Si algo es motivo de debate en las esferas económicas argentinas de los últimos meses, es el elevado déficit fiscal. Por poner un ejemplo, en el mes de junio el desbalance alcanzó los 57.038,8 millones de pesos y amenaza con convertir a 2017 en el año con el tercer peor déficit de la historia de Argentina.
A la hora de reducir esa cifra, el gobierno no parece contemplar el freno al gasto público al crear cargos insólitos como una dirección nacional de bicicletas, pero tampoco pareciera querer equilibrar sus cuentas con los grandes deudores. Cristóbal López, por ejemplo, acumula una deuda con la Administración Federal de Ingresos Públicos que ya supera los 10 mil millones de pesos por el Impuesto a la Transferencias de los Combustibles (ITC) que la empresa Oil, otrora propiedad del patagónico, retuvo a quienes cargaban nafta y, en vez de girarlos al fisco, terminó utilizándolos para financiar el multimedios Indalo.
El monto inicial de la deuda fue de 8 mil millones de pesos. Pero la falta de cumplimiento del empresario ha elevado el monto a los 10 mil millones de pesos por acumulación de intereses. La cifra es tan exorbitante que representa el 17,54% del déficit primario del mes de junio de todo el país.
Sin embargo, el Estado Nacional tiene una relación ambivalente con Cristóbal. Por un lado, existe la presión de la AFIP para declarar nula la convocatoria a acreedores del empresario y de este modo frenar la moratoria que le permitiría pagar con quita de intereses. Por el otro, el empresario continúa presentándose a licitaciones de obra pública nacional. Y ganándolas, como pasó en la convocatoria del Estado Nacional para el saneamiento de la cuenca hídrica de Bariloche, que se adjudico CPC Ingeniería e Infraestructura.
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