Empleados empoderados
La transformación digital, la automatización y la creciente necesidad de habilidades blandas redefinieron lo que se requiere de los trabajadores.
En el panorama laboral actual, las empresas están enfrentando diversos cambios profundos. La transformación digital, la automatización y la creciente necesidad de habilidades blandas han redefinido lo que se requiere de los trabajadores. El concepto de "futuro del trabajo" ya no es solo una idea lejana, sino una realidad que está obligando tanto a empresas como a empleados a adaptarse y evolucionar. La clave para enfrentar este nuevo desafío radica en el desarrollo integral del talento, un enfoque que no solo beneficia a las organizaciones, sino que empodera a los individuos.
A medida que el trabajo se vuelve más digital y colaborativo, las habilidades necesarias han cambiado. Según un informe del World Economic Forum (WEF), se espera que, para 2025, aproximadamente el 50% de todos los empleados necesitan una reeducación o una actualización de sus habilidades debido a la automatización y los cambios en las funciones laborales. Este dato pone en evidencia la magnitud del desafío que enfrentan tanto las empresas como los empleados.
Para adaptarse, las organizaciones no solo deben identificar las competencias técnicas que necesitan para mantenerse competitivas, sino también fomentar habilidades blandas como la comunicación, la empatía, y el pensamiento crítico. Un estudio de LinkedIn Learning revela que las habilidades más demandadas en el futuro incluyen liderazgo, trabajo en equipo y adaptabilidad, demostrando que el desarrollo del talento debe abarcar tanto lo técnico como lo emocional.
Desarrollo del talento
Muchas empresas han comenzado a implementar estrategias para garantizar que sus empleados estén preparados para enfrentar los desafíos del futuro del trabajo. Según el informe realizado por Integralis Consulting, en marzo de 2024, el 50% de los líderes consideran que liderazgo, desarrollo profesional y capacitación de habilidades en el equipo son los principales motores para el impacto en la cultura organizacional. Además. destacaron que solo el 41% de estos líderes afirmó invertir en capacitación.
Se resalta la necesidad de una mentalidad flexible y una gestión liderada por el desarrollo profesional y la capacitación que permita empoderar a los equipos. La confianza y la apertura son cruciales para crear un entorno que promueva la innovación y resuelva conflictos de manera constructiva.
Acción de las organizaciones
Programas de formación continua y reskilling: Muchas organizaciones han lanzado iniciativas masivas de reeducación con el objetivo de capacitar a un gran número de empleados en áreas de alta demanda. Estos programas se enfocan en proporcionar habilidades técnicas actualizadas y formación en nuevos roles, lo que permite a los trabajadores adaptarse a los cambios del mercado laboral y avanzar en su carrera profesional, ya sea dentro de su actual lugar de trabajo o explorando oportunidades externas.
Inversión en tecnología para el aprendizaje: Con la adopción de plataformas de e-learning, las empresas están facilitando el acceso a formación personalizada. Esto permite que los trabajadores accedan a cursos en cualquier momento, fomentando un aprendizaje autónomo y constante.
Programas de mentoría y coaching: El desarrollo integral del talento no solo se limita a la capacitación técnica, sino también al acompañamiento de los empleados en su crecimiento profesional.
El papel de los individuos. Si bien las empresas tienen un rol clave en el desarrollo de sus empleados, los individuos también deben asumir la responsabilidad de su crecimiento profesional. En un entorno laboral que cambia rápidamente, la capacidad de aprender y adaptarse será una de las competencias más valoradas.
Los profesionales deben ser proactivos en la identificación de sus áreas de mejora y estar dispuestos a salir de su zona de confort. El 77% de los trabajadores argentinos están dispuestos a aprender nuevas habilidades para adaptarse a los cambios tecnológicos y ser más empleables, de acuerdo con Boston Consulting Grup (BCG).
El desarrollo integral del talento no solo ayuda a los empleados a prepararse para el futuro, sino que también tiene un impacto directo en la productividad y la competitividad de las empresas. Además, el empoderamiento de los empleados a través del desarrollo integral no solo mejora su rendimiento individual, sino que crea un entorno de trabajo más inclusivo y colaborativo. Las empresas que promueven la autonomía y el crecimiento profesional de sus empleados tienden a tener mejores resultados en innovación y satisfacción laboral.
El futuro del trabajo plantea desafíos que requieren una transformación profunda en la forma en que las empresas y los individuos abordan el desarrollo del talento. Mientras las empresas deben implementar estrategias más efectivas y a largo plazo, los empleados deben ser proactivos en su aprendizaje continuo. Juntos, empresas y trabajadores pueden crear un entorno en el que el talento no solo se adapta a los cambios, sino que prospera en ellos. El desarrollo integral del talento es la clave para construir un futuro más resiliente, innovador y humano.
*Carolina Laudani es senior director de Integralis.
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