie, potencial nacional y proyección al exterior.

Parece salido de otro tiempo. Con un look estilo cowboy de pies a cabeza (impecable sombrero, broche al cuello, botas lustrosas), Gabriel Grätzer despunta acordes en su guitarra y alcanza para traspolarnos a otra época. Más exactamente, a orillas del río Mississippi, allá por los ´20. Eran los tiempos y el lugar en los que el blues comenzaba su ebullición, de la mano de Charlie Patton y Mamie Smith, entre otros. Hoy, Grätzer encarna el espíritu de ese movimiento con idéntica pasión: fundó hace 13 años la Escuela de Blues, viajó a más de 50 ciudades del mundo tocando y dando clases, editó dos discos, es el único músico del género que tocó en el Teatro Colón y fue distinguido por la Cancillería con el título oficial de “embajador argentino del blues en el mundo”. Por estos días acaba de publicar “Blues por regiones”, un libro sobre el desarrollo del género.

Noticias: ¿Qué es lo que le produce el blues por sobre todos los otros géneros?

Gabriel Grätzer: Es como preguntarme por qué me enamoré. Quizás sea la música que mejor me refleja. El blues te permite trabajar sobre un costado de la expresión, sin que lo técnico, lo teórico o lo virtuoso deba ser la herramienta para impresionar. Pasa más por el ritmo, el pulso, el acento, la letra…

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Todas esas sensaciones comenzaron a despertarse en Gabriel a los cinco años, cuando escuchó por primera vez a los Beatles y a Queen. Aunque proviene de una familia de artistas de influencia clásica (su abuela materna fue cantante lírica, su abuelo paterno creador del Collegium Musicum de Buenos Aires y su padre es el actual director), su búsqueda se orientó hacia otros géneros musicales. A partir de esos primeros discos, su fascinación fue en aumento y creció exponencialmente cuando su familia debió mudarse por un tiempo a Inglaterra. “En ese entonces no discernía, pero hoy veo que los temas que más me gustaban tenían connotación blusera”, apunta. Regresó a la Argentina y comenzó con clases de guitarra. “Ahí empecé a investigar, y así llegué a Jazzología, un ciclo del Centro Cultural San Martín”, recuerda Grätzer. Allí vio un concierto de blues y góspel dado por Cristina Aguayo, su siguiente profesora y quien le abriría las puertas al canto al permitirle entrar en su coro.

Noticias: En ese momento, ¿cuán desarrollado estaba aquí el blues?

Grätzer: Acá los músicos habían generado un estilo propio, fácilmente identificable. En ningún país se encuentra una identidad de blues tan definida como en Inglaterra y en la Argentina. Memphis, Pappo o las Blacanblus quizás no representan lo más puro del género, pero tienen una identidad única. Quizás afuera no interesa un blues argentino, pero se lo reconoce. Y luego apareció en escena Adrián Flores, dueño de Blues Special, el único club de blues del país. Él comenzó a traer a las primeras leyendas del género. Y como yo hablaba bien inglés, me permitió oficiar de traductor y hasta de telonero.

Noticias: ¿El siguiente paso fue grabar su disco?

Grätzer: Luego conocí a Fernando Goin, que a mis 19 años produjo mi primer disco. Él me abrió un mundo con respecto a lo que yo realmente quería, el country blues; me presentó a Max Hoeffner, uno de los coleccionistas de blues más importantes del mundo. Tuve suerte, hubo gente que confió en mí desde muy chico.

Noticias: Hoy un actor, Hugh Laurie, está atrayendo la atención en el género. ¿Qué opina de él?

Grätzer: Yo no me enganché con la serie “Dr House” ni supe nunca que él tocaba blues, así que me sorprendí. Me llamó la atención porque en su primer disco encaró un repertorio como para Doña Rosa, muy tradicional y modernizado. Y hay muchos músicos nuevos que tienden a tocar un blues más moderno, más mezclado con el funk y el rock.

Noticias: Pero lo tradicional acerca a otro público.

Grätzer: Totalmente, es el mismo ejemplo en el jazz que Norah Jones y Diana Krall, a quienes los más puristas detestan porque son demasiado suaves. Pero Louis Armstrong murió y nadie va a quitarle el pedestal, estos artistas decidieron hacer otra cosa y está bueno. Lo demás son temores y prejuicios.

Noticias: ¿Le gusta, entonces, lo que hace Laurie?

Grätzer: Sí, porque yo también entendí que si bien podés tener temas para eruditos, no te podés quedar en los cien fanáticos. Hay un proceso de transformación. Y la Escuela de Blues creó una estructura para eso. Hoy, trece años después, puedo decir que todo el circuito de blues que existe tiene que ver directa o indirectamente con la Escuela. El blues ya no está en un barcito, hay ciclos de primer nivel en el Luna Park o La Trastienda. Logramos cosas impensadas, como tocar en el Colón y en el Teatro Argentino de La Plata a sala llena… El blues creció exponencialmente, y para eso también hizo falta Doña Rosa.

Noticias: ¿El público es consistente?

Grätzer: Los fanáticos seguimos siendo un grupo chico. No es una música masiva y no creo que alguna vez lo sea aquí. Quizás en veinte años llegue a los estándares del jazz, pero no sé. Lo que sí tiene la Argentina es una enorme capacidad de proyección de artistas. Nos llaman mucho para tocar afuera.

Noticias: ¿Adónde lo llevó el blues?

Grätzer: A toda Sudamérica menos Venezuela, a Europa y Asia. El lugar más raro para tocar fue Bolivia, un país muy enraizado en sus culturas. Jamás hubiera pensado que allí iba a gustar el blues.

Noticias: ¿Qué responsabilidad conlleva que lo hayan distinguido embajador argentino del blues en el mundo?

Grätzer: Es un placer personal y una alegría en términos de todo el sacrificio y pasión puesta, pero es un título que yo debería darles a los grandes maestros del blues.

Noticias: En ese sentido, ¿alguna vez sintió el prejuicio de cantar blues siendo blanco?

Grätzer: No, jamás. No entra en mi pensamiento la diferenciación por colores. Pero entiendo que quienes crearon esta música fueron los afroamericanos y les debemos mucho.

Noticias: ¿Qué expectativas y proyectos tiene a futuro?

Grätzer: Seguir con la Escuela de Blues, ahora estamos implementando cursos a distancia con la Escuela de Country, que comenzó hace tres años, y también con el coro de góspel. Saqué un libro, estoy haciendo un programa de radio, “Magia negra”, y estamos a pleno con el estudio de grabación de la Escuela. Lo que está pasando es muy positivo, hay mucho talento y gran movimiento. Casi como lo que pasaba en la década del ´40 en los Estados Unidos.

por Vicky Guazzone

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