Tuesday 23 de April, 2024

POLíTICA | 18-04-2018 04:41

¿Cuánto se evade en la Argentina y cómo afecta al país?

Si se bajase la defraudación, podrían reducirse los impuestos a quienes los pagan y hacerse más obras públicas. Los números.

Ahora Nicolás Dujovne, el economista que evadió y que con todo derecho después blanqueó, es el ministro de Hacienda y, como tal, tiene a su cargo la tarea de recaudar impuestos y combatir, con la fe de los conversos, a quienes no los pagan. Es que la AFIP está bajo su control. Es más: la agencia tributaria era hasta el 2 de marzo pasado “entidad autárquica” y a partir de un decreto de Mauricio Macri y su jefe de Gabinete, Marcos Peña, desde ese día lo transformó en “organismo descentralizado”.

La Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (Aefip) alertó del cambio: “Autarquía significa que un ente tiene capacidad para administrarse a sí mismo. Como descentralizado, el ente mantiene sujeción directa al Ejecutivo”. El decreto se publicó el mismo día en que renunció Abad y fue anunciado su reemplazo por Leandro Cuccioli, ex coordinador de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete y ex secretario de Servicios Financieros. Abad había mantenido disputas con uno de los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana, pero también había disentido públicamente con Dujovne por el gravamen a la renta financiera y el monotributo. También el antecesor del ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, había sucumbido en su cargo por peleas con la Jefatura de Gabinete.

Dudas. Dujovne asumió el cargo justo un día después de que Abad anunciara que la recaudación había subido 90% en diciembre del 2016 por impacto del blanqueo, aquel mismo al que él se había acogido. NOTICIAS había enviado al ministro varias preguntas sobre su tarea como funcionario: “¿Por qué hay evasión tributaria en Argentina? ¿Cómo se resuelve? ¿Qué medidas están adoptando para contrarrestarla? ¿En qué medida la reducción de la economía en negro permitiría bajar los impuestos a quienes los pagan? ¿Por qué persiste la salida legal de capitales y el stock de fondos de argentinos en el exterior? ¿Es un problema? ¿Cómo se resuelve y qué medidas están adoptando para repatriarlos? ¿Por qué hay fuga ilegal de capitales al exterior? ¿Qué medidas están adoptando para contrarrestarla? ¿En qué medida sociedades offshore y precios de transferencia del comercio exterior son herramientas legales pero muchas veces usadas para la evasión? ¿Cuánta plata negra hay en el exterior y cuánto se pudo blanquear? ¿Cuántos dólares en efectivo en negro hay en el país y cuánto se blanqueó?”. Son todas preguntas clave en un país que cada tantos años sufre recurrentes crisis por lo que técnicamente se llama restricción externa, es decir, escasez de divisas.

La Argentina tiene el nivel de carga tributario en relación al PBI más alto de Latinoamérica, junto con Brasil, similar al de algunos países desarrollados, aunque menor que muchos otros. Pero esa presión fiscal cae fuerte sobre ciertos contribuyentes que difícilmente puedan evadir, como los empleados en relación de dependencia, y no sobre muchos otros. Un cuarto de la economía argentina opera en negro, desde actividades agrícolas y ganaderas hasta la industria, el comercio y las actividades profesionales. Pero también evaden grandes empresas mediante manipulación de los precios de exportaciones e importaciones o los autopréstamos camuflados desde sociedades offshore.

En el libro “Economía de la evasión. La rebelión permanente”, los economistas Santiago Chelala y Victoria Giarrizzo investigaron a más de 7.500 contribuyentes y a partir de ellos elaboraron una tipología de diez clases de evasores. Entre ellos, el “evasor justiciero”, que justifica su delito para castigar al Gobierno; el “ambicioso”, que ansía plata sin importar las consecuencias; el “intolerante”, que no soporta la complejidad del sistema tributario; y el “sobreviviente”, que evade para subsistir. También el cepo cambiario, vigente entre el 2011 y el 2015, impulsó la evasión de quienes no querían cambiar sus divisas en el mercado oficial cuando estas cotizaban casi al doble en el blue.

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Evasores. Unos 400.000 millones de dólares tienen los argentinos en negro, sobre todo en el exterior, aunque también en billetes en efectivo bajo el colchón o en cajas de seguridad. Es el cálculo actualizado del economista Jorge Gaggero, a partir de una investigación que elaboró en el 2012 la red internacional Tax Justice Network (TJN). En blanco en el extranjero hay otros 100.000 millones de dólares, según Gaggero. Casi todos se legalizaron con el último blanqueo. Antes sólo estaba declarado el 5% de los fondos argentinos en el exterior, tras las poco exitosas amnistías fiscales de los gobiernos de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Cristina Kirchner. Ahora la proporción llega al 20%, si se toma en cuenta el cálculo de Gaggero a partir de los datos de TJN.

En cambio, si se toman por ciertos los cálculos moderados que viene haciendo desde hace años el Banco Central, el dinero argentino fuera del sistema financiero local asciende a 225.000 millones de dólares, de los cuales 100.000 millones serían en blanco, sólo el 45%, y 125.000 millones, en negro. Es decir, aun con la hipótesis más optimista, queda mucho todavía por blanquear. No por nada en la City se ilusionan con que Cuccioli, inversor en fondos offshore, lance un nuevo blanqueo, según publicó este 11 de abril el diario BAE.

Los fondos argentinos en negro representan entre el 20% y el 64% del PBI, según se tomen los cálculos más o menos conservadores. En el mundo, el daño de la evasión a la economía es aún mayor que el que produce la corrupción: el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que las prácticas corruptas amasan casi el 2% del PBI global, mientras TJN estima que la defraudación impositiva se lleva el 5,1%. Con lo que se evade del impuesto a las ganancias en la Argentina podrían construirse 700 hospitales por año. Claro que la obligación del funcionario es mayor que la del ciudadano común: ambos deben respetar la ley, pero el primero además debe hacerla cumplir.

Los recursos argentinos fuera del sistema, sean declarados o no, suponen entre el 36% y el 80% del PBI. A partir de la estimación más cauta, el National Bureau of Economic Research, de Estados Unidos, situó a la Argentina como el quinto país con más dinero offshore en relación con el tamaño de su economía, sólo detrás de Rusia, Arabia Saudita, Venezuela y Emiratos Árabes. Por ejemplo, el 43% del patrimonio de los ministros de Macri está en el extranjero.

por Rodis Recalt, Alejandro Rebossio

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