Quién es Pietro Parolin, el canciller de Francisco al que culpó Werthein
El cardenal clave en la diplomacia vaticana, fue señalado por el canciller argentino tras un desencuentro en el G20 que marcó su ausencia en el encuentro convocado por el Papa a 40 años de la discusión por el canal de Beagle.
El canciller argentino, Gerardo Werthein, confirmó que no asistirá al encuentro con el papa Francisco por los 40 años del Tratado de Paz con Chile, argumentando "desencuentros" y "hechos desafortunados" ocurridos durante la reciente cumbre del G20 en Brasil. Entre estos, Werthein señaló de manera indirecta al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, como protagonista.
"No voy a ir. Tenemos un profundo respeto por el papa y con el Vaticano, pero desafortunadamente, a veces ocurren hechos dentro de las relaciones bilaterales que complican las cosas. En el G20 tuvimos algunas circunstancias que aconsejaban que este no es el mejor momento para hacernos presentes personalmente", declaró Werthein a TN. Añadió que, pese a su ausencia, "la Argentina va a estar con un representante y nuestro embajador en Roma".
El canciller prefirió no detallar el desencuentro, aunque aseguró haber informado al Vaticano mediante una carta. Sin embargo, remarcó: "La Argentina, lejos de tener problemas, tiene una muy buena relación". A pesar del malestar que generó su decisión y la sorpresa manifestada desde la Santa Sede, Werthein dejó abierta la puerta a una futura reunión: "A la brevedad, y cuando el santo padre lo disponga, estaré muy gustoso de ir a visitarlo, saludarlo y presentar mis respetos".
El rol de Pietro Parolin
Monseñor Pietro Parolin, protagonista indirecto de la controversia, es desde 2013 el secretario de Estado del Vaticano, designado por el propio papa Francisco. En su nombramiento, Francisco destacó: "Él conoce muy bien a la familia de la Secretaría de Estado, donde ha trabajado durante muchos años con pasión y competencia, y con aquella capacidad de diálogo y trato humano que son características suyas". Parolin ya había construido una sólida trayectoria en diplomacia eclesiástica, con pasos relevantes en Venezuela, México y Asia.
Como nuncio en Venezuela desde 2009, nombrado por Benedicto XVI, Parolin jugó un papel clave en las tensas relaciones entre la Iglesia y el chavismo. Según el exobispo venezolano Ovidio Pérez Morales, "él supo mantenerse a la altura, con discreción y dignidad, aunque al mismo tiempo con una posición bastante clara". Aunque las relaciones entre el gobierno y la Nunciatura fueron distantes, Parolin preservó los canales de comunicación abiertos, lo que facilitó, más tarde, la mediación entre Nicolás Maduro y la Santa Sede.
Carrera marcada por el diálogo
Nacido el 17 de enero de 1955 en Schiavon, Italia, Parolin proviene de una familia humilde. Fue ordenado sacerdote a los 25 años y, poco después, ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede. Su experiencia incluye destinos complejos como Nigeria, donde trabajó en relaciones interreligiosas, mediando con los musulmanes, y México, donde contribuyó al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre el país y el Vaticano.
En 2002, el papa Juan Pablo II lo nombró subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados, una posición desde la cual manejó asuntos delicados con Vietnam y China. A sus 58 años, se convirtió en el secretario de Estado más joven desde Eugenio Pacelli (el futuro papa Pío XII), consolidándose como uno de los hombres de mayor confianza de Francisco y un potencial sucesor.
Un mediador progresista
Pietro Parolin es visto como una figura eficiente, moderada y equilibrada, atributos esenciales en la diplomacia vaticana. En una entrevista, afirmó: "No quisiera una diplomacia que haga las primeras planas de los diarios, sino que sea más eficaz. No buscamos popularidad". Su enfoque progresista, en línea con el papa Francisco, contrasta con sectores más conservadores de la Iglesia que esperan un giro hacia una gestión más tradicional en el futuro.
El cardenal Jean-Louis Tauran resumió su perfil: "Parolin es un hombre eficiente, buen negociador, muy equilibrado". Estas cualidades lo posicionan como un actor clave en las relaciones internacionales de la Santa Sede a pesar de los recientes desencuentros con la Argentina.
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