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SHOWBIZ | 10-05-2013 14:46

El Señor de los jueguitos

Batalla legal entre Warner y los herederos de Tolkien por productos derivados de su obra.

Durante demasiados años, la obra de J.R.R. Tolkien estuvo relegada a los amantes de la literatura inglesa, en primera instancia, para luego convertirse en piedra fundamental de los aficionados a los juegos de rol. Pero, si bien la obra es un clásico que básicamente inventó un subgénero fantástico en sí mismo, no habría en el mundo una tolkienmanía tan grande como la desatada con las versiones cinematográficas de Peter Jackson. Una saga que comenzó en el 2001 con “La comunidad del anillo” y siguió hasta acabarse la trilogía con “Las dos torres” (2002) y “El retorno del rey” (2003). Tres años consecutivos, a razón de una película al año, para mantener a los fans calentitos, en la mejor tradición de otras sagas comerciales como “Crepúsculo” o “Harry Potter”, que supieron en su tiempo bombardear las salas con películas muy seguidas entre sí.

Casi una década después del primer boom, Jackson volvió a la pantalla grande con otro producto Tolkien: “El hobbit”. Cuestionado por algunos críticos y fans por haber convertido una única novela en una trilogía cinematográfica, estrenó la primera parte el año pasado, estrena la segunda en el invierno de este y promete terminar para el 2014.

La irrupción de la Tierra Media en el cine revitalizó la venta de los libros originales y generó, además, una cantidad importante de productos relacionados a la marca, comercializados bajo licencia. Desde juguetes y merchandising hasta réplicas de utilería y videojuegos. Aunque el autor original murió en 1973, la sociedad The Tolkien Estate es la encargada de administrar su herencia y cuidar que no se abuse del copyright. Eso fue lo que los llevó a entablar –en conjunto con la editorial Harper Collins, que tiene los derechos sobre los libros– una demanda judicial por 80 millones de dólares contra Warner Brothers, a raíz de un juego de video de “slots” (simulación de máquinas tragamonedas), que aún no se resuelve en la justicia y que está obligando a todas las partes involucradas a revisar la extensión de los derechos de autor para productos derivados.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1898 de la revista NOTICIAS.

por Diego Gualda

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